El Papa propone la celebración eucarística como centro y culmen de todas las manifestaciones
y formas de piedad, porque “en la Eucaristía está encerrado el tesoro de la Iglesia”
Jueves, 11 nov (RV).- Con gran alegría, Benedicto XVI ha recibido, al fin de esta
mañana, a los participantes en la Asamblea Plenaria del Pontificio Comité para los
Congresos Eucarísticos Internacionales. Saludando a los delegados nacionales de las
Conferencias Episcopales y, de manera especial, a la delegación irlandesa – encabezada
por el arzobispo de Dublín, que acogerá el próximo Congreso Eucarístico Internacional,
en junio de 2012 - y destacando la atención que esta Asamblea ha dedicado a tal evento
- «que se inserta también en el programa de renovación de la Iglesia en Irlanda» -
el Papa ha hecho hincapié en la importancia de la Eucaristía, en el camino de renovación: «El tema, “La Eucaristía,
comunión con Cristo y entre nosotros”, recuerda la centralidad del Misterio eucarístico
para el crecimiento de la vida de fe y para cada auténtico camino de renovación eclesial.
La Iglesia, mientras peregrina en la tierra, es sacramento de unidad de los hombres
con Dios y entre de ellos (cfr CONC. VAT. II, Cost. dogm. Lumen gentium, 1). Con este
fin, ella ha recibido la Palabra y los Sacramentos - sobre todo la Eucaristía - de
la cual “continuamente vive y crece” (ibid. 26) y en la cual, al mismo tiempo, se
expresa a sí misma». Refiriéndose a la feliz coincidencia de este
encuentro y de los trabajos de dicha plenaria con algunos aniversarios importantes,
el Papa ha recordado el 50° aniversario del Congreso Eucarístico de Munich que marcó
una etapa destacada en la comprensión de estos eventos eclesiales y en el que tuvo
la alegría de participar, como joven profesor de teología. Además, el Congreso de
Dublín del 2012 tendrá un carácter jubilar, de hecho será el 50°, y se llevará a cabo
al cumplirse también 50 años de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II, al
que el tema hace explícita referencia, recordando el capítulo 7 de la Constitución
dogmática Lumen gentium.
Recordando que los Congresos Eucarísticos Internacionales
tienen una larga historia en la Iglesia y que mediante la forma característica de
la “statio orbis”, resaltan la dimensión universal de la celebración, Benedicto XVI
ha reiterado que se trata siempre de una fiesta de fe alrededor de Cristo Eucarístico,
el Cristo del sacrificio supremo por la humanidad. Fiesta en la que participan fieles
no solo de una Iglesia particular o de una nación, sino, en lo posible, de varias
partes del la Tierra. Fiesta en la que «la Iglesia que se recoge alrededor de su Señor
y su Dios». Asimismo, el Santo Padre ha puesto de relieve la importante
tarea evangelizadora de los Congresos Eucarísticos, sobre todo en el contexto actual,
para impulsar la nueva evangelización y promover la evangelización mistagógica (cfr
Esort. ap. postsinod. Sacramentum caritatis, 64), que se cumple a la escuela de la
Iglesia en oración, a partir de la liturgia y a través de la liturgia. El Papa ha
subrayado que el binomio ‘Eucaristía-misión’ ha entrado a formar parte de las líneas
guía propuestas por la Santa Sede.
Benedicto XVI ha presentando también una
indicación litúrgica y pastoral, alentando la celebración eucarística como centro
y culmen de todas las manifestaciones y formas de piedad, según el espíritu de la
reforma conciliar, la Encíclica Ecclesia de Eucharistia (nn. 10; 47-52) y la Exhortación
post-sinodal Sacramentum caritatis.
Antes de terminar su denso discurso, el
Papa ha alentado a perseverar en el apostolado eucarístico: «Queridos hermanos
y hermanas, el apostolado eucarístico al que dedicáis vuestros esfuerzos es muy importante.
Perseverad en ello con compromiso y pasión, animando y difundiendo la devoción eucarística
en todas sus expresiones. En la Eucaristía está encerrado el tesoro de la Iglesia,
o sea el mismo Cristo, que en la Cruz se ha inmolado por la salvación de la humanidad.
Acompaño vuestro apreciado servicio asegurándoos mi oración, por intercesión de María
Santísima, y con la Bendición Apostólica, que de corazón os imparto a vosotros, a
vuestros seres queridos y vuestros colaboradores».