Santa Sede/ONU: ataque israelí a flota internacional y necesidad de combatir las inversiones
especuladoras
Jueves, 3 jun (RV).- El observador de la Santa Sede ante la ONU participó en la XIV
sesión del Consejo de Derechos Humanos reunido en Ginebra, que ha abordado estos días
el tema del endeudamiento de los países y, en reunión urgente, el ataque israelí a
la flotilla internacional que se dirigía a Gaza. El arzobispo Silvano Tomasi lamentó
en primer lugar la inestable situación en Oriente Medio, fuente siempre de trágicos
acontecimientos.
“Las últimas pérdidas de vida causadas por el uso
de la fuerza en el ataque israelí en aguas internacionales contra la flotilla humanitaria
de barcos que se dirigían hacia la Franja de Gaza, dijo el observador, desafortunadamente
añade otro eslabón a la larga cadena de conflictos y confrontación, que sólo produce
sufrimiento y tensión a la población palestina y a la israelí”.
El
arzobispo manifestó su solidaridad y condolencias a los familiares de las víctimas,
y su esperanza de que las recientes y pasadas pérdidas de vida consigan hacer comprender
que la violencia no permite alcanzar la paz, sino el diálogo. Pero para hacer posible
y efectivo el diálogo, Mons. Tomasi, subrayó la necesidad de una investigación transparente
e imparcial de este último incidente, basada en las leyes internacionales y el derecho
humanitario.
El arzobispo se mostró convencido de que la solución del
conflicto israelo-palestino se encuentra en la negociación, en el reconocimiento de
ambos Estados, con Israel y un Estado palestino independiente viviendo juntos en paz
y seguridad.
En cuanto a la intervención del observador permanente
en la sesión sobre derechos humanos y deuda exterior, Mons, Tomasi resaltó ante todo
la necesidad de combatir las inversiones especuladoras. “La fuerte contracción de
la economía mundial que comenzó en el segundo semestre de 2008 y se aceleró en el
primer trimestre de 2009 no parece estar disminuyendo, denunció el arzobispo. La situación
económica sigue siendo frágil y las perspectivas siguen siendo inciertas en todas
las regiones del mundo”.
En este sentido, el observador permanente
de la Santa Sede afirmó que “la economía no está por encima de los derechos humanos,
sino que está al servicio del ser humano y del bien común”. De mismo modo el arzobispo
criticó el sistema de endeudamiento internacional que ha permitido a personas sin
escrúpulos adquirir esa deuda a precios muy reducidos y luego solicitar su reembolso
a través del litigio, la incautación de bienes o de presión política.
“El
objetivo de estas actividades es obtener un alto rendimiento a precios de ganga sin
importar las consecuencias éticas de tales acciones”. Mons. Tomasi sugirió que la
deuda de los países en desarrollo debían ser colocados el contexto más amplio de los
derechos económicos, políticos, humanos, que afecta tanto a las relaciones tecnológicas
como a la colaboración internacional en la consecución de los objetivos del bien común.
Esta
interdependencia requiere un concepto nuevo y más amplio de la solidaridad que respeten
la igual dignidad de todos los pueblos, porque la solidaridad implica el conocimiento
y aceptación de la corresponsabilidad de las causas y soluciones en relación a la
deuda internacional. Por último el arzobispo sugirió la creación de algún tipo de
control por parte del Estado y medidas preventivas en el mercado financiero para impedir
la aparición de estrategias de manipulación que siempre dañan los países pobres muy
endeudados.