2010-06-16 13:41:08

El Papa destaca el momento de crisis económica y social y pide solidaridad con quienes viven en la indigencia para ofrecer a todos la esperanza de un futuro mejor y digno del hombre


Miércoles, 16 jun (RV).- Ayer por la tarde Benedicto XVI inauguró los trabajos del tradicional encuentro que clausura el año pastoral de la diócesis de Roma. El tema elegido para esta ocasión es “Eucaristía dominical y testimonio de la caridad”. El Papa salió de la Ciudad del Vaticano alrededor de las siete y cuarto de la tarde para acudir a esta cita en la basílica de San Juan de Letrán, catedral de Roma. El acto comenzó con una oración de apertura y, después del saludo del cardenal vicario Su Santidad tomó la palabra.

Benedicto XVI animó a los católicos a participar en la misa dominical con la Eucaristía, que constituye –dijo- el ''momento fundante'' y el encuentro entre el hombre y Dios''. ''Es muy importante –agregó el Papa- para nosotros, los cristianos, encontrarnos con el Resucitado el domingo”. Además, el obispo de Roma pidió a los sacerdotes que dediquen su máximo empeño en el aspecto trascendente del sacramento eucarístico. “Es necesario evitar -afirmó- que el empeño apostólico se reduzca a un estéril activismo”. Porque como subrayó el Pontífice “la Eucaristía hace la Iglesia”.

En otro pasaje de su intervención, el Santo Padre destacó que en un tiempo como el presente de crisis económica y social debemos ser solidarios con quienes viven en la indigencia para ofrecer a todos la esperanza de un mañana mejor y digno del hombre. Por otra parte, en la apertura del Congreso Eclesial Diocesano de Roma el Papa, en su calidad de obispo de esta diócesis, añadió que “las necesidades y la pobreza de tantos hombres y mujeres nos interpelan profundamente”, porque es Cristo mismo quien cada día, en los pobres, nos pide ser alimentado, visitado en los hospitales y en las cárceles, acogido y vestido.

Y la Eucaristía celebrada –explicó el Santo Padre– nos impone y al mismo tiempo nos hace capaces de llegar a ser, a nuestra vez, pan partido para los hermanos, saliendo al encuentro de sus exigencias y dándonos a nosotros mismos. Por esta razón –agregó- una celebración eucarística que no conduce a encontrar a los hombres allí donde ellos viven, trabajan y sufren, para llevarles el amor de Dios no manifiesta la verdad que contiene". Porque como dijo el Papa, los gestos de participación "crean comunión, renuevan el entramado de las relaciones interpersonales, orientándolas a la gratuidad y al don, y permiten la construcción de la civilización del amor".








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