Benedicto XVI destaca la importancia del Derecho Canónico y del Código Canónico de
las Iglesias Orientales, también en la nueva evangelización y en la misión de la Iglesia
en el mundo
Sábado, 9 oct (RV).- Con un entrañable homenaje al venerable Juan Pablo II, Benedicto
XVI destacó - este mediodía - el importante aporte del Derecho Canónico y del Código
Canónico de las Iglesias Orientales, también en la nueva evangelización y en la misión
de la Iglesia en el mundo. Lo hizo al recibir a unos 400 participantes en el Encuentro
de Estudio, para celebrar el vigésimo aniversario de la promulgación de este Código,
organizado por la Congregación para las Iglesias Orientales, y los Pontificios Consejos
para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y para los Textos Legislativos:
«Al cumplir
veinte años la promulgación del Código Canónico de las Iglesias Orientales, queremos
rendir homenaje a la intuición del venerable Juan Pablo II - el cual, en su solicitud
para que las Iglesias orientales católicas ‘florezcan y desempeñen con renovado vigor
apostólico la función que les ha sido designada’ (Concilio Ecuménico Vaticano II –
Decreto Orientalium Ecclesiarum, 1) - quiso dotar a estas veneradas Iglesias con un
Código completo, común y adecuado a los tiempos. Así se cumplió ‘la misma constante
voluntad de los romanos pontífices de promulgar dos Códigos, uno para la Iglesia latina
y otro para las Iglesias orientales católicas’ (Constitución apostólica Sacri canones).
Y, al mismo tiempo, se reiteró ‘de forma clarísima la intención constante y firme
del supremo legislador en la Iglesia y en lo que respecta a la fiel custodia y diligente
observancia de todos los ritos» (Ibid).
Tras poner de
relieve que al Código Canónico de las Iglesias Orientales - que lleva la fecha del
18 de octubre de 1990 - le siguieron otros dos importantes documentos del magisterio
de Juan Pablo II, es decir la Carta Encíclica Ut unum sint, y la Carta Apostólica
Orientale Lumen, ambas de 1995, Benedicto XVI afirmó que no podemos olvidar el Directorio
para la aplicación de los principios y de las normas sobre el ecumenismo, publicado
por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, y la Instrucción
de la Congregación para las Iglesias Orientales, sobre la aplicación de las prescripciones
litúrgicas del Código, que «son autorizados documentos del Magisterio, en los que
se citan casi textualmente, se comentan y se aplican en la vida de la Iglesia, diversos
cánones del mismo Código Canónico de las Iglesias Orientales».
«La
conmemoración de este vigésimo aniversario no es sólo una celebración para conservar
su memoria, sino una providencial ocasión de verificación, a la que están llamadas
ante todo las Iglesias orientales católicas sui iuris y sus instituciones, en especial
las jerarquías», señaló el Papa, destacando luego la importancia de los temas elegidos
para este encuentro, articulados en tres unidades.
Es decir, «historia,
legislaciones particulares y perspectivas ecuménicas, que indican un camino muy significativo
para alcanzar esta verificación», destacó el Santo Padre, para explicar luego que
esta verificación «se debe emprender desde la conciencia de que el nuevo Código Canónico
de las Iglesias Orientales ha creado para los fieles orientales católicos una situación
disciplinaria en parte nueva, llegando a ser un válido instrumento para custodiar
y promover su propio rito, entendido como ‘patrimonio litúrgico, teológico, espiritual
y disciplinar, distinto por cultura y circunstancias históricas de pueblos, que se
expresa en un modo de vivir la fe que es propio de cada Iglesia sui iuris’ (can. 28,
1).
Haciendo hincapié en que, «como se ha reiterado en varias oportunidades,
la ya realizada unión plena de las Iglesias orientales católicas con la Iglesia de
Roma no debe conllevar para ellas una disminución en la conciencia de su propia autenticidad
y originalidad», el Papa recordó que «por lo tanto, todas las Iglesias orientales
católicas tienen la tarea de conservar el común patrimonio disciplinar, así como el
de alimentar las tradiciones propias, que son riqueza para toda la Iglesia». En lo
que se refiere al camino ecuménico, Benedicto XVI alentó a perseverar en este anhelo,
cada vez con mayor ahínco, «cooperando sin desmayo en la adhesión al ruego del Señor:
“Que todos sean uno… para que el mundo crea” (Jn17, 21)»:
«Queridos
amigos, en el marco del actual compromiso de la Iglesia por una nueva evangelización,
el derecho canónico, como ordenamiento peculiar e indispensable del entramado eclesial,
nunca dejará de contribuir eficazmente a la vida y a la misión de la Iglesia en el
mundo, si todos los componentes del Pueblo de Dios sabrán interpretarlo sabiamente
y aplicarlo fielmente. Exhorto, pues, como hizo el venerable Juan Pablo II, a todos
los amados hijos orientales ‘a observar los preceptos indicados con ánimo sincero
y con humilde voluntad, sin dudar mínimamente de que las Iglesias orientales proveerán,
en el mejor modo posible, al bien de las almas de los fieles cristianos con una renovada
disciplina, y que siempre florecerán y desempeñarán la tarea que les ha sido asignada
bajo la protección de la gloriosa y bendita siempre virgen María, que con plena verdad
es llamada Theothokos y que resplandece como madre excelsa de la Iglesia universal».