2010-08-15 13:15:44

Ángelus: “de Oriente a Occidente la Toda Santa es invocada Madre celeste, que tiene al Hijo de Dios entre sus brazos y bajo cuya protección encuentra refugio toda la humanidad”


Domingo, 15 ago (RV).- Al mediodía, como todos los domingos y festividades, el Papa rezó el ángelus e impartió su bendición apostólica a los fieles y peregrinos que se reunieron en el patio interior del palacio apostólico de Castel Gandolfo de la región italiana del Lacio.

Antes de rezar el ángelus el Pontífice recordó que hoy, en la solemnidad de la Asunción al Cielo de la Madre de Dios, celebramos el pasaje de la condición terrena a la bienaventuranza celeste de Aquella que ha generado en la carne y acogido en la fe al Señor de la Vida.

Benedicto XVI explicó que la veneración a la Virgen María acompaña desde los inicios el camino de la Iglesia y ya a partir del Siglo IV aparecen fiestas marianas: en algunas se exalta el papel de la Virgen en la historia de la salvación y en otras se celebran los momentos principales de su existencia terrena.

El significado de la fiesta de hoy, prosiguió diciendo el Obispo de Roma está contenido en las palabras conclusivas de la definición dogmática, promulgada por el Venerable Pío XII el 1° de noviembre de 1950 y del que este año se celebra el 60° aniversario: «La Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial» (Cost. ap. Munificentissimus Deus, AAS 42 [1950], 770).

El Papa destacó además que artistas de todas las épocas han pintado y esculpido la santidad de la Madre del Señor adornando iglesias y santuarios. Poetas, escritores y músicos han tributado honor a la Virgen con himnos y cantos litúrgicos. De Oriente a Occidente la Toda Santa es invocada Madre celeste, que tiene al Hijo de Dios entre sus brazos y bajo cuya protección encuentra refugio toda la humanidad, con la antigua oración: “bajo tu protección buscamos refugio, Santa Madre de Dios: no desprecies nuestras súplicas de quienes estamos en la prueba, sino libéranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita”.

Después de recordar que en el Evangelio de esta solemnidad san Lucas describe la realización de la salvación a través de la Virgen María, el Pontífice invitó a los fieles y peregrinos presentes y a quienes lo escuchaban a través de la radio y la televisión a encomendarnos a Aquella que -como afirma el Siervo de Dios Pablo VI- «asunta al cielo, no ha abandonado su misión de intercesión y salvación» (Es. ap. Marialis Cultus, 18, AAS 66 [1974], 130).

A Ella, guía de los Apóstoles, apoyo de los Mártires, luz de los Santos, dijo el Papa, dirijamos nuestra oración, suplicándole que nos acompañe en esta vida terrena, que nos ayude a mirar hacia el Cielo y que nos acoja un día junto a Su Hijo Jesús.

Después de rezar el ángelus y el responso por los fieles difuntos, el Papa saludó en diversas lenguas a los grupos de peregrinos presentes. En nuestro idioma, Benedicto XVI dijo:

Saludo con afecto a los fieles de lengua española, en particular al grupo de pastoral juvenil de Pamplona y Zizur Mayor. Que la celebración de la Asunción de la Virgen María a los cielos, en la que podemos contemplar la plenitud de vida a la que estamos todos llamados, fortalezca nuestra esperanza con la certeza de que la Madre de Dios sigue velando con amor sobre cada uno de nosotros. Que Dios os bendiga RealAudioMP3







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