Sábado, 29 ene (RV).- ¿Cuál unidad? Así titula el padre Federico Lombardi, director
general de nuestra emisora, su editorial para el informativo semanal, “Octava Dies”,
del Centro Televisivo Vaticano.
«¿Cuál unidad?
La búsqueda del restablecimiento de la unidad entre los cristianos divididos no puede
reducirse a un reconocimiento de las diferencias recíprocas y al logro de una pacífica
convivencia’. Estas palabras del Papa, durante las Vísperas del 25 de enero en la
Basílica de San Pablo, resuenan como una firme advertencia.
Cuántas
veces, ante las dificultades del debate y del diálogo, nos encerramos en nuestras
posiciones y nos conformamos con evitar tensiones, reconociendo amablemente las distancias
recíprocas, pero renunciando a exponernos a pasos de mayor compromiso, que quizá se
perciben como riesgo para las costumbres o las seguridades alcanzadas. Una cultura
de la tolerancia y del pluralismo hace que esta postura parezca natural y muchas veces
se presenta como realista y sabia. Pero ¿es así?
La unidad es otra cosa.
El Papa añade: ‘Lo que anhelamos es aquella unidad por la cual Cristo mismo rezó y
que, por su naturaleza, se manifiesta en la comunión de la fe, de los sacramentos,
del ministerio’. Ante la ‘tentación de la resignación y del pesimismo’, Benedicto
XVI nos invita a reavivar ‘la confianza en el poder del Espíritu Santo’ y a ‘proseguir
con pasión el camino’. San Pablo se cae del caballo cuando encuentra a Jesús y su
vida cambia. Conversión.
¿Qué quiere Cristo de nosotros? Por cierto,
no quiere que nos quedemos donde ya llegamos. De ser así, nuestros encuentros ecuménicos
se quedarían como bellas escenas y como reflejo de un pasado de divisiones, más que
como germen de futuro y de testimonio creíble de la presencia del Espíritu de Dios.
Espíritu al cual - con el realismo del amor - debemos dejar más espacio en nuestro
mundo marcado por el odio».