Regina Coeli: el Papa recuerda la jornada nacional en favor de los niños víctimas
de la violencia, la explotación y la indiferencia
Lunes, 25 abr (RV).- El Santo Padre ha recordado la jornada nacional en favor de los
niños víctimas de la violencia, la explotación y la indiferencia. Una Jornada que
se celebra hoy en Italia patrocinada por la Asociación “Meter” y a cuyos miembros
el Papa ha exhortado a continuar con la obra de prevención y sensibilización de las
conciencias junto a varias agencias educativas. De forma particular el Papa ha recordado
a las parroquias, a los oratorios y las demás realidades eclesiales que se dedican
con generosidad a la formación de las nuevas generaciones.
Benedicto XVI, que
desde ayer por la tarde se encuentra en el palacio Apostólico de Castel Gandolfo,
tras haber presidido todas las celebraciones de la Semana Santa ha dirigido hoy el
rezo pascual del Regina Coeli desde el balcón del patio de la residencia estiva para
los fieles congregados en el mismo. El Pontífice ha comenzado su breve alocución previa
a la plegaria mariana exclamando ¡El Señor verdaderamente ha resucitado! ¡Aleluya!.
La resurrección del Señor marca la renovación de nuestra condición humana:
“Cristo ha vencido
la muerte, causada por nuestro pecado, y nos lleva de nuevo a la vida inmortal. De
este acontecimiento se desprende la entera vida de la Iglesia y la existencia misma
de nosotros cristianos. Lo leemos, precisamente hoy, Lunes del Ángel, en el primer
discurso de misionero de la Iglesia naciente: “A este Jesús – proclama el apóstol
Pedro – lo resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos”. Exaltado, pues,
por la diestra de dios y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo,
lo ha derramado, como vosotros mismos estáis viendo y oyendo” (Hch 2,32-33)
Uno
de los signos característicos de la fe en la Resurrección -ha proseguido diciendo
Benedicto XVI – es el saludo entre los cristianos en el tiempo pascual, inspirado
del antiguo himno litúrgico: ¡Cristo ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado!
Es una profesión de fe y un compromiso de vida, propio como ha ocurrido a las mujeres
descritas en el Evangelio de san Mateo: “”De pronto, Jesús les salió al encuentro
y les dijo: “Alegraos”.
Y ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron
los pies” Entonces Jesús les dijo: “No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos
que vayan a Galilea; allí me verán” (28,9-10). Seguidamente el Santo Padre ha aludido
a la Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi del Siervo de Dios Pablo VI en la
que recuerda la misión que toda la Iglesia recibe de evangelizar y que la obra de
cada uno es importante para el todo. Y a este punto Benedicto XVI se ha preguntado
¿De qué manera podemos encontrar al Señor y convertirnos cada vez más auténticos testigos
suyos?
San Máximo de Turín afirma: “Cualquiera que desee alcanzar al Salvador,
lo primero es ponerlo en la propia fe a la diestra de la divinidad y colocarlo con
la persuasión del corazón en los cielos” (Sermon XXXIX a, 3: CCL 23, 157), debe aprender
a dirigir constantemente la mirada de la mente y del corazón hacia la altura de Dios,
donde está Cristo resucitado.
En la oración,
en la adoración, pues, Dios encuentra al hombre. El teólogo Romano Guardini observa
que, “la adoración no es cualquier cosa de accesorio, secundario... se trata del interés
último, del sentido y del ser. En la adoración el hombre reconoce aquello que vale
en sentido puro, sencillo y santo”(La Pasqua, Meditazioni, Brescia
1995, 62). Sólo si sabemos dirigirnos a Dios, rezarle, nosotros podremos descubrir
el significado más profundo de nuestra vida, y el camino cotidiano queda iluminado
por la luz del Resucitado.
Benedicto XVI ha finalizado su alocución previa
a la plegaria mariana recordando que hoy la Iglesia, en Oriente y en Occidente celebra
san Marcos evangelista, sabio anunciador del verbo y escritor de las doctrinas de
Cristo – como antiguamente se le definía. También él es el Patrono de la ciudad de
Venecia, donde, Dios mediante, me trasladaré en visita pastoral el 7 y 8 de mayo próximo.
