Obispos de EEUU promueven un programa para que los niños se protejan de los pederastas
Martes, 10 ago (RV).- El secretariado para la Protección de Niños y Jóvenes de la
Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, ante el inicio del nuevo año académico
ha preparado un programa educativo destinado a las escuelas y parroquias católicas
del país, con el que proporcionan a los niños las habilidades necesarias para protegerse
a sí mismos de posibles abusadores, partiendo de un mensaje central: “El abuso nunca
es culpa del niño”. En este sentido, el texto subraya que los abusadores tratan por
todos los medios de hacer que los niños se sientan cómplices o culpables del abuso,
por lo tanto, los niños con este programa deben aprender que esto no es cierto en
ningún caso y la culpa es siempre del adulto que se aprovecha de la confianza y vulnerabilidad
de un niño.
En ocho puntos, el programa de defensa contra la pederastia presentado
por los obispos estadounidenses expone principios básicos como la necesidad de que
los niños aprendan a hablar con sus padres u otro adulto de confianza sobre lo que
les sucede, así como enseñarles los nombres correctos de sus partes íntimas, de modo
que los niños tengan el vocabulario necesario para a contar a otros lo que les ha
pasado. El programa sostiene que los niños aprenden a cuestionar si alguien que les
está diciendo que hagan algo que no les gusta, a decir a sus padres o a un adulto
de confianza si otra persona les hace sentirse tristes, incómodos, confundidos o trata
de conseguir que rompan las reglas, actitudes que pueden detener el proceso de acercamiento
mediante el cual un abusador atrae a un niño hacia el peligro.
Por otra parte,
se subraya que hay formas de detectar un proceso de acercamiento indebido, puesto
que los posibles abusadores están dispuestos a pasar una gran cantidad de tiempo haciéndose
amigos de la familia e incluso de la comunidad para hacerse ver como amigo de confianza.
Igualmente, se advierte que los niños a menudo tratan de proteger a sus padres de
las malas noticias, así que necesitan aprender que pueden contar a sus padres cualquier
cosa.
En el programa de ambientes seguros para los niños preparado por la
Conferencia de Obispos católicos estadounidenses se invita a los padres a enseñar
a sus hijos a ser respetuosos y obedecer, pero al mismo tiempo se les enseña que es
correcto decir “no” a un adulto. Por último, se explica que la capacidad de articular
lo que le ha sucedido, le permite al niño confiárselo más fácilmente a sus padres
y alertar al adulto de una situación potencialmente peligrosa para que ésta pueda
ser evitada.///
TEXTO COMPLETO
Al tiempo que las escuelas se preparan
para el lanzamiento de un nuevo año académico, millones de niños se disponen también
a aprender conceptos básicos para su propia protección. En las escuelas y parroquias
católicas de todo el país, los programas educativos para ambientes seguros proporcionan
a los niños las habilidades necesarias para protegerse a sí mismos de posibles abusadores.
Mary Jane Doerr, directora asociada del Secretariado para la Protección de Niños y
Jóvenes de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB por sus siglas
en inglés), ofrece en una lista a continuación algunos de los mensajes que los niños
escuchan en los programas para promover ambientes seguros.
El abuso nunca es
culpa del niño, es un punto que los niños deben escuchar una y otra vez. Los abusadores
tratan por todos los medios de hacer que los niños se sientan cómplices en el abuso
o de culparlos a ellos del abuso. Los niños aprenden que esto no es cierto en ningún
caso. La culpa siempre es del adulto que se aprovecha de la confianza y vulnerabilidad
de un niño.
Dios ama siempre a los niños y desea que vivan vidas felices y
santas. Si un niño ha sido abusado, ese niño aprende que de cualquier manera él o
ella son inocentes y que Dios y sus familias todavía los aman. La vergüenza del abuso
sexual de menores debe caer sobre aquel a quien pertenece: el abusador.
