2010-09-16 12:51:18

El Papa llega al Reino Unido y, recordando la oposición británica a la tiranía nazi y las asechanzas del extremismo ateo del siglo XX, exhorta a no apartar nunca a Dios de la sociedad


Jueves, 16 sep (RV).- Benedicto XVI ha agradecido a la Reina Isabel por su gentil invitación a visitar oficialmente el Reino Unido y por sus atentas palabras de saludo en nombre del pueblo británico. Extendiendo luego su saludo a todas las gentes del Reino Unido, ofreciendo su amistad a todos y cada uno, con el anhelo de fortalecer las relaciones amistosas entre la Santa Sede y el Reino Unido, el obispo de Roma, empezando su visita en la capital histórica de Escocia, ha hecho hincapié en que el nombre de Holyroodhouse, la residencia oficial de su Majestad en Escocia, «recuerda la "Santa Cruz" y evoca las profundas raíces cristianas que aún están presentes en todos los ámbitos de la vida británica».

Recordando que los reyes de Inglaterra y Escocia han sido cristianos desde tiempos muy antiguos y cuentan con destacados santos, como Eduardo el Confesor y Margarita de Escocia, Benedicto XVI ha señalado que «muchos de ellos ejercieron conscientemente sus tareas de gobierno a la luz del Evangelio y, de esta manera, modelaron profundamente la nación en torno al bien».
 
RealAudioMP3 «Resultó así que el mensaje cristiano ha sido una parte integral de la lengua, el pensamiento y la cultura de los pueblos de estas islas durante más de mil años. El respeto de sus antepasados por la verdad y la justicia, la misericordia y la caridad, os llegan desde una fe que sigue siendo una fuerza poderosa para el bien de vuestro reino y el mayor beneficio de cristianos y no cristianos por igual».

Evocando los muchos ejemplos de esta fuerza del bien que se encuentran la larga historia de Gran Bretaña, incluso en tiempos relativamente recientes, el Papa se ha referido a la intervención directa de Gran Bretaña para detener la trata internacional de esclavos y a las mujeres que inspiradas por la fe, como Florence Nightingale, sirvieron a los pobres y a los enfermos y establecieron nuevos métodos en la asistencia sanitaria que posteriormente se difundieron por doquier. En este contexto Benedicto XVI ha hablado del cardenal Newman, que beatificará el domingo.

RealAudioMP3 «John Henry Newman, cuya beatificación celebraré próximamente, fue uno de los muchos cristianos británicos de su tiempo, cuya bondad, elocuencia y quehacer honraron a sus compatriotas. Todos ellos, y como éstos muchos más, se inspiraron en una recia fe, que germinó y se alimentó en estas islas».

Alentando a no apartar nunca a Dios de la sociedad, el Papa ha recordado la oposición británica a la tiranía nazi y las asechanzas del extremismo ateo del siglo XX.

RealAudioMP3 «También ahora, podemos recordar cómo Gran Bretaña y sus dirigentes se enfrentaron a la tiranía nazi que deseaba erradicar a Dios de la sociedad y negaba nuestra común humanidad a muchos, especialmente a los judíos, a quienes no consideraban dignos de vivir. Recuerdo también la actitud del régimen hacia los pastores cristianos o los religiosos que proclamaron la verdad en el amor, se opusieron a los nazis y pagaron con sus vidas esta oposición. Al reflexionar sobre las enseñanzas aleccionadoras del extremismo ateo del siglo XX, jamás olvidemos cómo la exclusión de Dios, la religión y la virtud de la vida pública conduce finalmente a una visión sesgada del hombre y de la sociedad y por lo tanto a una visión "restringida de la persona y su destino" (Caritas in veritate, 29).

Sin olvidar el importante papel de Gran Bretaña, hace sesenta y cinco años, en la creación de las Naciones Unidas, marcando «el comienzo de un período de paz y prosperidad en Europa hasta entonces desconocido», el Santo Padre se ha referido también a los acontecimientos en Irlanda del Norte, que condujeron a la firma del Acuerdo del Viernes Santo y a la restitución de competencias a la Asamblea de Irlanda del Norte.

«El Gobierno de Vuestra Majestad y el Gobierno de Irlanda, junto a los dirigentes políticos, religiosos y civiles de Irlanda del Norte ayudaron al alumbramiento de una solución pacífica del conflicto, ha recordado Benedicto XVI animando «a todos a seguir recorriendo juntos con valentía el camino trazado hacia una paz justa y duradera».

Tras destacar que el Reino Unido sigue siendo, política y económicamente, una figura clave en el ámbito internacional, el Santo Padre ha recordado que del mismo modo, dado que sus opiniones tienen una audiencia tan amplia, los medios de comunicación británicos tienen una responsabilidad más grave que la mayoría y una mayor oportunidad para promover la paz de las naciones, el desarrollo integral de los pueblos y la difusión de los auténticos derechos humanos.

«Que todos los británicos sigan viviendo en consonancia con los valores de honestidad, respeto e imparcialidad que les han merecido la estima y admiración de muchos», ha deseado Benedicto XVI.

