El Papa subraya el papel de las conferencias episcopales y su función de órgano propulsor
de la solicitud pastoral de los obispos, cuya principal preocupación debe ser la salvación
de las almas
Lunes, 15 nov (RV).- Benedicto XVI ha recibido en el curso de la mañana de hoy a nuevo
grupo de obispos de Brasil de la Región Centro Oeste. El Papa les ha agradecido esta
visita ad limina que “fortalece los cimientos de la Iglesia apostólica en su país
y que expresa claramente su comunión con todos los demás miembros del Colegio de los
Obispos y con el propio Romano Pontífice”.
Con esta visita, termina el ciclo
de reuniones de los obispos de Brasil con el Papa, que comenzó hace más de un año.
Por una feliz coincidencia, la fecha del discurso que el Pontífice dirigió al primer
grupo de obispos coincidió con la Fiesta Nacional de Independencia del país, mientras
que este último discurso de hoy, como ha señalado el Papa. “tiene lugar en el día
que se recuerda la proclamación de la República en Brasil”.
El Santo Padre
ha aprovechado este hecho para subrayar una vez más la “importancia de la acción evangelizadora
de la iglesia en la construcción de la identidad brasileña”. “Como bien sabéis -ha
dicho-, la actual sociedad secularizada exige de los cristianos un testimonio renovado
de la vida para que el anuncio del Evangelio sea acogido por lo que es: la Buena Nueva
de la acción salvífica de Dios que viene al encuentro del hombre”.
En este
sentido, hace casi 60 años, la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil “es un punto
de referencia de la sociedad brasileña, que se propone por encima de todo -ha subrayado
Benedicto XVI- como lugar donde vivir la caridad”. En efecto el primer testimonio
que se espera de los anunciadores de la Palabra de Dios es el de la caridad recíproca:
"En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os amáis unos a otros" (Jn 13,
32).
La Conferencia episcopal se presenta, pues, ha afirmado el Santo Padre
como “una de las formas, que se encuentra bajo la guía del Espíritu Santo, y que permite
ejercitar conjunta y armoniosamente algunas funciones pastorales en armonía y por
el bien de los fieles y de todos los ciudadanos de un territorio”. De hecho, “una
cooperación cada vez más estrecha y concorde os ayudará a cumplir mejor vuestro mandato,
sin renunciar a la responsabilidad primera de apacentar como pastores vuestra Iglesia
particular”.
Por lo tanto, la Conferencia Episcopal ha dicho el Papa “promueve
la unidad de esfuerzos y de intenciones de los obispos, convirtiéndose en un instrumento
para que puedan compartir sus fatigas, pero debe evitar colocarse como una realidad
paralela o que substituya el ministerio de cada uno de los obispos”.
Sin embargo,
en el cumplimiento fiel de la función doctrinal que les corresponde, el Santo Padre
ha exhortado a los obispos brasileños que cuando se reúnan con sus correspondientes
Asambleas, sobre todo estudien “los medios más eficaces para hacer llegar oportunamente
el magisterio universal a las personas que se les han confiado”. Una función que se
llevará a cabo en los términos doctrinales indicados por el Papa Juan Pablo II, en
el Motu Proprio "Apostolos suos".
Benedicto XVI ha indicado luego algunos temas
que necesitan de una acción conjunta de los obispos como: la promoción y tutela de
la fe y la moral, la traducción de los libros litúrgicos, la promoción y formación
de las vocaciones, los subsidios para la elaboración de las catequesis, el compromiso
ecuménico, las relaciones con las autoridades civiles, la defensa de la vida humana
desde su concepción hasta la muerte natural, la santidad de la familia y el matrimonio
entre un hombre y una mujer, el derecho de los padres a educar a sus hijos, la libertad
religiosa y otros derechos humanos, la paz y la justicia social.
Antes de terminar,
el Papa ha señalado que “es necesario recordar que los asesores y las estructuras
de la Conferencia Episcopal están al servicio de los obispos, no para substituirles.
En definitiva, se trata de buscar que la Conferencia Episcopal, con sus organismos,
funcione cada vez más como órgano propulsor de la solicitud pastoral de los obispos,
cuya principal preocupación debe ser la salvación de las almas, que, también, es la
misión fundamental de la Iglesia”.