2011-04-13 15:09:04

Audiencia general: el Papa reflexiona sobre la santidad, que no consiste en realizar acciones extraordinarias, sino en unirse a Cristo y hacer propias sus actitudes, sus pensamientos y sus comportamientos


Miércoles, 13 abr (RV)).- Al concluir un ciclo de catequesis sobre los santos, Benedicto XVI reflexionado sobre la santidad, dice que ésta “no consiste en realizar acciones extraordinarias, sino en unirse a Cristo, en vivir sus misterios, en hacer propias sus actitudes, sus pensamientos y sus comportamientos”. Durante la Audiencia General, saludando a los fieles de lengua inglesa, el Papa ha leído el texto del video-mensaje que ha enviado al Tercer Encuentro Nacional de la Familia que se celebra en Melbourne.

Benedicto XVI ha propuesto durante la Audiencia General de hoy una reflexión sobre la santidad cristiana, después de las catequesis que ha dedicado estos últimos meses a las figuras de varios santos. La santidad ha dicho el Papa “es una unión y una configuración con Cristo, que hunde sus raíces en la gracia bautismal y en el misterio pascual”. “No es sólo el fruto de nuestros esfuerzos. Es Dios quien santifica a través de la acción de su Espíritu y el don de la vida de Cristo resucitado”.

“La caridad es el alma de la santidad! ha afirmado, el Santo Padre. Crece y produce frutos en los bautizados, gracias a la escucha de la Palabra de Dios, a la participación frecuente en los sacramentos, especialmente la Eucarística, la oración constante, la abnegación, el servicio fraterno y la práctica de las virtudes”. La santidad no es otra cosa que la caridad vivida plenamente”. Todos estamos llamados a la santidad en todos los estados de la vida. “La santidad es posible para todos a cualquier edad y en cualquier momento, porque cada uno de nosotros ha recibido su parte de favor divino”.

Este ha sido el resumen que, de su catequesis, ha hecho el Santo Padre en español para los fieles y peregrinos de nuestra lengua presentes en la Plaza de San Pedro: RealAudioMP3

Queridos hermanos y hermanas:
Al concluir el ciclo de catequesis en el que nos ha acompañado la figura de tantos santos y santas, que con su fe, caridad y vida han sido faros para numerosas generaciones y también para nosotros, quiero ofrecer ahora una reflexión sobre la santidad. Ésta no consiste en realizar acciones extraordinarias, sino en unirse a Cristo, en vivir sus misterios, en hacer propias sus actitudes, sus pensamientos y sus comportamientos. Una vida santa no es sólo fruto de un esfuerzo personal, sino también de la acción del Espíritu del Señor Resucitado, que desde el interior comunica y transforma. La raíz última de la santidad cristiana está en la gracia bautismal con la que se comunica la vida del Resucitado; no es otra cosa que la caridad vivida plenamente. Pero para que esta caridad crezca en el alma y fructifique en cada fiel se debe escuchar con gusto la palabra de Dios y, con la ayuda de su gracia, cumplir su voluntad, participar con frecuencia de los sacramentos, apoyándose en la oración, en el abnegado servicio a los hermanos y en la práctica de cada una de las virtudes. Todos estamos llamados a la santidad: ésta es la medida misma de la vida cristiana.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los profesores y alumnos del Colegio diocesano San Roque, de Valencia, al grupo de la Escuela de la Santísima Trinidad, de Barcelona, así como a los fieles provenientes de España, México, Argentina y otros países latinoamericanos. Les invito a que se abran sin miedo a la acción del Espíritu Santo, que con sus dones transforma la vida, para responder a la vocación a la santidad, a la cual el Señor nos llama a todos los bautizados. Muchas gracias.

Hablando en inglés, el Santo Padre ha enviado un cordial saludo a todos los que están reunidos en el Xavier College de Melbourne, para el Tercer Encuentro Nacional de la Familia.

«Este importante evento es una oportunidad para vosotros, no sólo para testimoniar los lazos de afecto en vuestras propias familias, sino también para profundizar en ellos, con la familia más amplia de Dios, que es la Iglesia. Y, de este modo, podréis ser protagonistas de una humanidad nueva y de una renovada cultura de amor y unidad, de la vida y de la estabilidad, dando gloria a Dios Nuestro Padre, en cada momento. Os aseguro mi oración, especialmente por vuestros hijos y por todos los enfermos. Encomendándoos a la Sagrada Familia de Nazaret e invocando la intercesión de Santa María MacKillop, de buen grado os imparto mi bendición apostólica como prenda de alegría y paz».

En italiano el Papa saludó a los jóvenes, enfermos y recién casados. En este último periodo de la Cuaresma les exhortó a continuar con compromiso el camino espiritual hacia la Pascua. Queridos jóvenes, les dijo, intensifiquen vuestro testimonio de amor fiel a Cristo crucificado. Queridos enfermos, miren a la Cruz del Señor para ofrecer con valentía la prueba de la enfermedad. Y a ustedes queridos recién casados, les dijo el Papa, hagan de manera que vuestra vida esponsal sea siempre vivificada por el amor divino.

Luego el Santo Padre en alemán saludó a los peregrinos en particular a los que han venido en ocasión de la apertura de la muestra “Veritas+Vita=Ars”, y a los editores y colaboradores del Youcat, el catecismo de los jóvenes. A ellos el Papa les dijo de no tener miedo al aspirar la meta alta de la santidad. Quien quiera que mantenga un contacto vivo con Cristo puede convertirse en santo. El Señor con su misericordia y su amor nos formará a pesar de nuestras insuficiencias.








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