Ángelus: el Papa presenta la figura del publicano Zaqueo y destaca el amor misericordioso
de Jesús que no ha venido a llamar a la conversión a los justos, sino a los pecadores
Domingo, 31 oct (RV).- En sus palabras para introducir el rezo a la Madre de Dios
de este Domingo, Benedicto XVI hizo hincapié en la misericordia de Jesús. Evocando
la narración del evangelista san Lucas, que se lee en la liturgia de este día, el
Papa destacó algunos episodios que ponen de relieve «el amor misericordioso de Dios
y de Cristo, el cual afirma que no ha venido a llamar a la conversión a los justos,
sino a los pecadores» (cfr Lc 5,32).
Entre las narraciones típicas de Lucas,
está la conversión de Zaqueo, un ‘publicano’, aún más, el jefe de los publicanos de
Jericó, importante ciudad, cercana al río Jordan, recordó el Santo Padre, refiriéndose
luego a la figura de los recaudadores de impuestos y en particular al rico Zaqueo,
en cuya casa, Jesús decide alojarse suscitando un gran escándalo:
«Pero
el Señor sabía muy bien lo que hacía. Él, por decir así, quiso arriesgar y ganó la
apuesta: Zaqueo, profundamente conmovido por la visita de Jesús, decide cambiar de
vida y promete devolver cuatro veces más de lo que había robado. ‘Hoy ha llegado
la salvación a esta casa’, dice Jesús y concluye: ‘pues el Hijo del hombre ha venido
a buscar y salvar lo que estaba perdido’» Una
vez más, Benedicto XVI reiteró que el amor de Dios nos invita sin cesar a convertirnos
y a confiar en su misericordia infinita hacia todos sin distinción:
«Dios
no excluye a nadie, ni a los pobres ni a los ricos. Dios no se deja condicionar por
nuestros prejuicios humanos, sino que, en cada uno, ve un alma para salvar y se siente
atraído por aquellas que son juzgadas como perdidas y que ellas mismas se consideran
así. Jesucristo, encarnación de Dios, ha mostrado esta inmensa misericordia, que no
le quita nada a la gravedad del pecado, sino que se propone siempre salvar al pecador,
ofreciéndole la posibilidad de rescatarse, de volver a empezar, de convertirse»
Recordando
también que Jesús afirma que es muy difícil que un rico entre en el Reino de los cielos,
el Papa puso de relieve que, en el caso de Zaqueo vemos, precisamente, que lo que
‘parece imposible se realiza’. Pues, como comenta san Jerónimo, se deshizo de sus
riquezas inmediatamente, sustituyéndolas con la riqueza del Reino de los cielos. Y,
como añade san Máximo de Turín, ‘las riquezas para los necios son un alimento para
la deshonestidad, mientras que para los sabios son ayuda para la virtud’:
«¡Queridos
amigos, Zaqueo acogió a Jesús y se convirtió, porque Jesús había sido el primero en
acogerlo! No lo había condenado, sino que había salido al encuentro de su anhelo de
salvación. Oremos a la Virgen María, modelo perfecto de comunión con Jesús, para que
también nosotros podamos experimentar la alegría de recibir la visita del Hijo de
Dios, de ser renovados por su amor y de transmitir su misericordia a los demás»