Ángelus: profundo dolor y repulsa del Papa por el gravísimo atentado en la catedral
de la capital iraquí y apremiante llamamiento para que termine la violencia sinsentido
que destroza Oriente Medio
Lunes, 1 nov (RV).- En el Ángelus de esta solemnidad, asegurando su cercanía y sus
oraciones, Benedicto XVI expresó su profundo dolor y repulsa por el gravísimo atentado
perpetrado en la catedral de la capital iraquí, con un apremiante llamamiento para
que termine la violencia sinsentido: «En la tarde de
ayer, un gravísimo atentado perpetrado en la catedral siro- católica de Bagdad, causó
decenas de muertos y heridos, entre los cuales dos sacerdotes y un grupo de fieles
reunidos para la Santa Misa dominical. Rezo por las víctimas de esta absurda violencia,
aún más feroz por haber golpeado a personas inermes, recogidas en la casa de Dios,
que es casa de amor y de reconciliación. Expreso además mi afectuosa cercanía a la
comunidad cristiana, nuevamente golpeada, y aliento a todos los pastores y fieles
a perseverar en la fortaleza y en la firmeza de la esperanza. Ante los gravísimos
episodios de violencia que siguen destrozando a las poblaciones de Oriente Medio,
quisiera en fin renovar mi apremiante llamamiento en favor de la paz: paz que es don
de Dios, pero que es también el resultado de los esfuerzos de los hombres de buena
voluntad, de las instituciones nacionales e internacionales ¡Que todos aúnen sus fuerzas
para que termine la violencia! «La santidad - es decir imprimir
a Cristo en nosotros - es el objetivo de vida del cristiano». Reflexionando sobre
la solemnidad de Todos los Santos, que celebramos hoy, que nos invita a elevar la
mirada al Cielo y a meditar sobre la plenitud de la vida divina que nos espera, Benedicto
XVI - evocando lo que escribió en su libro Jesús de Nazaret - hizo hincapié en «nuestros
profundos lazos con Dios, así como en la certeza de nuestra suerte futura»: «Como
hijos amados, recibimos también la gracia para soportar las pruebas de esta existencia
terrenal – el hambre y la sed de justicia, las incomprensiones, las persecuciones
– y al mismo tiempo, heredamos desde ahora lo que prometen las bienaventuranzas evangélicas,
en las cuales resplandece la nueva imagen del mundo y del hombre que Jesús inaugura». Tras
recordar la importancia de la Liturgia eucarística, en la que pregustamos el don y
la belleza de la santidad, en comunión con la multitud inmensa de santos, que en el
Cielo aclaman eternamente la salvación de Dios y del Cordero, el Papa se refirió a
la conmemoración de mañana, dos de noviembre, de todos los fieles difuntos. Día en
el que, con la liturgia y con el piadoso ejercicio de visitar los cementerios, recordamos
que «la muerte cristiana forma parte del camino de asimilación a Dios y que desaparecerá
cuando Dios será todo en todos».
Si bien la separación de los afectos terrenales
es ciertamente dolorosa, el Santo Padre animó a no temerla, porque cuando está acompañada
por la oración de sufragio de la Iglesia, no puede quebrar los profundos lazos que
nos unen en Cristo: «Queridos
amigos, la eternidad no es ‘un sucederse de días del calendario, sino algo como el
momento pleno de satisfacción, en el cual la totalidad nos abraza y nosotros abrazamos
la totalidad del ser, de la verdad y del amor (Enc Spe Salvi, 12). A la virgen María
- guía segura hacia la santidad - encomendemos nuestra peregrinación hacia la patria
celestial, mientras invocamos su maternal intercesión por el reposo eterno de todos
nuestros hermanos y hermanas, que se han dormido en la esperanza de la resurrección».
Una vez más, el Santo Padre saludó a los peregrinos en distintas
lenguas, éstas fueron sus palabras en español: Saludo con afecto
a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana. Hoy celebramos
la fiesta de Todos los Santos, la multitud de hermanos nuestros en la fe que, a lo
largo de todos los siglos, han llegado a la casa del Padre e interceden por nosotros.
Ellos nos recuerdan que Dios nos mira con amor y nos llama también a nosotros a una
vida de santidad, a la plenitud de la caridad, a vivir completamente identificados
con Cristo. Que la intercesión de la Virgen María y el ejemplo de los santos nos ayuden
a recorrer con alegría el camino que lleva a la bienaventuranza eterna. Feliz Fiesta Luego
el Papa saludó también a los participantes en «La carrera de los Santos», y recordó
que está «promovida por los Salesianos para sostener proyectos de solidaridad en situaciones
de extrema necesidad, como en Haití y en Pakistán».
«La carrera de los Santos»,
es una iniciativa de la Fundación salesiana ‘Don Bosco en el Mundo’ y se propone patrocinar
en cada edición una finalidad benéfica. Con su nombre y con la fecha elegida, esta
carrera anhela impulsar y afianzar el significado de la fiesta y devoción popular
a Todos los Santos. Poner en primer plano una emergencia de ayuda humanitaria para
organizar acciones concretas de solidaridad activa. Y proponer los valores del deporte
según la tradición educativa salesiana.
En su primera edición se recogieron
fondos para las ‘Obras Mamá Margarita’ de Lubumbashi, en el Congo. La segunda fue
para sostener un proyecto misionero en favor de los niños soldado de Sri Lanka. Y
la de este año, es decir la tercera, está dedicada a perfeccionar la segunda fase
de un programa de socorro para las víctimas de las inundaciones en Pakistán.
Después
de una primera fase de abastecimiento para las necesidades inmediatas de supervivencia
– gracias a la entrega de alimentos, como harina y aceite, lentejas, azúcar, té y
medicinas, el proyecto se propone ahora ayudar a las familias damnificadas a volver
a contar con un techo y a reanudar las actividades que tuvieron que abandonar.