Benedicto XVI evidencia la necesidad de que una formación sacerdotal completa incluya,
junto a los estudios académicos, aspectos históricos, espirituales y culturales
Sábado, 19 feb (RV).- Con gran alegría Benedicto XVI ha recibido este mediodía a la
comunidad del Pontificio Colegio Filipino, que celebra su 50 aniversario, habiendo
sido inaugurado por el beato Papa Juan XXIII, y se ha unido en acción de gracias a
Dios por la importante misión desarrollada, de múltiples formas, en este medio siglo:
«Su tarea primordial
sigue siendo la de ayudar a los estudiantes en su formación en las ciencias sagradas.
Como ha mostrado este Colegio formando a cientos de sacerdotes, que luego han vuelto
a casa, habiendo obtenido altas graduaciones en las diversas universidades pontificias
y otras instituciones romanas, para desarrollar su apostolado al servicio de la Iglesia
en todo el mundo, algunos con gran distinción. Dejadme que os aliente - a vosotros
que sois la actual generación de estudiantes - a crecer en la fe, a alcanzar la excelencia
en vuestros estudios y a aprovechar las oportunidades que se os ofrecen para lograr
la madurez espiritual y teológica, de modo que estéis ‘equipados’ y ‘entrenados’
válidamente de cara a vuestro futuro».
Una formación sacerdotal completa
incluye no sólo la parte académica, ha recordado una vez más el Papa, poniendo de
relieve la importancia de la formación espiritual, afianzada en la historia viva de
la Iglesia de Roma, con el ejemplo de sus mártires, cuyo sacrificio los configura
perfectamente a la persona de Jesucristo mismo:
«Estoy seguro
de que cada uno de vosotros se sentirá inspirado por su unión con el misterio de
Cristo, abrazando la llamada del Señor a la santidad, que exige de vosotros como sacerdotes
la entrega incondicional y total de vuestras vidas y obras a Dios. De esta forma,
junto con otros jóvenes sacerdotes y seminaristas - aquí reunidos de todo el mundo
- volveréis a vuestros hogares, como aquellos que os precedieron. Con un sentido
profundo y permanente de la Iglesia de Roma y de sus raíces en el misterio pascual
de Cristo, junto con su maravillosa universalidad».
Tras alentar a estos
seminaristas a que durante su estancia en Roma, dediquen también sus cuidados a la
dimensión pastoral de los más necesitados, en particular de los miembros de la comunidad
filipina, que vive en Roma y en sus alrededores, Benedicto XVI les ha dirigido unas
palabras de especial cariño:
«No olvidéis
el cariño del Papa para vosotros y vuestra patria. Os exhorto a que cuando regreséis
a Filipinas mantengáis los lazos de afecto inquebrantable con el Sucesor de Pedro,
con el anhelo de fortalecer y mantener también la comunión que os une a la Iglesia
en la caridad. De esta manera, habiendo concluido vuestros estudios, seréis seguramente
fermento del Evangelio en la vida de vuestra amada nación».
Antes de impartir
de todo corazón su bendición apostólica, como prenda de gracia y de paz en el Señor,
Benedicto XVI ha invocado la intercesión de Nuestra Señora de la Paz y del Buen Viaje.