2010-08-22 13:49:48

En el Ángelus el Papa confía a la intercesión de María la cotidiana oración por la paz, especialmente ahí donde más interfiere la absurda lógica de la violencia


Domingo, 22 ago (RV).- Este mediodía, como todos los domingos y festividades, el Papa rezó el Ángelus e impartió su bendición apostólica a los 4 mil fieles y peregrinos que se reunieron en el patio interior del palacio apostólico de esta localidad de la región italiana del Lacio. En efecto quiso recordar que ocho días después de la solemnidad de la Asunción de María al Cielo la liturgia de este domingo nos invita a venerar a la Bienaventurada Virgen María con el título de “Reina”.

La Madre de Cristo es contemplada hoy coronada por su Hijo, es decir asociada a su Realeza universal, así como la representan numerosos mosaicos y pinturas. También esta memoria se celebra hoy en día domingo, adquiriendo de la Palabra de Dios y de la celebración de la Pascua de la semana, mayor luz. En particular, el icono de la Virgen María Reina encuentra una confirmación significativa en el Evangelio del día, en el versículo donde Jesús afirma: «Y hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos» RealAudioMP3

Destacando la naturaleza de Reina de María el Benedicto XVI observa que se trata de una típica expresión de Cristo que reportan con fórmulas parecidas los Evangelistas, porque como dijo el Santo Padre evidentemente refleja el aprecio a su predicación profética. La Santísima Virgen es el ejemplo perfecto de esta verdad evangélica, es decir que Dios “Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes” (cfr Lc 1,52).

¡La pequeña y sencilla doncella de Nazaret se ha convertido en Reina del mundo!, esta es una de las maravillas que revelan el corazón de Dios. Naturalmente la realeza de María es totalmente relativa a la de Cristo: Él es el Señor, que, después de la humillación de la muerte en Cruz, el Padre “exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre… en los cielos, en la tierra y en los abismos” RealAudioMP3

Benedicto XVI prosiguió diciendo que por un diseño de gracia, la Madre Inmaculada ha sido plenamente asociada al misterio del Hijo: a su Encarnación; a su vida terrena, antes escondida en Nazaret y después manifestada en el ministerio mesiánico; a su Pasión y Muerte; y finalmente a la gloria de la Resurrección y Ascensión al Cielo.

La Madre compartió con el Hijo no solo los aspectos humanos de este misterio, sino, por la obra del Espíritu Santo en ella, también la intención profunda, a voluntad divina, de modo que toda su existencia, pobre y humilde, ha sido elevada, transformada, glorificada, pasando a través de la “puerta estrecha” que es Jesús mismo. Sí, María es la primera que ha pasado a través del “camino” abierto por Cristo para entrar en el Reino de Dios, un camino accesible a los humildes y a cuantos se confían de la Palabra de Dios y se esfuerzan por ponerla en práctica RealAudioMP3

Más adelante en sus palabras previas al rezo mariano del Ángelus Benedicto XVI quiso celebrar la figura de María en la devoción popular recordando que en la historia de las ciudades y de los pueblos evangelizados por el mensaje cristiano son innumerables los testimonios de veneración pública, en ciertos casos inclusive institucional a la realeza de la Virgen María sin embargo observó que hoy, queremos renovar -como hijos de la Iglesia- nuestra devoción a Aquella que Jesús nos dejó como Madre y Reina. Fue así que Benedicto XVI confió a la intercesión de la Santísima Virgen la cotidiana oración por la paz, especialmente ahí donde más interfiere la absurda lógica de la violencia, para que todos los hombres queden persuadidos de que en este mundo debemos ayudarnos los unos a los otros como hermanos, para construir la civilización del amor.

Después de rezar el Ángelus y el responso por los fieles difuntos, el Papa saludó en diversas lenguas a los grupos de peregrinos presentes. En nuestro idioma:

Saludo a los peregrinos de lengua española y los invito a pedir por la Iglesia, extendida de oriente a occidente, para que sea fiel al mandato que el Señor le encomendó de llevar la luz del Evangelio a todas las naciones. Por intercesión de la Virgen María, a quien invocamos como Reina y Señora nuestra, supliquemos a Cristo Jesús, su divino Hijo, que sean cada vez más los que dediquen su vida a esta hermosa misión, siendo testigos de su amor, de palabra y con el propio ejemplo. Muchas gracias RealAudioMP3







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