Benedicto XVI considera un imperativo cuidar el medio ambiente, porque Dios ha puesto
la creación en manos del hombre "no para que ejerza sobre ella un dominio arbitrario,
sino para que la custodie"
Miércoles, 9 mar (RV).- «Recordando que el deber de cuidar el medio ambiente es un
imperativo, que nace de la conciencia de que Dios confía su Creación al hombre, no
para que éste ejerza sobre ella un dominio arbitrario, sino para que la conserve y
cuide como un hijo cuida de la herencia de su padre» Benedicto XVI ha dirigido su
mensaje anual al presidente de la conferencia Episcopal de Brasil, con motivo de la
Campaña de Fraternidad, señalando que Dios ha confiado a los brasileños «una gran
herencia» y enviando «de buen grado, una propiciadora Bendición Apostólica» a todo
el pueblo de esta amada nación.
Una vez más, el Papa se une con viva satisfacción
a toda la Iglesia de Brasil, que se propone recorrer el itinerario penitencial de
Cuaresma, en preparación de la Pascua del Señor Jesús. Camino en el que se inserta,
precisamente, la Campaña de Fraternidad cuyo tema de este año es «Fraternidad y vida
del Planeta», alentando a un cambio de mentalidad y de actitudes para la salvaguardia
de la Creación.
Pensando en el lema de esta Campaña, «la creación gime con
dolores de parto», que se inspira en las palabras de san Pablo en su Carta a los Romanos
(8, 22), Benedicto XVI señala que «podemos incluir, entre los motivos de tales gemidos,
el daño provocado a la creación por el egoísmo humano». Y recuerda que, sin embargo,
también es verdadera «la expectación ansiosa de la creación», que «está esperando
la manifestación de los hijos de Dios» (Rom 8, 19).
Pues «así como el pecado
destruye la creación, ésta es también restaurada cuando se hacen presentes los hijos
de Dios, cuidando del mundo para que Dios sea todo en todos», añade el Santo Padre,
poniendo de relieve luego que «el primer paso para una recta relación con el mundo
que nos rodea es, justamente, el reconocimiento de parte del hombre de su condición
de criatura».
«El hombre no es Dios, sino una imagen suya», reitera Benedicto
XVI y subraya que «por ello, debe procurar ser cada vez más sensible a la presencia
de Dios en todo lo que está a su alrededor. En todas las criaturas y, especialmente,
en la persona humana hay una cierta epifanía de Dios».
Tras recordar asimismo
que «el que sabe reconocer en el cosmos los reflejos del rostro invisible del Creador,
está llevado a amar más a las criaturas», (Benedicto XVI, Homilía en la Solemnidad
de la Santísima Madre de Dios, 1 de enero de 2010), el Papa destaca, como en su Encíclica
Caritas in veritate (cf 51), que «el hombre sólo será capaz de respetar a las criaturas
en la medida en que tenga en su espíritu un sentido pleno de la vida. De lo contrario,
será llevado a despreciarse a sí mismo y a todo lo que lo rodea y a no tener respeto
alguno al medioambiente en que vive: la creación. Por lo tanto, la primera ecología
que se debe defender es la ‘ecología humana’».
Es decir, subraya también el
Papa en su mensaje, que «sin una clara defensa de la vida humana, desde su concepción
hasta la muerte natural; sin una defensa de la familia, basada en el matrimonio entre
un hombre y una mujer; sin una verdadera defensa de aquellos que son excluidos y marginados
por la sociedad y sin olvidar, en este contexto a todos los que lo han perdido todo,
víctimas de desastres naturales, nunca se podrá hablar de auténtica defensa del medio
ambiente».