El Papa se despide de Gran Bretaña, una sociedad cuya diversidad representa “una gran
oportunidad de mayor diálogo intercultural e interreligioso que enriquecerá a toda
la comunidad”
Domingo, 19 sep (RV).- Durante la ceremonia de despedida, que tuvo lugar en el aeropuerto
internacional de Birmingham, el Papa, tras el discurso del primer ministro de Su Majestad,
David Cameron, agradeció el intenso trabajo de preparación, tanto del Gobierno actual
como del precedente, del servicio civil, de las autoridades locales y la policía,
y de los numerosos voluntarios que pacientemente ayudaron a preparar los eventos de
estos cuatro días. “Gracias por vuestra calurosa acogida y por la hospitalidad que
me habéis dispensado”, les dijo.
“En el tiempo que
he estado con vosotros, he encontrado a representantes de muchas comunidades, culturas,
lenguas y religiones que componen la sociedad Británica. La gran diversidad de la
moderna Gran Bretaña es un desafío para su Gobierno y su pueblo, pero también representa
una gran oportunidad de mayor diálogo intercultural e interreligioso que enriquecerá
a toda la comunidad”.
Después de recodar que en estos días agradeció la
oportunidad de encontrarse con Su Majestad la Reina, así como con el primer ministro
y otros líderes políticos, y hablar sobre cuestiones de mutuo interés, tanto internas
como externas, Benedicto XVI afirmó que se ha sentido particularmente honrado al recibir
la invitación para dirigirse a las dos cámaras del Parlamento en el histórico recinto
de Westminster Hall.
“Deseo sinceramente
que estos encuentros contribuyan a confirmar y fortalecer las excelentes relaciones
entre la Santa Sede y el Reino Unido, especialmente en la cooperación para el desarrollo
internacional, el cuidado del medio ambiente y la construcción de una sociedad civil
con un renovado sentido de valores compartidos y metas comunes”.
El Obispo
de Roma dijo asimismo que fue una satisfacción visitar a Su Gracia, el arzobispo de
Canterbury, y a los obispos de la Iglesia de Inglaterra, orando posteriormente con
ellos y con los hermanos cristianos en los sugerentes alrededores de la Abadía de
Westminster, un lugar que habla con mucha elocuencia de las tradiciones y cultura
que compartimos.
“Puesto que Gran
Bretaña acoge a muchas tradiciones religiosas, he agradecido la oportunidad de encontrar
a sus representantes y compartir con ellos algunas ideas acerca de la contribución
que las religiones pueden ofrecer al desarrollo de una sana sociedad plural”.
Teniendo
en cuenta –tal como dijo el Papa al concluir- que su visita estuvo dirigida de modo
especial a los católicos del Reino Unido, Benedicto XVI manifestó su aprecio por el
tiempo transcurrido con los obispos, sacerdotes, religiosos y laicos, así como con
los profesores, alumnos y personas mayores.
“Ha sido especialmente
conmovedor celebrar con ellos, aquí en Birmingham, la beatificación de un gran hijo
de Inglaterra, el cardenal John Henry Newman. Estoy convencido de que, con su vasto
legado de escritos académicos y espirituales, tiene todavía mucho que enseñarnos sobre
la vida y el testimonio cristiano en medio de los desafíos del mundo actual, desafíos
que él previó con sorprendente claridad”.
Y antes de invocar la bendición
de Dios sobre todos, se despidió asegurando a esta nación, una vez más, sus mejores
deseos y oraciones por la paz y prosperidad de Gran Bretaña.
Crónica
de la ceremonia de despedida
DISCURSO
DE DESPEDIDA
Señor Primer Ministro
Le
agradezco sus cordiales palabras de despedida en nombre del Gobierno de Su Majestad
y del pueblo del Reino Unido. Estoy muy agradecido por el intenso trabajo de preparación,
tanto del Gobierno actual como del precedente, del servicio civil, de las autoridades
locales y la policía, y de los numerosos voluntarios que pacientemente han ayudado
a preparar los eventos de estos cuatro días. Gracias por vuestra calurosa acogida
y por la hospitalidad que me habéis dispensado.
En el tiempo que he
estado con vosotros, he encontrado a representantes de muchas comunidades, culturas,
lenguas y religiones que componen la sociedad Británica. La gran diversidad de la
moderna Gran Bretaña es un desafío para su Gobierno y su pueblo, pero también representa
una gran oportunidad de mayor diálogo intercultural e interreligioso que enriquecerá
a toda la comunidad.
En estos días, he agradecido la oportunidad de
encontrarme con Su Majestad la Reina, así como con usted y otros líderes políticos,
y hablar sobre cuestiones de mutuo interés, tanto internas como externas. Me he sentido
particularmente honrado al recibir la invitación para dirigirme a las dos Cámaras
del Parlamento en el histórico recinto de Westminster Hall. Deseo sinceramente que
estos encuentros contribuyan a confirmar y fortalecer las excelentes relaciones entre
la Santa Sede y el Reino Unido, especialmente en la cooperación para el desarrollo
internacional, el cuidado del medio ambiente y la construcción de una sociedad civil
con un renovado sentido de valores compartidos y metas comunes.
Fue
asimismo una satisfacción visitar a Su Gracia, el Arzobispo de Canterbury, y a los
Obispos de la Iglesia de Inglaterra, orando posteriormente con ellos y nuestros hermanos
cristianos en los sugerentes alrededores de la Abadía de Westminster, un lugar que
habla con mucha elocuencia de las tradiciones y cultura que compartimos. Puesto que
Gran Bretaña acoge a muchas tradiciones religiosas, he agradecido la oportunidad de
encontrar a sus representantes y compartir con ellos algunas ideas acerca de la contribución
que las religiones pueden ofrecer al desarrollo de una sana sociedad plural.
Naturalmente,
mi visita ha estado dirigida de un modo especial a los católicos del Reino Unido.
Aprecio muchísimo el tiempo que he pasado con los Obispos, sacerdotes, religiosos
y laicos, y con los profesores, alumnos y personas mayores. Ha sido especialmente
conmovedor celebrar con ellos, aquí en Birmingham, la beatificación de un gran hijo
de Inglaterra, el Cardenal John Henry Newman. Estoy convencido de que, con su vasto
legado de escritos académicos y espirituales, tiene todavía mucho que enseñarnos sobre
la vida y el testimonio cristiano en medio de los desafíos del mundo actual, desafíos
que él previó con sorprendente claridad.
Al despedirme de vosotros,
os aseguro una vez más mis mejores deseos y oraciones por la paz y prosperidad de
Gran Bretaña. Muchísimas gracias y que Dios os bendiga a todos.