2010-11-11 16:37:34

Benedicto XVI subraya el papel de la Biblioteca Vaticana, ‘lugar eminente de la memoria histórica de la Iglesia universal’ y de su anhelo de impulsar la cultura, la mente y el espíritu al servicio del hombre


Jueves, 11 nov (RV).- Benedicto XVI ha dirigido una carta al cardenal Raffaele Farina, archivero y bibliotecario de la Santa Iglesia Romana, destacando que sigue con particular interés la reapertura de la Biblioteca Vaticana, después de tres años de importantes trabajos.

Reapertura - señala el Papa - que se celebra con una muestra titulada «Conocer la Biblioteca Vaticana: una historia abierta al futuro» y con un encuentro sobre el tema «La Biblioteca Apostólica Vaticana como lugar de investigación y como institución al servicio de los estudiosos». Con el anhelo de proseguir la secular atención de sus predecesores para con esta benemérita Institución e impulsado asimismo por su personal cercanía a la investigación y estudio, Benedicto XVI recuerda que «desde sus comienzos, la Iglesia de Roma está ligada a los libros. Empezando por los de la Sagrada Escritura y siguiendo luego con los teológicos y relacionados con la disciplina y el gobierno de la Iglesia».

Tras subrayar la profunda verdad de la continuidad de una historia bimilenaria, el Papa añade que «en efecto, la Biblioteca Vaticana nace en el siglo XV, en el corazón del Humanismo – del que es una espléndida manifestación - y es la expresión, la realización institucional ‘moderna’ de una realidad mucho más antigua, que acompañó desde siempre el camino de la Iglesia».

Con esta conciencia histórica, Benedicto XVI hace hincapié en que la misma Biblioteca Apostólica, al igual que el Archivo Secreto, son parte integrante de los instrumentos necesarios para el desarrollo del Ministerio petrino, así como medio precioso «al cual el Obispo de Roma no puede y no tiene intención de renunciar, para tener – en la consideración de los problemas – aquella mirada capaz de percibir en una perspectiva de largo plazo, las raíces remotas de las situaciones y sus evoluciones en el tiempo».

«Lugar eminente de la memoria histórica de la Iglesia universal, que custodia venerables testimonios de la tradición manuscrita de la Biblia, la Biblioteca Vaticana tiene también otro motivo para ser objeto del cuidado y de las preocupaciones de los Papas, pues conserva desde sus orígenes la inconfundible apertura, verdaderamente acatólica, universal, a todo lo bello, bueno, noble y digno que la humanidad ha producido en el curso de los siglos». Abarcando en su colección los frutos más elevados del pensamiento y de la cultura humana, desde la antigüedad a la Edad Media, pasando por la época moderna al siglo XX.

Reiterando la centralidad de Jesucristo, alfa y omega, verdadero Libro de la vida, al cual tiende y anhela todo avatar humano, el Papa señala la apertura de la Biblioteca Vaticana a todo lo humano. A la maduración humana, como crecimiento interior y espiritual. A la cultura, como elevación hacia Dios Creador. Por lo que el anhelo de la Iglesia es el de impulsar la cultura, mente y espíritu al servicio de todos los hombres, en su misión evangelizadora y redentora.

«Apertura que se refiere no sólo al pasado, sino también al presente», destaca también Benedicto XVI, recordando que «en la Biblioteca Vaticana, todos los investigadores de la verdad han sido acogidos siempre con atención y respeto, sin discriminación confesional o ideológica alguna. Lo único que se requiere es buena fe y una investigación seria, desinteresada y cualificada».

En este contexto, una vez más, el Papa recuerda que la Iglesia y sus predecesores perciben en esta investigación un profundo, aunque no siempre consciente anhelo de encontrar a Dios. Pues la búsqueda de Dios requiere, por intrínseca exigencia, una cultura de la palabra - escribe Benedicto XVI y, recordando lo que dijo en París al mundo de la cultura, evocando la gran experiencia del monaquismo occidental, añade que «el deseo de Dios, incluye el amor por la palabra, ahondar en todas sus dimensiones. Porque en la Palabra bíblica Dios está en camino hacia nosotros y nosotros hacia Él, hace falta aprender a penetrar en el secreto de la lengua, comprenderla en su estructura y en el modo de expresarse».







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