Editorial ‘Octava dies’: El terremoto y la central
Sábado, 19 mar (RV).- El terremoto y la central. Así titula el padre Federico Lombardi,
director de la oficina de prensa de la Santa Sede, su editorial para el informativo
del Centro Televisivo Vaticano, Octava Dies:
Las imágenes de
la tragedia japonesa siguen, día tras día, conmocionándonos e interrogándonos. En
un primer momento, evocaron los recuerdos dramáticos del maremoto del Océano Índico
de hace seis años, que también provocó un número devastador de víctimas, todavía mayor:
un mar de sufrimientos y de dolor que nos lleva a la compasión, a la solidaridad
y a la oración.
Pero, en pocos días, la atención del mundo se ha trasladado
de la ola de destrucción al desastre de la central nuclear. Los japoneses han demostrado
que han aprendido a afrontar con previsión los riesgos de los terremotos de manera
admirable, construyendo edificios capaces de resistir a los movimientos telúricos
más fuertes. En otros países, movimientos sísmicos similares hubieran causado un incalculable
número de muertos.
Y, sin embargo, también el progreso técnico japonés
ha demostrado en esta ocasión un punto débil, en cierto sentido inesperado. Bastó
con que una de las más de 50 centrales nucleares japonesas quedara seriamente dañada
por el terremoto para originar una nueva ola – esta vez de miedo – a otra insidiosa
fuente de muerte -, que se está extendiendo en todo el mundo, además de la destructora
del maremoto. La energía nuclear es un recurso natural inmenso, que el hombre intenta
utilizar para su servicio, pero que si pierde el control se vuelve contra él. Y nadie
sabe mejor que los japoneses cuáles son los efectos de la energía desprendida del
corazón de la materia que se vuelve contra el hombre. La seguridad de las centrales
y de la custodia de los residuos radioactivos nunca podrá ser absoluta. Y es de justicia
y un deber volver a reflexionar sobre el correcto uso del poder tecnológico, sobre
sus riesgos y sobre su precio humano. El Papa lo recomienda a menudo.
Hoy
en la central fuera de control un grupo de héroes está dando generosamente su vida
por la salvación de muchos. Como los bomberos del 11 de septiembre. Como entonces,
el amor solidario por los demás, incluso con el precio de la vida, es la verdadera
luz en la oscuridad de la tragedia. Indica la dirección hacia dónde buscar. Es la
misma dirección del camino con Jesús hacia la Pascua.