Benedicto XVI señala la lucha contra la pobreza como una urgencia de nuestro tiempo
y agradece a la Asociación Pro Petri Sede su generoso donativo para la población de
Haití
Viernes, 11 mar (RV).- Como es tradicional cada año, el Santo Padre ha recibido esta
mañana en audiencia en el Palacio Apostólico a los miembros de la Asociación Pro Petri
Sede. “Os acojo con alegría -les ha dicho el Papa en su breve discurso- mientras realizáis
esta peregrinación a la sede de Pedro, para fortalecer vuestra vida cristiana y renovando
así vuestro compromiso al servicio de tantas personas que atendéis y ayudáis con gran
generosidad a través de vuestra Asociación”. Junto a toda la Iglesia acabamos de entrar
en la Cuaresma. “Un tiempo -ha señalado Benedicto XVI- que favorece la peregrinación
interior hacia Aquél que es "Luz del Mundo".
Nosotros
necesitamos, en efecto, ser iluminados por Cristo para que podamos sentir la urgencia
de nuestra responsabilidad para con los pobres de nuestro tiempo, para que les llevemos
la mirada que restaura la confianza y abre la perspectiva de la eternidad bienaventurada.
Cada uno de nosotros estamos llamados a la salvación traída por la victoria de Cristo
sobre todo el mal que oprime al hombre.
Luego el Papa ha recordado que
el tiempo de Cuaresma es tiempo de ayuno, oración y compartir.
Contribuir
a la lucha contra la pobreza, dividir y compartir y dar limosna nos acerca a los demás.
Vosotros lo sabéis bien, el regalo no es nada sin el amor que lo anima y los lazos
fraternales que se tejen con los otros. Al hacerlo con amor expresamos la verdad de
nuestro ser, puesto que es mayor la alegría de dar que recibir y demostramos la unidad
del doble mandamiento del amor. De hecho, al compartir con el prójimo, experimentamos
a través de la alegría recibida, que la plenitud de vida viene del amor de Dios. Por
lo tanto, la limosna nos aproxima a Dios y nos invita a la conversión.
Benedicto
XVI ha explicado que la generosa donación que hoy aporta la Asociación Pro Petri Sede
al sucesor de Pedro, permite ir en ayuda a las poblaciones más duramente probadas
en estos últimos tiempos, sobre todo las de Haití. Y ha señalado que “el servicio
de la caridad pertenece a la naturaleza de la Iglesia”.
Se trata de una
expresión viva de la solicitud de Dios por todos los hombres. Al proporcionar la asistencia
material indispensable, la Iglesia también puede llamar la atención sobre el corazón
y el amor que tanta gente desesperada necesita. Os doy las gracias sinceramente en
su nombre por el apoyo que habéis mostrado en la lucha contra lo que envilece y degrada
la dignidad de cada persona "creada a imagen de Dios."