Viernes, 19 nov (RV).- Esta semana la reflexión semanal del director general de Radio
Vaticano, el padre Federico Lombardi, está dedicada al tema del Consistorio. La creación de
nuevos cardenales es siempre esperada con intensa curiosidad, no sólo en la Iglesia,
sino también por los observadores externos. Tan pronto como el Papa anuncia los nombres
de los nuevos cardenales empieza toda una serie de comentarios en las más variadas
perspectivas, observaciones estadísticas, cálculos sobre los pesos relativos respecto
a la nacionalidad, los continentes, y otros aspectos. Por supuesto, que es verdad
que el Papa tiene presente en sus nombramientos muchos y diversos criterios, entre
los que destacan la importancia de las tareas desarrolladas en el servicio eclesial
y la universalidad de la representación. De esta manera el Papa constituye un grupo
de personalidades de primer orden, a las que les viene confiada la tarea crucial de
la elección del Sucesor de Pedro, pero que deben también colaborar y apoyar al Papa
en su ministerio, con plena solidaridad espiritual. La jornada
de oración y reflexión con la que inicia el consistorio de noviembre, a pesar de su
brevedad inevitable, indica dos aspectos importantes de la función y del espíritu
con el que opera el Colegio cardenalicio y que no hay que olvidar: la oración y la
reflexión. El Papa quiere rezar con aquellos que están más cerca
de él y deben apoyar su servicio y por eso quiere participar en su reflexión común.
También podemos observar que el Papa quiere compartir la comida con ellos, un detalle
sin duda secundario, pero que no carece de significado. Es una comunidad que se reúne
y que comparte responsabilidades y preocupaciones sobre los principales problemas
que la Iglesia afronta en el mundo. Benedicto XVI sigue y escucha
con gran atención todas las contribuciones, como lo hizo en las semanas de los Sínodos
de los Obispos, como hace en las frecuentes visitas ad limina de los grupos de Obispos
de todas las partes del mundo (por lo menos 20 grupos diferentes en un año), en innumerables
coloquios y en las audiencias. Su servicio está profundamente insertado en la experiencia
del episcopado mundial. Ahora, los días del Consistorio, ponen de relieve, una ulterior
dimensión de la "colegialidad" de su estilo de gobierno de la Iglesia. Le acompañamos
todos con atención y oración.