2010-08-14 18:03:15

Benedicto XVI describe la Solemnidad de la Asunción como el culmen de las celebraciones litúrgicas


Sábado, 14 ago (RV).- Mañana, domingo 15 de agosto, Solemnidad de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María, Benedicto XVI celebrará a las 8 de la mañana, la Santa Misa en la iglesia parroquial de Santo Tomás de Villanueva en Castel Gandolfo. Y a mediodía, el Papa rezará el ángelus e impartirá su bendición apostólica a los fieles y peregrinos que se reunirán en el patio del palacio apostólico de esta localidad de la región italiana del Lacio.

De este modo, el Papa cruzará dos veces a pie la plaza central de Castel Gandolfo, que separa el ingreso principal del Palacio Apostólico de la parroquia repitiendo así el encuentro festivo con los ciudadanos de esta ciudad y con los peregrinos que se congregarán desde las primeras horas de la mañana para esta ocasión.

El Santo Padre describió esta solemnidad como “el culmen de las celebraciones litúrgicas” en las que los cristianos estamos llamados a contemplar el papel de María en la historia de la Salvación. En efecto, la Inmaculada Concepción, la Anunciación, la Divina maternidad y la Asunción de María son las etapas fundamentales, con las que la Iglesia exalta el glorioso destino de la Madre de Dios.

En su homilía correspondiente a esta misma solemnidad del año pasado, Benedicto XVI, al hacer un recorrido de las etapas de la vida de la Madre de Dios que la Iglesia conmemora explicaba que “el misterio de la concepción de María recuerda la primera página de las vicisitudes humanas, indicándonos que en el designio divino de la creación, el hombre debía haber tenido la pureza y la belleza de la Inmaculada. No obstante, ese designio invalidado, pero no destruido por el pecado, fue recompuesto y restituido al hombre a través de la Encarnación del Hijo de Dios, anunciada y realizada en María. Y finalmente, en la Asunción de María, afirmaba el Papa, contemplamos lo que estamos llamados a alcanzar en el seguimiento de Cristo y en la obediencia a su Palabra, hasta el final de nuestro camino en la tierra.

Por esta razón, la Solemnidad de la Asunción de María Santísima, la última etapa de la peregrinación terrena de la Madre de Dios, “nos invita a mirar el modo en que Ella ha recorrido su camino hacia la meta gloriosa” y “nos recuerda que la vida de María, como la de cada cristiano, es un camino siguiendo las huellas de Jesús, con una meta bien precisa: la victoria definitiva sobre el pecado y sobre la muerte, y la comunión plena con Dios”.







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