2011-04-27 12:15:57

En su catequesis de la Audiencia General Benedicto XVI insta a los cristianos a comprometerse y transformar el mundo a la luz del amor de Cristo resucitado


Miércoles, 27 abr (RV).- Benedicto XVI dedicó la catequesis de la Audiencia General de este miércoles de la octava de Pascua a reflexionar, ante miles de fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro, sobre el misterio cristiano de la Pascua. “En efecto, Cristo resucitado entre los muertos es el fundamento de nuestra fe”, recordó el Papa. “Que la Resurrección de Cristo nos oriente hacia una vida enraizada en la eternidad de Dios y abra un nuevo futuro para toda la humanidad”.

El Santo Padre exhortó a que nos despojemos “del viejo hombre que está en nosotros”, a que hagamos morir “nuestros deseos insaciables de bienes materiales y egoísmo, raíz de todo pecado”. Así pues, “convertidos en hombres nuevos con el bautismo, nos revestimos de Cristo para vivir en la caridad”.

El Pontífice, en el contexto y en el clima de la alegría pascual, afirmó que los cristianos “estamos llamados a dar un nuevo rostro que promueva el desarrollo del hombre y de la sociedad, según la lógica de la solidaridad, de la bondad y en el respeto de la dignidad de cada uno. Y la caridad, dijo, es el centro y la fuente de todas las virtudes”.

La Resurrección de Cristo, explicó el Santo Padre, lejos de invitar a los cristianos a evadirse del mundo, los implica y compromete más para transformarlo a la luz del amor. Los cristianos están llamados a “ser fermento nuevo en el mundo, dándose sin reservas por las causas más urgentes y más justas”. No podemos tener sólo para nosotros la vida y la dicha que Cristo nos ha dado con su Pascua, debemos darla a cuantos están cerca de nosotros. Nuestra misión es hacer resurgir en el corazón del prójimo la esperanza donde está la desesperanza.

Benedicto XVI concluyó diciendo que “la Pascua trae la novedad del paso de una vida sujeta a la esclavitud del pecado a una vida de libertad inspirada por el amor que rompe todas las barreras y construye una armonía en nuestros corazones y en nuestras relaciones. “Queridos amigos, exhortó el Pontífice, hagamos revivir la esperanza”.

Como siempre el Santo Padre antes de concluir la audiencia saludó a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. “Queridos jóvenes –dijo textualmente– también a vosotros, como a los primeros discípulos, Cristo resucitado repite: ‘Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo (...), recibid el Espíritu Santo” (Jn 20, 21-22). Respondedle con alegría y a con amor, agradecidos por el inmenso don de la fe, y seréis en todas partes auténticos testigos de su gozo y de su paz. A vosotros, queridos enfermos, que la resurrección de Cristo, sea manantial inagotable de confortación, de consolación y de esperanza. Y a vosotros, queridos recién casados, haced que la presencia del Resucitado esté siempre presente en vuestra familia con la oración cotidiana, que alimente vuestro amor conyugal”.

Escuchar el resumen de esta catequesis que el Santo Padre leyó para los fieles de nuestra lengua presentes en la Plaza de San Pedro: RealAudioMP3

Queridos hermanos y hermanas:

Colmados con la frescura y la alegría de las celebraciones litúrgicas de este tiempo, deseo referirme brevemente a la Pascua. Cristo resucitado de entre los muertos es el fundamento de nuestra fe, que se irradia en toda la liturgia de la Iglesia, dando contenido y significado a la existencia.
La resurrección de Jesús es la plenitud de la vida no sometida ya a la caducidad del tiempo, sino inmersa en la eternidad de Dios. Inicia una nueva condición del ser hombres, que ilumina y transforma el camino de cada día y abre un futuro diverso y nuevo para toda la humanidad. La Pascua trae una vida de libertad animada por el amor, fuerza que derriba toda barrera y construye una nueva armonía en el propio corazón, en la relación con los demás y con las cosas. Queridos amigos, Cristo verdaderamente ha resucitado. La vida y la alegría que nos ha dado con su Pascua debemos darla a quienes están cerca. Tenemos como tarea y misión hacer resurgir la esperanza donde hay desesperanza, la alegría donde hay tristeza, la vida donde hay muerte. Hemos de vivir de “modo pascual” y hacer resonar el alegre anuncio que Cristo no es una idea o un recuerdo del pasado, sino una Persona que vive con nosotros, por nosotros y en nosotros, y con Él, por Él y en Él podemos hacer nuevas todas las cosas.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los sacerdotes y alumnos del Seminario Conciliar de Barcelona, así como a los grupos provenientes de España, Guinea Ecuatorial, Perú, México, Argentina y otros países Latinoamericanos. Les animo a que con el testimonio cotidiano de vida irradien la luz de la resurrección de Cristo, que penetra el mundo, y se hace mensaje de verdad y amor para todos los hombres. Muchas gracias.

Dirigiéndose a los peregrinos italianos, el Papa ha saludado a un nutrido grupo de fieles llegados de Lampedusa, acompañados por su pastor Mons. Francesco Montenegro, “animándoles a continuar su apreciada labor de solidaridad con los hermanos migrantes, que encuentran en la isla un primer refugio de acogida”. Asimismo, el Pontífice ha auspiciado que los órganos competentes prosigan la indispensable acción de tutela del orden social en el interés de todo ciudadano.

El Papa también ha saludado en italiano a los representantes de la Asociación Nacional de Víctimas del Amianto y del Observatorio Nacional Amianto exhortándolos a proseguir su importante actividad en defensa del ambiente y de la salud pública.








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