2010-08-03 15:42:17

En la audiencia del miércoles el Papa saludará a los participantes en la Peregrinación internacional de ministrantes: “Beber de la verdadera fuente”


Martes, 3 agosto (RV).- Benedicto XVI monaguillo entre los monaguillos. Mañana, con la reanudación de las audiencias generales, después de la pausa de julio, el Papa saludará a los más de cincuenta mil participantes en la peregrinación internacional de ministrantes, organizada por el “Coetus internationalis ministrantium”, que este año celebra el 50° aniversario de su fundación. Y para prepararse al encuentro de mañana con el Santo Padre, esta tarde tendrá lugar una vigilia de oración, en la plaza de en San Pedro.

El tema de la peregrinación de 2010 es “Beber de la verdadera fuente”. La precedente cita con Benedicto XVI, fue el 2 de agosto de 2006. Ese día, el Papa -que los alentó a ser siempre amigos y apóstoles de Jesucristo- agradeciendo el pañuelo que le habían regalado, dijo sonriendo que volvía a sentirse un monaguillo. Y añadió “hace más de 70 años, en 1935, comencé a ser monaguillo; por tanto, he recorrido un largo itinerario por este camino”.

Mons. Martin Gächter, presidente de la asociación de monaguillos, en conferencia de prensa ofrecida, el día de ayer, en nuestra emisora habla en estos términos del encuentro: RealAudioMP3 “Para los jóvenes es muy importante encontrarse con otros de diversas naciones, ver la ciudad de Roma –para muchos es la primera vez– y ver también al Papa. Pero lo que queremos ante todo es profundizar el amor por Jesús y por la Eucaristía. Veo que siempre más las parroquias tienen consciencia de la importancia de formar un buen grupo de ministrantes. Y esta responsabilidad va creciendo”.

En estos días han empezado a llegar a Roma los cerca de cincuenta y tres mil muchachos – entre los 14 y los 25 años de edad - que participan en esta Peregrinación internacional de monaguillos. Uno de los momentos culminantes será también cuando Benedicto XVI bendiga mañana, la enorme imagen de san Tarcisio. De casi cinco metros de altura y cuatro toneladas de peso en bronce, se ha realizado en la fundición de arte y de campanas Rüetschl, de Aarau (Suiza), obra del artista y orfebre basiliense Bernhard Lang.

Su inspiración fue la propia experiencia personal, puesto que él mismo fue monaguillo. Con la escultura, que representa al joven Tarcisio en movimiento, quiso poner en primer plano la disponibilidad a prestar el servicio al altar. La imagen no está colocada sobre un pedestal, porque los jóvenes nunca están quietos. La figura lleva en sus manos un cepillo en el que los monaguillos introducen documentos, oraciones y fotografías.

La gran escultura se presentó al público en septiembre de 2008 en Suiza. Durante dos años ha peregrinado de Aarau a Einsiedeln, de Schmerikon a Sainkt Gallen, de Echternach a Luxemburgo, donde participó en la fiesta de los Lëtzebuerger massendenger, en la ciudad episcopal de Györ, en Hungría. La imagen del patrono de los monaguillos se situará posteriormente en las catacumbas de San Calixto, en la vía Appia antigua, ante la que se indica como tumba originaria del joven mártir, un lugar significativo para los monaguillos.

Tarcisio es uno de los pocos jóvenes y niños canonizados. Las catacumbas de San Calixto recuerdan su entusiasmo en la fe y su compromiso con las personas necesitadas. Por ello es el patrono de todos los monaguillos, igual que el protector de los niños de Primera Comunión y de los adoradores de la Eucaristía.

De la vida y el martirio de Tarcisio, que en griego significa "el valiente", se supo inicialmente por una poesía del Papa Dámaso (366-384). Entre los siglos VI y VII se añadieron nuevas informaciones: según una Passio e itinerarios contemporáneos, Tarcisio, definido acólito, fue asesinado el 15 de agosto de 257. Tanto que el martirologio romano fija en esta fecha el día de su fiesta. Sucesivamente se afirmó la tradición de que el Papa Ceferino (199-217) y Tarcisio -aunque en años distintos- fueron enterrados en una tumba común en el cementerio de Calixto, en la Vía Appia antigua. Los restos del joven mártir fueron trasladados más tarde a la basílica de San Silvestre "in capite".








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