Al agradecer la visita anual de la “Fundación Papal”, Benedicto XVI recuerda que nació
con el anhelo de demostrar la solidaridad concreta al Sucesor de Pedro en su solicitud
por la Iglesia universal
Jueves, 5 may (RV).- Al recibir a mediodía en audiencia a los miembros de la Fundación
Papal -es decir la organización que en todo el mundo garantiza su ayuda a los más
necesitados, sosteniendo iniciativas como refugios para los sin techo; asistencia
médica; reconstrucción de Iglesias; implementación de seminarios, y servicio a los
inmigrantes- el Papa manifestó su complacencia al darles su bienvenida, con ocasión
de su visita anual a Roma.
A todos ellos Su Santidad les recordó que durante
el período Pascual -marcados por la alegría espiritual y la gratitud por el don de
nuestra vida nueva en Cristo- reza para que su peregrinación a las tumbas de los
Apóstoles y mártires les renueve su amor por el Señor y su Iglesia. Y aprovechó la
oportunidad de este encuentro para renovar su agradecimiento por la importante contribución
que esta Fundación realiza en favor de la misión de la Iglesia y por la promoción
de las organizaciones de caridad que están tan cerca del corazón del Papa.
Benedicto
XVI también les agradeció su participación en proyectos orientados al desarrollo humano
integral; al fomento de las actividades apostólicas de las diócesis y congregaciones
religiosas en todo el mundo; así como su preocupación por la educación de los futuros
líderes de la Iglesia, y su apoyo a las actividades de la Santa Sede. De ahí que el
Santo Padre no dejara de recordarles que esta Fundación nació como una forma para
demostrar la solidaridad de modo concreto con el Papa, en su solicitud por la Iglesia
universal:
“La Fundación Papal nació con el anhelo de demostrar una solidaridad
concreta al Sucesor de Pedro en su solicitud por la Iglesia universal. Os deseo que
veáis, en vuestra adhesión a los ideales de vuestra Fundación, una expresión privilegiada
de vuestro compromiso cristiano en la Iglesia y ante el mundo. De esta manera, podréis
testimoniar que la Iglesia es misionera en su esencia; por lo que ‘nos corresponde
a nosotros la responsabilidad de transmitir lo que, a su vez, hemos recibido por gracia’
(Verbum Domini, 91)”.
Con estos sentimientos, y con afecto en el Señor, Benedicto
XVI encomendó a los miembros de la Fundación Papal y a sus familias a la intercesión
amorosa de María, Madre de la Iglesia, a la vez que les impartió su bendición apostólica
“como prenda de la alegría de la Pascua y de la paz”.