RealAudioMP3 «En la actualidad, el Reino Unido se esfuerza por ser una sociedad moderna y multicultural. Que en esta exigente empresa mantenga siempre su respeto por esos valores tradicionales y expresiones culturales que formas más agresivas de secularismo ya no aprecian o siquiera toleran. Que esto no debilite la raíz cristiana que sustenta sus libertades; y que este patrimonio, que siempre ha buscado el bien de la nación, sirva constantemente de ejemplo a vuestro Gobierno y a vuestro pueblo de cara a los dos mil millones de miembros de la Commonwealth y a la gran familia de naciones de habla inglesa de todo el mundo. Que Dios bendiga a Vuestra Majestad y a todos los habitantes de vuestro reino. Gracias».
  
Crónica del encuentro RealAudioMP3


DISCURSO COMPLETO
Majestad,
 
Gracias por su gentil invitación a visitar oficialmente el Reino Unido y por sus atentas palabras de saludo en nombre del pueblo británico. Al dar las gracias a Vuestra Majestad, me sea permitido extender mi saludo a todas las gentes del Reino Unido y ofrecerles mi amistad a todos y cada uno.
 
Me complace comenzar mi viaje saludando a los miembros de la Familia Real, agradeciendo en particular a Su Alteza Real el Duque de Edimburgo la amable acogida que me ha dispensado en el aeropuerto de Edimburgo. Expreso mi agradecimiento igualmente a los actuales Gobiernos de Vuestra Majestad, y también a los anteriores, y a cuantos han trabajado con ellos para hacer posible esta ocasión, incluyendo a Lord Patten y al ex Secretario de Estado Murphy. También agradezco vivamente la labor del grupo parlamentario de todos los partidos concerniente a la Santa Sede, el cual ha contribuido enormemente al fortalecimiento de las relaciones amistosas entre la Santa Sede y el Reino Unido.
 
Al comenzar mi visita al Reino Unido en la capital histórica de Escocia, saludo en particular al Primer Ministro Salmond y a los representantes del Parlamento escocés. Como las Asambleas galesa y norirlandesa, que el Parlamento escocés crezca para ser una expresión de las buenas tradiciones y la cultura propia de los escoceses, y se esfuerce en servir a sus mejores intereses con un espíritu de solidaridad y preocupación por el bien común.
 
El nombre de Holyroodhouse, la residencia oficial de Vuestra Majestad en Escocia, recuerda la "Santa Cruz" y evoca las profundas raíces cristianas que aún están presentes en todos los ámbitos de la vida británica. Los reyes de Inglaterra y Escocia han sido cristianos desde tiempos muy antiguos y cuentan con destacados santos, como Eduardo el Confesor y Margarita de Escocia. Como Usted sabe, muchos de ellos ejercieron conscientemente sus tareas de gobierno a la luz del Evangelio, y de esta manera modelaron profundamente la nación en torno al bien. Resultó así que el mensaje cristiano ha sido una parte integral de la lengua, el pensamiento y la cultura de los pueblos de estas islas durante más de mil años. El respeto de sus antepasados por la verdad y la justicia, la misericordia y la caridad, os llegan desde una fe que sigue siendo una fuerza poderosa para el bien de vuestro reino y el mayor beneficio de cristianos y no cristianos por igual.
 
Muchos ejemplos de esta fuerza del bien los encontramos en la larga historia de Gran Bretaña. Incluso en tiempos relativamente recientes, debido a figuras como William Wilberforce y David Livingstone, Gran Bretaña intervino directamente para detener la trata internacional de esclavos. Inspiradas por la fe, mujeres como Florence Nightingale sirvieron a los pobres y a los enfermos y establecieron nuevos métodos en la asistencia sanitaria que posteriormente se difundieron por doquier. John Henry Newman, cuya beatificación celebraré próximamente, fue uno de los muchos cristianos británicos de su tiempo, cuya bondad, elocuencia y quehacer honraron a sus compatriotas. Todos ellos, y como éstos muchos más, se inspiraron en una recia fe, que germinó y se alimentó en estas islas.
 
También ahora, podemos recordar cómo Gran Bretaña y sus dirigentes se enfrentaron a la tiranía nazi que deseaba erradicar a Dios de la sociedad y negaba nuestra común humanidad a muchos, especialmente a los judíos, a quienes no consideraban dignos de vivir. Recuerdo también la actitud del régimen hacia los pastores cristianos o los religiosos que proclamaron la verdad en el amor, se opusieron a los nazis y pagaron con sus vidas esta oposición. Al reflexionar sobre las enseñanzas aleccionadoras del extremismo ateo del siglo XX, jamás olvidemos cómo la exclusión de Dios, la religión y la virtud de la vida pública conduce finalmente a una visión sesgada del hombre y de la sociedad y por lo tanto a una visión "restringida de la persona y su destino" (Caritas in veritate, 29).
 
