Benedicto XVI asiste en Castelgandolfo al concierto en su honor ofrecido por la Pontificia
Academia de las Ciencias
Martes, 7 sept. (RV). -Esta tarde Benedicto XVI asistió a un concierto por los cinco
años de su pontificado, ofrecido por la Pontificia Academia para las Ciencias, en
el Patio interno del Palacio Apostólico de Castel Gandolfo. Antes de la ejecución
musical, el Papa recibió el saludo del secretario del dicasterio organizador, el mons.
argentino Marcelo Sánchez Orondo… Se interpretó la Misa de Réquiem en Re menor K
626 de Wolfgang Amadeus Mozart a cargo de la Orquesta de Padua y del Veneto, dirigida
por el Maestro Claudio Desderi, y el Coro “Accademia della voce” de Turín, dirigido
por el Maestro Sonia Franzese.
Luego de la velada musical el Pontífice dirigió
a los artistas y a todos los presentes unas palabras de agradecimiento, por “este
momento de gozo interior y de reflexión espiritual”… Sabemos bien - dijo el Papa-
que el joven Mozart, en sus viajes a Italia con el padre, visitó varias regiones,
entre las cuales también el Piamonte y el Veneto, pero sobretodo sabemos que hizo
tesoro de la vivaz actividad musical italiana.
En esta ocasión el Pontífice
quiso volver a manifestar que desde siempre existe un afecto particular que lo une
a este gran músico…
En Mozart
todo se encuentra en perfecta armonía -observó Benedicto XVI- cada nota, cada frase
musical y no podría ser de otra manera; también los opuestos se reconcilian y la “serenidad
mozartiana” envuelve todo, en todo momento… Es un don de la Gracia de Dios, pero
es también el fruto de la viva fe de Mozart, que – especialmente en su música sacra
– logra hacer traslucir la luminosa respuesta del Amor divino, que dona esperanza,
también cuando la vida humana esta lacerada por el sufrimiento y la muerte, puntualizó.
A
este propósito el Santo Padre recordó que en la última carta escrita a su padre moribundo,
fechada el 4 de abril de 1787, Mozart habla de la etapa final de la vida en la tierra…
Benedicto
XVI finalizó sus palabras de agradecimiento por este concierto observando que el Réquiem
de Mozart es una de las más altas expresiones de fe, que conoce bien lo trágico de
la existencia humana y que no se silencia ante sus aspectos dramáticos, y por ello
es una expresión de fe propiamente cristiana, consiente que toda la vida del hombre
esta iluminada por el amor de Dios.