Benedicto XVI llama a los jóvenes sicilianos a no ceder a las sugestiones de la mafia
porque es un camino de muerte
Domingo, 3 oct (RV).- La última cita de Benedicto XVI en su Visita Pastoral a Palermo
adquirió una particular relevancia pues se enmarca en la conclusión del Encuentro
regional de jóvenes y familias de Sicilia. De allí, que el discurso del Papa partiera
de la familia como lugar donde germina el sentido de la vida y de la fe de los hijos
que fortalecidos en ella crecen como árboles sólidos, enraizados y fundados en Cristo.
Para ello, el Santo Padre compartió con la muchedumbre congregada
en la Plaza Politeama el testimonio de Chiara Badano, beatificada el pasado 25 de
septiembre, quien junto a sus padres, son un ejemplo vivo y actual, de cómo una gracia
de Dios, acompañada por la colaboración humana, da frutos de santidad.
Chiara
Badano, nació en Roma en 1971 y murió en 1990, por una enfermedad incurable. “Diecinueve
años plenos de vida en el amor y en la luz -dijo el Papa- una luz que irradiaba a
su alrededor y venía desde adentro: de su corazón pleno de Dios”. Al preguntarse cómo
una joven de apenas 17 o 18 años, humanamente sin esperanza podía difundir tanto amor,
serenidad y paz, el Papa afirmó que era evidente que se trataba de una gracia de Dios
preparada y acompañada por la colaboración humana, de sus padres y de sus amigos.
Al
recalcar que ésta luz, que proviene de la fe y del amor, la encendieron en primer
lugar los padres de la joven beata, Benedicto XVI subrayo que éste es el mensaje que
tiene para las familias sicilianas: la relación entre los padres y los hijos -como
Jesús ha enseñado- es la llama que se transmite de generación en generación
La
familia es fundamental porque allí germina en el alma humana la primera percepción
del sentido de la vida. Florece en la relación con la madre y con el padre, los cuales
no son dueños de la vida de los hijos, sino los primeros colaboradores de Dios para
la transmisión de la vida y de la fe
Al
recordar que existen también en Sicilia espléndidos testimonios de jóvenes crecidos
como bellos árboles, frondosos, después de haber germinado en sus familias, el Papa
exhortó a los jóvenes a profundizar en esas raíces.
Queridos jóvenes
de Sicilia, sean árboles que funden sus raíces en el “río del bien”. No tengan miedo
de contrarrestar el mal. Juntos, serán como una selva que crece, quizás silenciosa,
pero capaz de dar frutos, de llevar vida y de renovar de manera profunda vuestra tierra.
No cedan a las sugestiones de la mafia, que es un camino de muerte, incompatible con
el Evangelio, como tantas veces han dicho vuestros obispos
Benedicto
XVI retomó el tema que propuso para la próxima Jornada Mundial de la Juventud, que
retoma la imagen bíblica del árbol, en las palabras del Apóstol Pablo “Arraigados
y edificados en Cristo, firmes en la fe» . “La imagen del árbol- explicó el Santo
Padre- nos dice que cada uno de nosotros necesita un terreno fértil en el cual arraigarnos,
un terreno rico de sustancias nutritivas que hacen crecer a las personas: son los
valores, pero sobretodo, el amor y la fe, el conocimiento del verdadero rostro de
Dios, la conciencia de que Él nos ama infinitamente, fielmente y pacientemente hasta
dar la vida por nosotros.
En este sentido, la familia es “pequeña
iglesia”, porque transmite a Dios, transmite el amor de Cristo, en la fuerza del
Sacramento del matrimonio. El amor divino que ha unido al hombre y a la mujer, y que
los ha hecho padres, es capaz de suscitar en el corazón de los hijos la semilla de
la fe, es decir, la luz del sentido profundo de la vida
El
Papa concluyó esta reflexión subrayando que la familia para ser “pequeña iglesia”
debe vivir dentro de la “gran Iglesia”, es decir en la familia que Cristo vino a formar.
Para concluir, Benedicto XVI se solidarizó con las dificultades que atraviesa el pueblo
siciliano y los animó a tener fuerza y valentía, a ser santos y ser en Cristo signo
e instrumento de unidad de paz y verdadera libertad.
Queridos amigos,
conozco las dificultades que enfrentan en el actual contexto social, que son las dificultades
de los jóvenes y de las familias de hoy, en particular en el sur de Italia. Y conozco
también el compromiso con el cual buscan reaccionar y enfrentar estos problemas, apoyados
por sus sacerdotes, que son para ustedes auténticos padres y hermanos en la fe como
lo fue Don Pino Puglisi. Agradezco a Dios haber podido encontrarme con ustedes, porque
donde hay jóvenes y familias, que eligen el camino del Evangelio hay esperanza. Y
ustedes son un signo de esperanza no sólo para Sicilia, sino para toda Italia