Un
abuso cometido debe ser reportado. Los niños aprenden a decirle a su papá o mamá,
o a otro adulto en quien confían, si alguien les está haciendo daño y a continuar
hablando de ello hasta que les crean. Un estudio muestra que los niños hablan sobre
un abuso que les ha sucedido un promedio de nueve veces antes de que alguien les
crea. Los padres pueden ayudar a sus hijos a que aprendan en quién pueden confiar
señalándoles a adultos que consideran dignos de confianza. Los padres también pueden
enseñar a sus hijos los nombres correctos de sus partes privadas. Este sencillo paso
dota a los niños del vocabulario para contar a otros lo que les ha pasado.
Usted
puede reconocer un abuso cuando sucede. Los niños aprenden a confiar en ese sentimiento
que les dice que algo no está bien y a decírselo a sus padres o a un adulto en quien
confían cuando sucede algo que les hace sentir incómodos. Los niños aprenden a cuestionar
si alguien que les está diciendo que hagan algo que no les gusta les dice que lo hace
porque los ama. Los niños aprenden a decir a sus padres o a un adulto de confianza
si otra persona les hace ponerse tristes o sentirse confundidos, o trata de conseguir
que rompan las reglas. Esto puede detener el proceso de acercamiento mediante el cual
un abusador atrae a un niño hacia el peligro. Un niño que cuestiona el comportamiento
inapropiado de otra persona puede enviar un mensaje al posible abusador de que este
niño/a no es una presa fácil sino que contará lo que se le está haciendo.
Hay
formas de detectar un proceso de acercamiento indebido. Los posibles abusadores están
dispuestos a pasar una gran cantidad de tiempo haciéndose amigos de la familia e incluso
de la comunidad para hacerse ver como amigo de confianza de esta familia. Los niños
aprenden que cualquier persona que les permite romper las reglas, les da alcohol o
les muestra pornografía debe ser reportada a los padres o a otros adultos de confianza.
Los niños aprenden que no es bueno ocultar secretos a sus padres. Aprenden que deben
decirles a sus padres cuando alguien les da obsequios especiales o siempre les está
tocando o haciendo cosquillas y les dice que no lo digan.
Los padres y otros
adultos de confianza hablarán sobre este asunto. Los niños a menudo tratan de proteger
a sus padres de las malas noticias, así que necesitan aprender que pueden contar a
sus padres cualquier cosa. Esta lección se transmite cuando los padres se involucran
en las actividades de sus hijos y hablan con ellos de lo que sucede en su vida. Esta
es la forma en que los niños aprenden lo que pueden compartir con sus padres. Los
más efectivos programas de ambientes seguros incluyen a los padres en el proceso de
aprendizaje. Esto envía a los niños una clara señal de que este tema no es tabú sino
que, por el contrario es algo que debe hablarse con miembros de la familia.
Existen
las barreras personales. Aprender a establecer barreras personales puede proteger
a un niño y saber que dichas barreras existen refuerza la enseñanza de escuchar a
los propios instintos. Los niños que escuchan a esa voz que les dice “presiento que
esto no está bien” pueden protegerse a sí mismos. Los niños pueden defenderse a sí
mismos. Los niños deben ser respetuosos y obedecer, pero al mismo tiempo necesitan
saber que hay ocasiones cuando está bien decir “no” a un adulto. Los niños aprenden
cuando es apropiado que digan: “No, deje de hacer eso”. Por ejemplo, escuchan que
pueden decir no a alguien que los hace sentir incómodos, les muestra pornografía o
les ofrece alcohol.
Hay formas de explicar un comportamiento inapropiado.
Los niños aprenden a describir qué está sucediendo cuando alguien está haciendo algo
que parece “algo extraño” aunque pueda no parecer incorrecto. La capacidad de articular
lo que le ha sucedido, le permite al niño confiárselo más fácilmente sus padres o
a un adulto de confianza. Esto puede alertar al adulto de una situación potencialmente
peligrosa para que ésta pueda ser evitada. Ultimadamente, este es el objetivo de la
educación para ambientes seguros.