2010-08-25 15:59:14

San José de Calasanz, sacerdote, fundador de las Escuelas Pías


Miércoles, 25 ago (RV).- Hoy la Iglesia celebra la memoria litúrgica del fundador de las Escuelas Pías: José de Calasanz. Este santo español nació en Peralta de la Sal, un pequeño pueblo situado en la actual provincia de Huesca, en el 1557. José, era hijo de Pedro Calasanz, herrero y alcalde del pueblo, y de María Gascó.

Con doce años, José deja su pueblo y se va a estudiar a Estadilla, a unos 20 Km. Realiza sus estudios en el colegio de los padres Trinitarios. José, era un joven estudioso, responsable, generoso y con una gran simpatía personal, que le permitía tener muchos amigos entre sus compañeros de estudios.

Cuando cumple los catorce años, José de Calasanz manifiesta la decisión de hacerse sacerdote. Su entrega, su generosidad, su anhelo por ayudar a los demás, van unidos a una fuerte y vivencial fe en Dios, aumentada por el ejemplo y la educación recibida por parte de su familia.

En un primer momento no cuenta con la aprobación paterna, ya que habiendo muerto su hermano mayor, su padre pensaba que José había de encargarse de la administración de las propiedades de la familia. Finalmente José consigue la aprobación paterna y puede continuar el camino escogido.

Es ordenado sacerdote en el año 1583, a los 25 años. Aconsejado por el obispo de Urgell, Mons. Andrés Capilla, Calasanz se va a Roma en el 1592. Antes de cumplir los 6 años de su estancia en Roma, el río Tíber, se desborda, provocando la más catastrófica inundación del siglo. Como resultado de ésta, centenares de familias pobres quedaron sin techo, sin alimentos y hay más de dos mil muertos. Calasanz, con gran integridad, trabaja infatigablemente en la operación de ayuda a los afectados.
Se integra en una cofradía, grupo de personas que se dedicaban a ayudar a los enfermos, y comienza a recorrer los barrios. A partir de este momento Calasanz empieza a pensar, a reflexionar,... Ver tantos niños sin escuela por falta de medios económicos le impacta.

Por su cabeza comienza a pasar la idea de crear una escuela gratuita abierta a todos los niños, especialmente a los más necesitados. Propone su idea a las autoridades eclesiásticas, a gente cristiana rica. Todos, pero, la rechazan. No les interesa.
Calasanz no se desanima y decide lanzarse solo a la aventura. Pide una vieja sacristía en una parroquia de un barrio pobre de Roma, y así, en la parroquia de Santa Dorotea, comienza en el 1597 la primera escuela gratuita de Europa.

Los alumnos, pocos en un principio, no tienen recursos para comprar material escolar; Calasanz utiliza para esto, el poco dinero que recibe de su trabajo con el cardenal Colonna. Con la ayuda de otros profesores jóvenes, a los cuales contagia su entusiasmo, Calasanz dedicará desde aquel momento toda su vida a una misma idea: abrir las puertas de las escuelas a todos y, muy especialmente, a los más necesitados.

Calasanz nunca volvió a su tierra. Se quedó definitivamente en Roma, pero el hecho de no volver, no significaba que olvidara sus raíces. Sus restos mortales descansan en la Iglesia de San Pantaleón de la Ciudad Eterna. San José de Calasanz es un ejemplo de vida que muchos jóvenes -hombres y mujeres- han seguido y siguen aún hoy.







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