“La beatificación de Juan Pablo II es el primer escalón hacia el reconocimiento de
su santidad”
Lunes, 21 feb (RV).- Ante la celebración del próximo 1 de mayo, Domingo de la Divina
Misericordia, en la que Benedicto XVI proclamará beato a su amado predecesor el venerable
Juan Pablo II, el cardenal Camillo Ruini, vicario general emérito de Su Santidad para
la diócesis de Roma, expresó su profunda alegría y gratitud a Dios, en una entrevista
concedida a Davide Dionisi:
«Fue una gran alegría,
también muy personal, por haber tenido la gracia de Dios de colaborar estrechamente
con Juan Pablo II. Una persona que ahora también la Iglesia reconoce como beato, primer
escalón hacia el reconocimiento de su santidad».
El cardenal Camillo Ruini
que conoció a Juan Pablo II en 1984, viviendo y trabajando a su lado, destacó lo que
más le queda de esa extraordinaria experiencia vivida:
«Lo que más impactaba
era su santidad, su relación con Dios tan profunda y espontánea. Su forma de rezar,
su oración. Capaz de sumergirse inmediatamente en la oración, de ‘imbuirse’ en la
oración. Era su conducta constante y todo lo que hacía y decía se desarrollaba en
esta clave de relación con Dios».
El purpurado que fue vicario general
del Papa para la diócesis del Sucesor de Pedro, hizo hincapié en algunas características
del Pontificado de Karol Wojtyla, en su anhelo de evangelizar, llevando a Cristo Redentor
a las parroquias romanas y a todo el mundo:
«Primero, la de
la evangelización. Recordemos sus palabras al comienzo: ¡No tengáis miedo! ¡Abrid
las puertas a Cristo! La presencia de Dios, la presencia de Jesucristo, el nuevo impulso
de la fe. Fue un gran evangelizador en primera persona – desde las parroquias de Roma
a todos los países del mundo. También un gran promotor de las fuerzas capaces de evangelización
en la Iglesia. Y esta evangelización se centraba en el hombre, con su solicitud concreta
por el hombre: Cristo Redentor del hombre. Otra frase célebre suya: el hombre es el
camino de la Iglesia y nadie la puede detener en el camino que va de la Iglesia al
hombre. Con esta perspectiva, logró marcar profundamente aun el curso de la historia.
De alguna manera, cambió el mundo».
El mensaje de Juan Pablo II prosigue
en Benedicto XVI, subrayó el cardenal Camillo Ruini, poniendo de relieve que Joseph
Ratzinger fue el primer colaborador del futuro beato:
«Creo que Benedicto
XVI, primer colaborador de Juan Pablo II, es su heredero original y creativo, naturalmente,
pero el gran heredero y continuador de este pontificado. Entre ambos hay una continuidad
profundísima. Decisiva es por cierto la diversidad de sus personalidades. Sobre Benedicto
XVI quisiera evocar dos frases: ‘Dios es el centro’ Dios es el centro de la vida
y la humanidad debe redescubrir esta centralidad de Dios. Y, ‘ampliar los espacios
de la racionalidad humana’, para redescubrir la dignidad del hombre, el valor de la
persona humana. En el fondo, en otros términos es lo que Juan Pablo II expresaba con
la evangelización y con el hombre, camino de la Iglesia».
Desde cuando
se anunció que Benedicto XVI había autorizado al cardenal Angelo Amato, prefecto de
la Congregación para las Causas de los Santos, a que este dicasterio promulgara el
decreto sobre el milagro atribuido a la intercesión del Venerable Siervo de Dios Juan
Pablo II - Karol Wojtyla – y, con ello, la fecha para su beatificación en la festividad
litúrgica que él mismo había instituido y que coincide con su fallecimiento, se fue
multiplicando en todo el mundo una feliz expectación:
«Creo, una expectación
enorme, en Roma, en Italia y en el mundo. Y que hay que encontrar formas oportunas
para que toda esa gente pueda venir y participar, como fue en los inolvidables días
del funeral de Juan Pablo II o en la otra gran experiencia de la Jornada Mundial de
la Juventud».