Cardenal Bertone: “las Cofradías deben ser sal y levadura de la sociedad”
Domingo, 14 nov (RV).- En el X aniversario de la Confederación de las Cofradías diocesanas
de Italia, tal como lo recordó el Santo Padre en sus saludos, el cardenal Secretario
de Estado Tarcicio Bertone, presidió la Santa misa, esta mañana en la Plaza San Pedro,
ante más de 12 mil cofrades quienes concluyeron dos jornadas de reflexión y oración
presididas por el obispo Armando Brambilla, asistente eclesiástico de la Confederación,
junto a los padres espirituales de las Confraternidades, reunidas por iniciativa de
la Conferencia Episcopal italiana en el año 2000.
En su homilía, el cardenal
Bertone subrayó que las cofradías son herederas de una antigua y fecunda historia
que tiene raíces milenarias, pues a lo largo de los siglos han testimoniado la consigna
del Papa de anunciar el Evangelio y la practica concreta de la caridad como elementos
distintivos de su peculiar presencia en la Iglesia y en la sociedad.
En este
contexto, el Secretario de Estado de Su Santidad exhortó a los miembros de las cofradías
a redescubrir y profundizar en su identidad de laicos comprometidos en el interior
de una realidad eclesial, guiada fundamentalmente por los cinco criterios eclesiales
señalados por Juan Pablo II en su exhortación post sinodal, de 1988, “Christifideles
laici”: el primado de la vocación de cada cristiano a la santidad; la confesión de
toda la fe católica; la comunión con el obispo y todas las demás realidades eclesiales;
la conformación y participación apostólica de la Iglesia; y el compromiso de estar
presentes como “sal” y “levadura” en la realidad humana.
Tras evocar las lecturas
de la liturgia de este domingo, el cardenal Bertone recalcó que “vivir el Evangelio,
hoy, es difícil y fatigoso porque la lucha entre el bien y el mal, ante todo dentro
de nosotros mismos, es fuerte, en un mundo que parece haber perdido el sentido de
Dios y de su Ley”. Por ello, el purpurado invitó a los cofrades a alimentar constantemente
su fe con la Palabra de Dios y los Sacramentos poniendo en el centro de sus vidas
y de sus familias, la Eucaristía dominical. Una experiencia que en el interior de
las cofradías debe ser renovada con la formación y el camino espiritual que necesariamente
pasa a través de la meditación de las Sagradas Escrituras y el Magisterio de la Iglesia.
“Las Cofradías –concluyó el cardenal Bertone- deben brillar para la concordia,
la fraternidad, el amor mutuo, para ofrecer un ejemplar testimonio evangélico y ser
levadura, luz y sal en el interior de la sociedad. Para ello es necesario no dejarse
contaminar por el espíritu de división y de discordia, permaneciendo unidos en la
caridad de Cristo, signo distintivo de cada comunidad cristiana”.