Sábado, 17 jul (RV).- «Nuevas normas, un largo camino», es el título del editorial
del Padre Federico Lombardi, para el informativo semanal Octava Dies, del Centro Televisivo
Vaticano. El director de nuestra emisora y de la Oficina de Prensa de la Santa Sede
se refiere a las normas actualizadas, sobre los delitos más graves, que fueron publicadas,
recordamos, el pasado jueves 15 de julio. En particular, en lo que se refiere a los
abusos sexuales contra menores, se recuerda que con el impulso del Papa, es importante
la ley, la formación, la prevención, el diálogo y la atención a las víctimas.
Con la publicación
de las nuevas normas para tratar y castigar los crímenes de abusos sexuales a menores
por parte de miembros del clero, la Iglesia ha dado un importante paso adelante en
el afrontar la cuestión con respuestas duraderas y de impacto profundo.
Las
leyes, claras y conocidas, son de hecho una orientación indispensable para una gran
comunidad, como lo es la Iglesia católica, que debe tener sus normas comunes, autónomas
con respecto a aquellas de muchísimos países diversos en los cuales vive. Países en
los que las leyes civiles son obviamente respetadas y puestas en práctica por los
hombres de Iglesia, como por cada ciudadano, también en lo que concierne a los crímenes
de abuso.
Con las nuevas normas canónicas los procedimientos
pueden ser más rápidos y eficaces, los tribunales eclesiásticos pueden ser más fácilmente
dotados de personal laico competente, el tiempo para la prescripción viene redoblado
permaneciendo siempre posible la derogación ulterior, son explícitamente tomados en
consideración en su gravedad los casos de abuso a personas adultas pero con limitado
uso de razón, así como la pedopornografía. Naturalmente, la ley es necesaria, pero
no lo es todo.
Existe un compromiso educativo, de formación
del clero y del personal que trabaja en las instituciones ligadas a la Iglesia, de
información y prevención, de diálogo y cuidado personal en relación con las victimas…
Un campo inmenso sobre el cual la Iglesia se ha movilizado en tantos países, con el
impulso del Papa. Por su parte, la Congregación para la Doctrina de la Fe continua
trabajando para brindar ayuda a los episcopados en el formular directivas locales
coherentes y eficaces. La nueva ley es importantísima, pero sabemos bien que nuestro
compromiso por un testimonio más evangélico y puro debe ser de larga duración.