Editorial ‘Octava dies: “La Virgen, el pueblo, el Papa”
Sábado, 15 may (RV).- “La Virgen, el pueblo, el Papa”: editorial de Octava Dies, del
informativo del Centro Televisivo Vaticano. El padre Federico Lombardi reflexiona
sobre la peregrinación de Benedicto XVI a Fátima.
Mientras
la procesión atravesaba la inmensa multitud reunida en la explanada de Fátima, observaba
los rostros iluminados por las débiles llamas de las velas: centenares de miles, personas
sencillas, mujeres y hombres, jóvenes, ancianos, madres con sus niños… Miradas intensas,
rostros marcados por el dolor y por la experiencia dura de la vida, rostros inocentes…
Conmoción sincera y profunda, lágrimas y sonrisas. El pueblo, el Pueblo de Dios esta
aquí: en la larga noche de la vigilia y después al día siguiente, sin importarle la
lluvia, el viento, el sol. Ha llegado de todas partes de Portugal y de Europa con
todo tipo de medios - en avión, en auto, a pie – trayendo en el corazón su oración
secreta, en sus manos la antorcha, en los labios la amada canción “A María”. ¿Quien
los ha llamado? ¿Quien los ha convocado? Ciertamente no los medios de comunicación,
no expertos organizadores, no los obispos, ni siquiera el Papa. Sabemos bien que esta
gente ha sido llamada hasta aquí por una “pequeña y luminosa Señora” aparecida a tres
pastorcitos en este lugar humilde y remoto. Han pasado casi cien años y el llamado
no ha perdido su fuerza. También en los últimos 40 años, el 13 de mayo, el Papa de
Roma ha venido cinco veces. También él no ha querido sustraerse a la fuerza de este
llamado y se ha hecho peregrino con el pueblo de Dios que le ha sido confiado. También
él ha venido a decir “amo”, a orar y a hacer penitencia por la conversión y la salvación
de todos los pueblos, a trasmitir a Dios los dolores y las angustias, los gozos y
las esperanzas. Como el Papa Benedicto ha explicado en el vuelo hacia Fátima, el Papa
“está por la Iglesia”: donde esta él, está la Iglesia y donde está la Iglesia, está
también él. Y en Fátima desde el inicio María ha pedido orar con el Papa y por el
Papa, por la vida del mundo. En estos días esta oración la hemos sentido y vivido
con renovada sorpresa, con emoción y gozo profundo, con viva esperanza. No obstante
las pruebas – externas e internas – la Iglesia vive y camina, acompañada por el Espíritu.