Hace sesenta y cinco años, Gran Bretaña jugó un papel esencial en la forja del consenso internacional de posguerra, que favoreció la creación de las Naciones Unidas y marcó el comienzo de un período de paz y prosperidad en Europa hasta entonces desconocido. En los últimos años, la comunidad internacional ha seguido de cerca los acontecimientos en Irlanda del Norte, que condujeron a la firma del Acuerdo de Viernes Santo y a la restitución de competencias a la Asamblea de Irlanda del Norte. El Gobierno de Vuestra Majestad y el Gobierno de Irlanda, junto a los dirigentes políticos, religiosos y civiles de Irlanda del Norte, ayudaron al alumbramiento de una solución pacífica del conflicto. Animo a todos a seguir recorriendo juntos con valentía el camino trazado hacia una paz justa y duradera.
 
Al mirar al exterior, el Reino Unido sigue siendo, política y económicamente, una figura clave en el ámbito internacional. Vuestro Gobierno y vuestro pueblo son los forjadores de ideas que influyen mucho más allá de las Islas británicas. Esto les impone una especial obligación de actuar con sabiduría en aras del bien común. Del mismo modo, dado que sus opiniones tienen una audiencia tan amplia, los medios de comunicación británicos tienen una responsabilidad más grave que la mayoría y una mayor oportunidad para promover la paz de las naciones, el desarrollo integral de los pueblos y la difusión de los auténticos derechos humanos. Que todos los británicos sigan viviendo en consonancia con los valores de honestidad, respeto e imparcialidad que les han merecido la estima y admiración de muchos.
 
En la actualidad, el Reino Unido se esfuerza por ser una sociedad moderna y multicultural. Que en esta exigente empresa mantenga siempre su respeto por esos valores tradicionales y expresiones culturales que formas más agresivas de secularismo ya no aprecian o siquiera toleran. Que esto no debilite la raíz cristiana que sustenta sus libertades; y que este patrimonio, que siempre ha buscado el bien de la nación, sirva constantemente de ejemplo a vuestro Gobierno y a vuestro pueblo de cara a los dos mil millones de miembros de la Commonwealth y a la gran familia de naciones de habla inglesa de todo el mundo.
 
Que Dios bendiga a Vuestra Majestad y a todos los habitantes de vuestro reino. Gracias.
 
 
DISCURSO DE LA REINA ISABEL II 

Su Santidad:

Con gran alegría le doy la bienvenida al Reino Unido, en particular a Escocia, en su primera visita como Papa. Recuerdo con gran placer la memorable visita pastoral del fallecido Papa Juan Pablo II a este país en 1982. Tengo también vivas en la memoria mis cuatro visitas al Vaticano, y los encuentros con algunos de sus predecesores en otras ocasiones. Me siento sumamente agradecida porque con el pasar de los años han recibido a numerosos miembros de mi familia con una cálida hospitalidad.

Mucho ha cambiado el mundo durante los casi treinta años desde la visita de Juan Pablo II. En este país, apreciamos profundamente el compromiso de la Santa Sede para mejorar de manera extraordinaria la situación en el Norte de Irlanda. En otros lugares, la caída de los regímenes totalitarios en Europa central y del Este ha permitido una mayor libertad para cientos de millones de personas. La Santa Sede sigue teniendo un papel importante en las cuestiones internacionales, a favor de la paz y el desarrollo y para afrontar problemas comunes, como la pobreza y el cambio climático.

Santidad, su presencia en este lugar nos recuerda hoy nuestra herencia cristiana común, y la contribución cristiana al aliento de la paz mundial, y del desarrollo económico y social de los países menos prósperos del mundo. Todos somos conscientes de la contribución especial de la Iglesia católica, particularmente en su ministerio con los pobres y más necesitados de la sociedad, en su atención a las personas sin techo y en la educación ofrecida por su amplia red de escuelas.

La religión siempre ha sido un elemento decisivo de la identidad y de la propia conciencia histórica. Esto ha hecho de la relación entre los diferentes credos un factor fundamental en la necesaria cooperación en los Estados nación y entre ellos. Por este motivo es vital alentar un mayor entendimiento mutuo y respetuoso. Sabemos por experiencia que a través de un diálogo comprometido, se pueden superar viejas sospechas y establecerse una mayor confianza mutua.

 Sé que la reconciliación fue un tema central en la vida del cardenal John Henry Newman, por quien usted presidirá una misa de beatificación el domingo. Luchó contra la duda y la incertidumbre, y su contribución a la comprensión del cristianismo sigue teniendo una gran influencia. Me agrada el que su visita ofrezca también una oportunidad para profundizar en las relaciones entre la Iglesia católica y las Iglesias oficiales de Inglaterra y Escocia.

Su Santidad, recientemente usted dijo que "las religiiones nunca deben convertirse en instrumentos de odio, que no se puede justificar nunca el mal y la violencia invocando el nombre de Dios". Hoy, en este país, estamos unidos en esta convicción. Afirmamos que la libertad de culto forma parte del corazón de nuestra sociedad tolerante y democrática.

En nombre de las personas del Reino Unido, le deseo que su visita sea lo más fecunda y memorable posible.  








All the contents on this site are copyrighted ©.