2010-08-18 13:11:37

La Iglesia en Kenia recuerda al misionero John Anthony Kaiser, asesinado hace un decenio


Miércoles, 18 ago (RV).- La Iglesia en Kenia recuerda en estos días el 10° aniversario de la muerte del padre John Anthony Kaiser, defensor de los derechos de los pobres, quien vivió junto a los marginados más débiles. El padre Kaiser era miembro de la Sociedad misionera de San José de Mill Hill, y fue encontrado muerto, con un balazo en la nuca, el 23 agosto del año 2000. Las circunstancias de su muerte no han sido aclaradas aún y las investigaciones sufrieron desde un primer momento diversos intentos de ocultamiento. A diez años de distancia, la Iglesia local lo recordará con tres misas de sufragio: la primera se celebrará mañana en la Basílica de la Sagrada Familia de Nairobi; la segunda y tercera se celebrarán el próximo domingo 22 de agosto, en las parroquias de Naivasha y Ngong. Además, los días 2 y 3 de septiembre, también en Nairobi, tendrá lugar un simposio especial organizado por la Asociación de Congregaciones religiosas femeninas de Kenya, junto a la Comisión Justicia y Paz, para analizar sobre todo la condición de los prófugos en el país. Según uno de los miembros del comité organizador, esperan poder afrontar el tema de la impunidad y de los delitos irresueltos, a fin de abrir el camino hacia un país democrático y pacífico”.

Nacido en Perham, Minnesota, en 1932, el padre Kaiser tras ser ordenado sacerdote en 1964 había sido enviado inmediatamente a Kenya como misionero. Durante veinte años trabajó en la diócesis de Kisii. Posteriormente se le había asignado el campo de refugiados de Maela, en la diócesis de Ngong, que el gobierno decidió cerrar, obligando a los prófugos a establecerse allí definitivamente. El padre Kaiser luchó para tutelar los derechos de estas personas, si bien inútilmente, ya que las autoridades locales trataron de expulsarlo, sosteniendo que había vencido su permiso de trabajo. Durante sus funerales, Mons. Giovanni Tonucci, entonces nuncio apostólico en esta nación, afirmó que la Iglesia, a través de la violencia despiadada, había sido nuevamente privada de uno de sus ministros. Y añadía: “El padre Kaiser ha muerto porque era un sacerdote católico que predicaba el Evangelio”.







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