En la audiencia del miércoles el Papa saludará a los participantes en la Peregrinación
internacional de ministrantes: “Beber de la verdadera fuente”
Martes, 3 agosto (RV).- Benedicto XVI monaguillo entre los monaguillos.
Mañana, con la reanudación de las audiencias generales, después de la pausa de julio,
el Papa saludará a los más de cincuenta mil participantes en la peregrinación internacional
de ministrantes, organizada por el “Coetus internationalis ministrantium”, que este
año celebra el 50° aniversario de su fundación. Y para prepararse al encuentro de
mañana con el Santo Padre, esta tarde tendrá lugar una vigilia de oración, en la plaza
de en San Pedro.
El tema de la peregrinación de 2010 es “Beber de la verdadera
fuente”. La precedente cita con Benedicto XVI, fue el 2 de agosto de 2006. Ese día,
el Papa -que los alentó a ser siempre amigos y apóstoles de Jesucristo- agradeciendo
el pañuelo que le habían regalado, dijo sonriendo que volvía a sentirse un monaguillo.
Y añadió “hace más de 70 años, en 1935, comencé a ser monaguillo; por tanto, he recorrido
un largo itinerario por este camino”.
Mons. Martin Gächter, presidente de la
asociación de monaguillos, en conferencia de prensa ofrecida, el día de ayer, en nuestra
emisora habla en estos términos del encuentro: “Para los jóvenes es
muy importante encontrarse con otros de diversas naciones, ver la ciudad de Roma –para
muchos es la primera vez– y ver también al Papa. Pero lo que queremos ante todo es
profundizar el amor por Jesús y por la Eucaristía. Veo que siempre más las parroquias
tienen consciencia de la importancia de formar un buen grupo de ministrantes. Y esta
responsabilidad va creciendo”.
En estos días han empezado a llegar a Roma los
cerca de cincuenta y tres mil muchachos – entre los 14 y los 25 años de edad - que
participan en esta Peregrinación internacional de monaguillos. Uno de los momentos
culminantes será también cuando Benedicto XVI bendiga mañana, la enorme imagen de
san Tarcisio. De casi cinco metros de altura y cuatro toneladas de peso en bronce,
se ha realizado en la fundición de arte y de campanas Rüetschl, de Aarau (Suiza),
obra del artista y orfebre basiliense Bernhard Lang.
Su inspiración fue la
propia experiencia personal, puesto que él mismo fue monaguillo. Con la escultura,
que representa al joven Tarcisio en movimiento, quiso poner en primer plano la disponibilidad
a prestar el servicio al altar. La imagen no está colocada sobre un pedestal, porque
los jóvenes nunca están quietos. La figura lleva en sus manos un cepillo en el que
los monaguillos introducen documentos, oraciones y fotografías.
La gran escultura
se presentó al público en septiembre de 2008 en Suiza. Durante dos años ha peregrinado
de Aarau a Einsiedeln, de Schmerikon a Sainkt Gallen, de Echternach a Luxemburgo,
donde participó en la fiesta de los Lëtzebuerger massendenger, en la ciudad episcopal
de Györ, en Hungría. La imagen del patrono de los monaguillos se situará posteriormente
en las catacumbas de San Calixto, en la vía Appia antigua, ante la que se indica como
tumba originaria del joven mártir, un lugar significativo para los monaguillos.
Tarcisio
es uno de los pocos jóvenes y niños canonizados. Las catacumbas de San Calixto recuerdan
su entusiasmo en la fe y su compromiso con las personas necesitadas. Por ello es el
patrono de todos los monaguillos, igual que el protector de los niños de Primera Comunión
y de los adoradores de la Eucaristía.
De la vida y el martirio de Tarcisio,
que en griego significa "el valiente", se supo inicialmente por una poesía del Papa
Dámaso (366-384). Entre los siglos VI y VII se añadieron nuevas informaciones: según
una Passio e itinerarios contemporáneos, Tarcisio, definido acólito, fue asesinado
el 15 de agosto de 257. Tanto que el martirologio romano fija en esta fecha el día
de su fiesta. Sucesivamente se afirmó la tradición de que el Papa Ceferino (199-217)
y Tarcisio -aunque en años distintos- fueron enterrados en una tumba común en el cementerio
de Calixto, en la Vía Appia antigua. Los restos del joven mártir fueron trasladados
más tarde a la basílica de San Silvestre "in capite".