Lunes, 6 sep (RV).- “Estimado Santo Padre, nosotros somos su “pequeño rebaño”, un
rebaño que a veces podría parecer pequeño e insuficiente en un vasto continente con
miles de millones de habitantes y de antiguas tradiciones culturales y religiosas,
que contrastan con un nuevo crecimiento económico y social, caotico y rápido, que
coloca a Asia a la vanguardia y con un mayor peso en la escena mundial”.
Así
se lee en una carta dirigida a Benedicto XVI, en agradecimiento por su paternal cercanía
y afecto por parte de los participantes en el Congreso de Laicos, que se clausuró
ayer en Seúl. En la misiva reiteran su anhelo de «Proclamar a Jesucristo en Asia hoy»,
que ha sido precisamente el tema de esta cita, en la capital de Corea del Sur, dedicada
al papel de los laicos en la evangelización del continente.
«El mayor testimonio
que los cristianos pueden dar hoy en Asia es mostrar la alegría y la belleza de la
vida cristiana». La misiva al Santo Padre destaca estas palabras de aliento del Papa,
haciendo hincapié en el mensaje pontificio, que recibieron en la solemne inauguración,
el pasado 30 de agosto, cuando, en su discurso inaugural, el cardenal Stanisław Ryłko,
presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, recordó que la evangelización no
tiene nada que ver con el proselitismo, sino con el testimonio de la vida.
A
pesar de ser un ‘pequeño rebaño’ y de las dificultades del momento presente en el
inmenso continente asiático, los laicos reunidos en Seúl evocan la exhortación apostólica
Ecclesia in Asia de Juan Pablo II, al término del sínodo de 1998, subrayando una vez
más que «los pueblos de Asia necesitan a Jesucristo y su Evangelio. Asia tiene sed
de agua viva que sólo Jesús puede dar». En su carta al Papa, los laicos de Asia, confirmando
su plena adhesión y comunión al Sucesor de Pedro y a su magisterio de Pastor Universal,
renueva la profunda gratitud de todos ellos a la amable serenidad con la que Benedicto
XVI guía a la Iglesia católica.