Invoquemos ahora a la Virgen María, para que nos ayude a cumplir fielmente y con alegría
la misión que el Señor Resucitado confía a cada uno.
Después del rezo del
Regina Coeli el Papa ha saludado en varias lenguas este ha sido el saludo en español:
Dirijo mi cordial
saludo a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana.
Que no deje de resonar en el mundo y en la Iglesia la alegre noticia de la resurrección
de Jesucristo de entre los muertos. Que la paz, que nace del triunfo del Señor sobre
el pecado, se extienda por toda la tierra, en particular por aquellas regiones que
más la necesitan. Que la claridad victoriosa de su semblante ilumine vuestras vidas,
vuestras familias y vuestras ciudades, y fortalezca también vuestros corazones con
la esperanza de la salvación que Cristo nos ha ganado con su pasión gloriosa. Feliz
Pascua a todos.
TEXTO COMPLETO
! Queridos hermanos y hermanas
¡
Surrexit Dominus vere! Alleluja! La Resurrección del Señor signa una
renovación de nuestra condición humana. Cristo ha vencido la muerte, causada por nuestro
pecado y nos lleva nuevamente a la vida inmortal. De este evento brota toda la vida
de la Iglesia y la existencia misma de los cristianos. Lo leemos precisamente hoy:
Lunes del Ángel, en el primer discurso misionero de la Iglesia naciente: “A este Jesús-
proclama el apóstol Pedro- Dios lo resucitó, y todos nosotros somos testigos. Exaltado
por el poder de Dios, él recibió del Padre el Espíritu Santo prometido, y lo ha comunicado
como ustedes ven y oyen” (Hech. 2, 32-33). Uno de los signos característicos de la
fe en la resurrección es el saludo entre los cristianos en el tiempo pascual, inspirado
en el antiguo himno litúrgico: “¡Cristo ha resucitado!/ ¡ Verdaderamente, ha resucitado¡”.
Es una profesión de fe y un compromiso de vida, tal como ocurrió a las mujeres descritas
en el Evangelio de San Mateo: “De pronto, Jesús salió a su encuentro y las saludó,
diciendo: "Alégrense". Ellas se acercaron y, abrazándole los pies, se postraron delante
de él. Y Jesús les dijo: "No teman; avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí
me verán" (Mt 28, 9-10). “Toda la Iglesia –escribe el Siervo de Dios Pablo VI- recibe
la misión de evangelizar, y la obra de cada uno es importante para el todo. Esta queda
como un signo junto a lo opaco y luminoso de una nueva presencia de Jesús, de su partida
y de su permanencia. Esta la prolonga y lo continúa” (Exhort. Apost. Evangelii Nuntiandi,
8 diciembre 1975, 15: AAS 68, 14)
¿De qué manera podemos encontrar al
Señor y hacernos cada vez más sus auténticos testigos? San Máximo de Turín afirma:
“Quien quiere alcanzar al Salvador, primero lo debe poner con la propia fe a la derecha
de la divinidad y colocarlo con la persuasión del corazón en los cielos”, por lo tanto,
debe aprender a dirigir constantemente la mirada de la mente y del corazón hacia lo
alto de Dios, donde Cristo ha resucitado. Entonces, en la oración, en la adoración,
Dios encuentra al hombre. El teólogo Romano Guardini observa que “la adoración no
es como un accesorio, secundaria….se trata del interés último, del sentido y del ser.
En la adoración el hombre reconoce aquello que vale en sentido puro y simple, y santo”.
Sólo si sabemos dirigirnos a Dios, rezarle, nosotros podemos descubrir el significado
más profundo de nuestra vida y el camino cotidiano es iluminado por la luz del Resucitado.
Queridos
amigos, la Iglesia, en Oriente y en Occidente, hoy festeja a San Marcos evangelista,
sabio anunciador del Verbo y escritor de las doctrinas de Cristo –como era definido
en la antigüedad. Él es también patrono de la ciudad de Venecia, adonde, si Dios quiere,
iré en visita pastoral el 7 y 8 de mayo próximo. Invoquemos ahora a la Virgen María,
para que nos ayude a cumplir fielmente y con alegría la misión que el Señor Resucitado
confía a cada uno de nosotros.