Editorial ‘Octava dies’: “Buenas noticias de Cuba”
Sábado, 9 jul (RV).- “Buenas noticias de Cuba”. Es el título del editorial para el
informativo semanal “Octava Dies” del Centro Televisivo Vaticano del padre Federico
Lombardi, director general de nuestra emisora.
“El comunicado
oficial del arzobispado de la Habana sobre la liberación de más de cincuenta prisioneros
detenidos en las cárceles cubanas, publicado también en el cotidiano del Partido Comunista
Cubano, y la interrupción de la huelga de hambre del periodista Guillermo Fariñas,
son las buenas noticias de la isla del Caribe que esperábamos desde hace algunas semanas.
Son señales significativas, que esperamos indiquen un progreso estable hacia aquel
clima de renovada convivencia social y política que todos auguramos a la nación cubana.
Se nos permita una reflexión. El papel crucial asumido en el proceso de diálogo cubano
por el cardenal Ortega Alamino y por Mons. Dionisio García, presidente del episcopado,
ha sido posible por el hecho evidente que la Iglesia católica está profundamente radicada
en el pueblo y es intérprete atendible de su espíritu y de sus expectativas. No es
una realidad extraña, no escapa en los tiempos de dificultad. Carga sufrimientos y
lleva esperanzas, con dignidad y con paciencia, sin servilismo pero también sin buscar
de aumentar las tensiones y de exacerbar los ánimos, al contrario, con el compromiso
constante de abrir caminos a la comprensión y al diálogo. Por su parte la Santa Sede
sostiene la Iglesia local con su solidaridad espiritual y con su autoridad internacional.
Desde el viaje de Juan Pablo II hasta a las recientes visitas del secretario de Estado
Cardenal Tarcisio Bertone y de Mons. Dominique Mamberti, hasta los contactos diplomáticos
en el Vaticano sobre la situación de Cuba, la Santa Sede se ha manifestado siempre
contraria al embargo, y por lo tanto solidaria con los sufrimientos del pueblo, y
dispuesta a apoyar toda perspectiva de diálogo constructivo. “¡Que Cuba se abra al
mundo y el mundo se abra a Cuba!” exclamaba Juan Pablo II en su inolvidable viaje
de 1988. Con paciencia, se han hecho importantes progresos en esta dirección. Todos
nos deseamos que el camino continúe”.