Domingo del mar: un día para recordar el mundo de los marinos y sus familias
Domingo, 11 jul (RV).- Este domingo, 11 de julio se celebra en todo el mundo, como
cada año, el “Domingo del Mar”, promovido por el Apostolatus Maris, la obra apostólica
de la Iglesia Católica para la asistencia a los marítimos, fundada en Glasgow en 1920.
Nuestro colega Fabio Colagrande ha entrevistado a Mons. Antonio Maria Vegliò, presidente
del Pontificio Consejo para los migrantes e itinerantes quien nos explica, ante todo
en qué consiste el “Domingo del Mar”: La tradición de
celebrar el “Domingo del mar” comenzó en Inglaterra en 1975 cuando el Apostolado del
Mar (de la Iglesia Católica), la “Mission to Seafarers” (Anglicana), y la “Sailors’
Society” (Free Church) decidieron que se debería reservar en el calendario de las
Iglesias un día para recordar a los marinos, rezar por sus familias y por aquéllos
que les asisten. Desde entonces, la celebración se fue extendiendo hasta convertirse
en un evento de carácter internacional. Se celebra habitualmente el segundo domingo
de julio y se reconoce la importante contribución laboral de los marinos a la economía
de todos los países del mundo. Esta solemnidad es también importante a nivel ecuménico
puesto que en muchos puertos las celebraciones y las diferentes actividades de sensibilización
sobre la situación humano-laboral de los marinos, se llevan a cabo junto con otras
denominaciones cristianas, dando así testimonio de unidad de intenciones y de cooperación
en la tutela de los derechos de estas personas. Asimismo el presidente
del Consejo Pontificio para los Emigrantes e Iitinerantes nos señala los temas que
se abordan este año, tal como se desprende del mensaje de su dicasterio para este
“Domingo del Mar”: Los temas que se
abordan son dos. El primero concierne el 90° aniversario de la fundación del Apostolado
del Mar, iniciado en Glasgow el 4 de octubre de 1920 por un pequeño grupo de laicos
y sacerdotes cuyo objetivo era el de remediar la situación de abandono en la que se
hallaban los marinos católicos de aquella época. Con el paso de los años, esta obra
ha ido creciendo y gracias a la aportación de muchos capellanes y voluntarios lleva
a cabo una valiosa labor de asistencia material y espiritual a los marinos de cualquier
nacionalidad y credo religioso, realizando visitas a bordo de embarcaciones y un servicio
de acogida en los Centros Stella Maris. Este año no sólo celebramos un aniversario,
sino que queremos también redescubrir el espíritu inicial y el entusiasmo que ha guiado
a los fundadores. El segundo tema se refiere precisamente al
2010, que la Organización Marítima Internacional ha proclamado “Año del Marino”, para
dar a la comunidad internacional la oportunidad de adquirir mayor conciencia sobre
la importancia del trabajo realizado por un millón y medio de marinos, pero también
sobre los riesgos relacionados con su profesión. Asimismo Mons.
Antonio Maria Vegliò nos señala cuáles son los principales problemas que los marinos
tienen que afrontar: Es necesario recordar
la piratería a nivel general, pero especialmente en el golfo de Adén, donde se ha
convertido en un problema emergente. Hasta el momento se registran aproximadamente
unos veinte barcos secuestrados, con un total de más de cuatrocientos miembros de
la tripulación. A este respecto, los marinos y sus familias pagan un alto precio en
cuanto a estrés psicológico, que a largo plazo puede tener consecuencias traumáticas.
El Apostolado del Mar y otras organizaciones cristianas se preocupan por el bienestar
de los marinos después de que los piratas hayan accedido a su liberación. Asimismo
existe el problema de los barcos que navegan bajo bandera de conveniencia, registrados
en Estados que no ejercen ningún control sobre su seguridad y sobre las condiciones
laborales y de vida de la tripulación, que en su gran mayoría procede de países en
vías de desarrollo y que, por miedo a perder el puesto de trabajo, sufre en silencio
la explotación y el abuso. Otro fenómeno en ascenso es la criminalización de los marinos,
generada por el incremento de los accidentes, en donde prevalece el factor humano.
Se culpabiliza y se criminaliza a los marinos, y sus empleadores les suelen usar como
chivo expiatorio. Por último, la crisis económica ha acentuado un problema escandaloso
y recurrente en el panorama del mundo marítimo, es decir, el abandono de barcos y
de su tripulación por parte del armador. En estos casos, es el Apostolado del Mar
quien a menudo interviene y actúa como fuerza catalizadora para resolver este problema
que requiere de la intervención de la capitanía de puerto, de la policía de fronteras
y de otros organismos estatales. El Presidente del Pontificio Consejo
para los migrantes e itinerante, finaliza su entrevista subrayando las prioridades
con las que el Apostolado del Mar se debe comprometer de cara al futuro.
Garantizar la asistencia
pastoral de los marinos y de los pescadores mediante la visita de barcos, que sin
lugar a dudas sigue siendo nuestra prioridad, junto con el esfuerzo destinado a sensibilizar
las Conferencias Episcopales e involucrar cada vez más a las Iglesias locales en la
pastoral para la gente del mar y de sus familias. En estos últimos años la botadura
de barcos de crucero cada vez más grandes y con mayor capacidad, que pueden incluso
llegar a albergar a dos mil o tres mil pasajeros y al menos mil o mil quinientos miembros
de la tripulación, ha puesto de manifiesto la necesidad de la presencia de capellanes
de a bordo, es decir sacerdotes que, embarcándose, se convierten en marinos con los
marinos y son así una presencia viva de la Iglesia. Por último, esperamos que en
este año dedicado a los marinos se pueda alcanzar la ratificación, por parte de los
Estados miembros de la Oficina Internacional del Trabajo, del Convenio sobre el trabajo
marítimo, 2006, que aportaría mayor protección y mayores beneficios a esta categoría
de trabajadores, que proveen cada día a las necesidades cotidianas de nuestra humanidad,
pero que en realidad a menudo son olvidados e ignorados.