Benedicto XVI destaca el papel estabilizador de Corea en la región asiática y señala
que los valores cristianos son garantía de justicia y solidaridad social
Jueves, 21 oct (RV).- Esta mañana, en su discurso de bienvenida al nuevo embajador
de Corea, Benedicto XVI ha recordado que los valores cristianos son garantía de justicia
y solidaridad social. Destacando el papel estabilizador en la región asiática, de
esta nación, capaz de crecimiento económico así como de inversiones en el campo de
la solidaridad, el Papa ha expresado su aprecio hacia la República coreana, cuyo embajador
ha manifestado el anhelo de su país de que el Pontífice visite Corea.
Reflexionando
sobre el notable crecimiento económico alcanzado por casi 50 millones de personas
que han hecho que Corea se transforme en un país ‘donante’ de ayudas, Benedicto XVI
ha hecho hincapié en la generosidad del pueblo coreano.
Sin olvidar,
«los peligros de un rápido crecimiento económico, que lamentablemente asechan los
valores éticos, haciendo que los más pobres de la sociedad queden al margen de la
legítima prosperidad de la nación», el Papa se ha referido a «la crisis financiera
de los últimos años, que ha exacerbado el problema, pero que también ha centrado la
atención sobre la necesidad de renovar los cimientos éticos de toda actividad económica
y política».
Alentando al gobierno de Seúl «a garantizar que la justicia
social y el cuidado del bien común crezcan al igual que la prosperidad material»,
el Santo Padre ha hecho hincapié en «el gran aprecio de la Santa Sede» por «el papel
activo desarrollado por la República de Corea», en particular en su región geográfica,
pero abarcando también otros continentes.
«Promoviendo la paz y la
estabilidad de la península, así como la seguridad y la integración económica de las
naciones en toda la región asiática del Pacífico, también por medio de sus importantes
relaciones diplomáticas con los países africanos - en particular, acogiendo el próximo
mes la cumbre del G20 en Seúl - el gobierno coreano ha dado amplia prueba de su papel
como actor importante en la escena mundial y ha contribuido a garantizar que el proceso
de globalización sea impulsado por la solidaridad y la fraternidad», ha afirmado el
Papa, poniendo de relieve luego la provechosa colaboración que caracteriza las relaciones
entre la Santa Sede y las autoridades coreanas.
Tras destacar la contribución
ofrecida por la Iglesia en Corea en lo que respecta a los campos de la instrucción
y de la educación, de la asistencia a los pobres y a los trabajadores inmigrados,
de la tutela de la vida y de la familia, Benedicto XVI ha recordado también el Congreso
de los laicos católicos asiáticos, celebrado precisamente en Seúl, el pasado mes de
septiembre. Y ha recordado que «los laicos coreanos fueron los primeros que anunciaron
el Evangelio en este país, siendo numerosos los que sufrieron el martirio por la fe».
«Testimonio – ha dicho el Papa – que consentirá que la vida pública en Corea se impregne
cada vez más de los valores cristianos de la justicia y de la solidaridad».