Santa Sede reafirma apoyo a una zona libre de armas nucleares en Oriente Medio
Viernes, 24 sep (RV).- La Santa Sede pide a la comunidad internacional mayores esfuerzos
para lograr un progresivo desarme nuclear en el mundo. Haciéndose eco de las palabras
del Papa Benedicto XVI en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2010, se espera
“un mundo sin armas nucleares, cuya sola presencia amenaza la vida del planeta y el
proceso de desarrollo integral de la humanidad presente y futura”.
Así
lo expreso, monseñor Ettore Balestrero, subsecretario para la Relaciones con los Estados,
en su intervención durante la quincuagésima Conferencia General del Organismo Internacional
de la Energía Atómica (OIEA), el pasado 21 de septiembre, en Viena. “En el espíritu
de Benedicto XVI- señaló el prelado vaticano- la Santa Sede está convencida de que
la OIEA puede mirar con satisfacción lo que ha logrado desde su fundación, en base
a los tres pilares de su mandato; tecnología, seguridad y verificación. Aún cuando
todavía se deben afrontar numerosos desafíos”
En cuanto al Tratado
de no proliferación nuclear, la Santa Sede exhorta a no dejar que se debilite este
instrumento, básico para la consecución del desarme nuclear en el mundo. En cuanto
a la entrada en vigor del Tratado de prohibición global de experimentos nucleares,
la Santa Sede considera que éste es igualmente prioritario, así como la ratificación,
por parte de todos los Estados, en particular los que poseen armas nucleares, de los
Protocolos y Tratados sobre las zonas libres de armas nucleares. En este contexto,
el Vaticano reafirma su fuerte apoyo a los esfuerzos por establecer una de estas zonas
en Oriente Medio.
Monseñor Balestrero también dedicó una buena parte
de su intervención a la cooperación internacional en el uso de la energía nuclear
con fines pacíficos y para la promoción del desarrollo social y económico de las naciones.
En este sentido, el prelado señalo los óptimos resultados del uso algunas técnicas
nucleares, para resolver problemas urgentes como la gestión del servicio de agua potable,
la producción de cultivos con mayor rendimiento, la eliminación, sin peligro para
el ambiente, de parásitos que son vehículos de enfermedades y otros problemas. Todas
estás aplicaciones –dijo- pueden ser utilizadas de manera eficaz para el estudio de
la malnutrición de los niños y en el tratamiento de enfermedades.
Entre
estas ventajas, el representante vaticano se centró en el rol particular de las técnicas
nucleares en la diagnosis y en la cura de enfermedades malignas. La radioterapia,
uno de los tratamientos fundamentales del cáncer, usada solo o unida a la quimioterapia
y la cirugía, sería sumamente beneficiosa, sin embargo, en el mundo en vías de desarrollo
más de la mitad de los pacientes con cáncer no tienen acceso a la radioterapia, por
la falta de instrumentos o personal especializado. Poniendo de relieve la importancia
de este argumento como tema del Foro científico de la OIEA para este año, Monseñor
Balestrero reiteró su aprecio por los esfuerzos del organismo en este campo y anima
a proseguir esforzándose en esta área, y en general en su contribución a la paz, la
salud y la prosperidad en el mundo.