2010-12-08 15:48:21

España: el cardenal Rouco preside la vigilia de la Inmaculada en la Almudena


Miércoles, 8 dic (RV).- En el misterio de la Inmaculada Concepción se descubre la vocación para con la vida, que necesita del matrimonio y de la familia como su lugar natural e irrenunciable, recordó anoche el arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, cardenal Antonio María Rouco Varela, presidiendo, en la Catedral de Santa María La Real de la Almudena, la solemne Vigilia de la Inmaculada. En su homilía, el purpurado invitó a que - 250 años después de su proclamación como Patrona de España y en camino de la próxima Natividad del Señor – todos alcen de nuevo su mirada agradecida a Ella, nuestra Madre y Señora, confiándole a la Iglesia, al pueblo y a toda la nación española.

«Una mirada que sea expresión sincera de un decidido propósito de renovación de nuestra vida de oración, de penitencia y de amor cristiano», señaló el cardenal Rouco, recordando que la «recomendación de rezar “el Santo Rosario”, hecha a la vidente de Lourdes, cuatro años después de la definición dogmática de su Inmaculada Concepción, sigue y resuena más actual y más urgentemente que nunca».

«Su intercesión es omnipotente», enfatizó el arzobispo de Madrid, que concluyó su homilía afirmando que «nuestro compromiso apostólico con las nuevas generaciones y nuestro empeño comprometido generosamente en el servicio al bien común del que dependen tantos hermanos nuestros –sin trabajo, en no pocas ocasiones con sus familias rotas, solos y abandonados…–, no admite demora alguna. Se lo debemos ¡Ella, la Inmaculada, Virgen de La Almudena, no nos fallará!»

Recordando que después de la gran e inolvidable celebración eucarística de la canonización de cinco santos españoles del siglo XX, en la Plaza de Colón, en Madrid, el Siervo de Dios Juan Pablo II se despidió «con aquel emocionado y conmovedor: “¡Hasta siempre España! ¡Hasta siempre, tierra de María!”», el cardenal Rouco subrayó que en este año 2010, a la vista de la gran Jornada Mundial de la Juventud de agosto del próximo Año 2011, que presidirá Benedicto XVI en Madrid, «la celebración de la fiesta de la Inmaculada nos invita a entrar en una renovada comprensión del gran don y del consiguiente reto que se nos presenta en este misterio del amor infinitamente misericordioso de Dios Padre».

Pues, precisamente «en esa fe en el Dios de indecible misericordia, Creador y Salvador del hombre, se contiene una visión del mundo y de la historia, liberada del pecado y de la muerte, de la que surge una propuesta exigente de vida a la luz de la Ley y de la Gracia de Dios, que ha de ser asumida diligentemente por los hijos de Dios con la fuerza liberadora de esa gracia que sana su libertad y la capacita para el amor más grande», reiteró el arzobispo de Madrid, haciendo hincapié en la «libertad, “liberada”; comprensiblemente no compartida e, incluso, rechazada por un mundo que solo piensa en “el amor a sí mismo”». Cuya prueba fehaciente son «el relativismo ético y la pérdida de la conciencia del bien común en la vida personal y profesional, en los ámbitos de las actividades privadas y en el contexto de la acción pública».

«Con el “he aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”, María se entregaba sin reservase nada para ella a los designios amorosos de Dios: a su plan de salvación del hombre», recordó también el cardenal Rouco, preguntando después «¿Cómo no recurrir a ese modelo y a esa intercesora en el momento presente de nuestra patria, de España, cuando la necesidad de una ética del bien común es tan patente?»

«Que el servicio prioritario y consecuente al bien común sea el que oriente y guíe el comportamiento de las personas, los grupos sociales, las instancias públicas y los responsables del justo, solidario y pacífico funcionamiento de la sociedad, resulta, como lo demuestran los acontecimientos más recientes, cada vez más urgente», advirtió el arzobispo de Madrid, poniendo en guardia también contra la tentación de confundir pluralismo social, cultural, económico y político con “egoísmo”.







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