Sábado, 4 dic (RV).- «Por la vida naciente». Es el editorial del padre Federico Lombardi,
para el informativo semanal ‘Octava Dies’, del Centro Televisivo Vaticano, dedicado
precisamente a la Vigilia de oración, que Benedicto XVI presidió, en las Vísperas
del I Domingo de Adviento, y que se celebró en todas las diócesis del mundo, convocada
por el mismo Papa:
«Rezar y comprometerse
en favor de la vida naciente. Es la invitación que nos ha dirigido el Papa en la vigilia
del primer Domingo de este Adviento, tiempo de espera y de conversión para prepararnos
a celebrar, una vez más, el evento desconcertante y extraordinario del nacimiento
del Hijo de Dios entre nosotros: Dios que se hace carne, Dios en el vientre de una
madre, Dios niño, Dios cercano. ¿Cómo decirnos con mayor fuerza
que nuestra dignidad es altísima y que debemos ser amados, respetados y protegidos
desde cuando nos comenzamos a formar en el vientre de nuestras madres? Nunca
fuimos simplemente ‘un grumo de material biológico’. Siempre fuimos, desde el comienzo,
un proyecto concreto que se iba desarrollando hacia la inteligencia, la libertad y
el amor, abierto a lo verdadero, lo bello, lo bueno, a lo infinito. Un proyecto que,
a su vez, no puede sino nacer de un manantial misteriosamente grande, capaz de darle
su origen y llamar a una relación concreta de amor. Es lo que
nos permite percibir la sonrisa de los niños, desde cuando vienen a la luz. Sonrisa
contagiosa, que invita a amar y a agradecer, ante la maravilla de un don más grande
que nosotros. Benedicto XVI advierte que «lamentablemente, aun
después de nacer, la vida de los niños sigue siendo expuesta al abandono, al hambre,
a la miseria, a la enfermedad, a los abusos, a la violencia, a la explotación». Y
por ello se apela a la responsabilidad de todos y de cada uno: «¡respeta, defiende,
ama y sirve la vida, toda vida humana!» ¿Qué mundo encuentra
Jesús al nacer? ¿Qué mundo preparamos para cada niño? Debemos amar la vida para que
cada niño pueda agradecer su venida al mundo y aprender a amar su vida, a los demás...
y a Dios».