Audiencia general: el Papa destaca la actualidad de S. Francisco de Sales “en una
época como la nuestra que busca la libertad, incluso con la violencia”
Miércoles, 2 mar (RV).- Benedicto XVI ha dedicado la catequesis de la Audiencia General
de esta mañana en el Aula Pablo VI del Vaticano a San Francisco de Sales. “Dios es
el Dios del corazón humano”. En estas palabras aparentemente simples percibimos la
huella de la espiritualidad de un gran Maestro, ha dicho el Papa. En su armoniosa
juventud reflexionando sobre el pensamiento de San Agustín y de Santo Tomas de Aquino,
tuvo una profunda crisis que lo llevó a interrogarse sobre la propia salvación eterna.
Rezaba intensamente, pero la duda lo atormentaba. En el culmen de la prueba abrió
su corazón al Señor. A sus veinte años, Francisco encontró la paz en la realidad radical
y liberadora del amor de Dios. “Amarlo sin nunca pedir nada a cambio y confiar en
el amor divino”, este fue el secreto de su vida, que aparecerá en su obra principal:
El “Tratado del amor de Dios”
El influjo de su vida y de sus enseñanzas en
la Europa de su época y en los siglos sucesivos fue inmenso. Fue apóstol, predicador,
escritor, hombre de acción y de oración; comprometido en realizar los ideales del
Concilio de Trento; implicado en la controversia y en el diálogo con los protestantes,
experimentando cada vez más, más allá del debate teológico, la eficacia de la relación
personal y de la caridad; encargado de misiones diplomáticas a nivel europeo y de
tareas sociales de mediación y de reconciliación. Pero sobre todo Francisco de Sales
fue una guía de almas.
“La de san Francisco de Sales -ha subrayado el Papa-
fue una vida relativamente breve, pero vivida con gran intensidad. De la figura de
este santo emana la impresión de una rara plenitud, demostrada en la serenidad de
su investigación intelectual, pero también en la riqueza de sus afectos, En la dulzura
de sus enseñanzas que han tenido una gran influencia en la conciencia cristiana”.
En una época como
la nuestra que busca la libertad, incluso con violencia e inquietud, no debe escapar
la actualidad de este gran maestro de espiritualidad y de paz, que entrega a sus discípulos
el “espíritu de libertad”, aquella verdadera, en el culmen de una enseñanza fascinadora
y completa sobre la realidad del amor. San Francisco de Sales es un testimonio ejemplar
del humanismo cristiano; con su estilo familiar, con palabras a menudo aladas de poesía,
recuerda que el hombre lleva escrito en el profundo de sí mismo la nostalgia de Dios
y que solo en Él encuentra la verdadera alegría y su plena realización.
Como es tradicional, el Santo Padre ha resumido su catequesis central en distintas
lenguas, saludando a los cerca de siete mil peregrinos de tantos países. Éstas eran
las palabras de Benedicto XVI en español:
Queridos hermanos
y hermanas: Hoy hablamos de san Francisco de Sales, que vivió entre los
siglos dieciséis y diecisiete. De noble familia francesa, recibió una esmerada educación.
Todavía joven, tras una grave crisis espiritual se abandonó al amor de Dios: amándolo,
sin esperar nada, y al mismo tiempo, confiándose totalmente a él, se consigue la paz
y la libertad. Ordenado sacerdote fue pronto consagrado obispo de Ginebra, bastión
del Calvinismo. Apóstol, escritor, hombre de acción y de oración, empeñado en la controversia
y el diálogo con los protestantes, experimentó, más allá del debate teológico, la
eficacia de la relación personal y de la caridad. Pero sobre todo, fue director espiritual
entre otros de santa Juana Francisca de Chantal, con la que fundará la Orden de la
Visitación, cuyo ideal será vivir en sencillez y humildad. A sus dirigidos escribe
dos obras fundamentales: La introducción a la vida devota, pensada para los laicos
y que abre de forma revolucionaria el camino de perfección a todos los estados de
vida, y el Tratado del amor de Dios, en el que presenta un itinerario hacia Dios que
nace de la inclinación de todo hombre a amar a Dios. Este itinerario lo desarrolla
con imágenes de relación interpersonal (padre y señor, esposo y amigo). Dios nos atrae
con lazos de amor y de verdadera libertad, no a la fuerza; nos llama al completo abandono
a su voluntad y a la plenitud del amor que es la caridad.
Saludo cordialmente
a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España,
Argentina, México y otros países latinoamericanos. Os invito a que, siguiendo el ejemplo
de san Francisco de Sales, sepáis encontrar la libertad verdadera en el amor incondicional
a Dios, nuestra verdadera alegría y nuestra plena realización.
En sus saludos
en inglés, Benedicto XVI se ha dirigido a los peregrinos del Instituto y Universidad
de Santa María, señalando que mantiene vivo el recuerdo de la calurosa acogida que
le brindaron durante su reciente Visita Apostólica a Inglaterra.
Antes del
rezo final y de su bendición, el Papa ha saludado como de costumbre a los jóvenes,
a los enfermos y a los recién casados. A los queridos jóvenes, los ha alentado a prepararse
a afrontar las etapas importantes de la vida con empeño espiritual, edificando sus
proyectos sobre los cimientos sólidos de la fidelidad a Dios.
Y tras alentar
a los queridos enfermos, a ofrecer sus sufrimientos al Padre celestial en unión con
los de Cristo, conscientes de que contribuyen de forma misteriosa a la construcción
del Reino de Dios, Benedicto XVI ha animado a los recién casados a saber edificar
cotidianamente sus hogares y familias, en la escucha de Dios, en el fiel amor recíproco
y en la acogida hacia los más necesitados.