2010-05-06 11:44:15

Treinta nuevos guardias suizos en el día en que se recuerda el sacrificio de 1527


Jueves, 6 may (RV).- La Guardia Suiza Pontificia recuerda hoy el sacrificio de 147 soldados de este cuerpo que perecieron durante el saqueo de Roma de 1527, defendiendo al Papa Clemente VII. En el ámbito de la conmemoración, esta mañana a las 7,30 el Cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado, celebró la Eucaristía en la Basílica Vaticana, ante la presencia de los miembros de la Guardia, sus familiares y amigos, con la animación litúrgica del coro de Mels.

Posteriormente, en el patio de Honor del Barrio Suizo de la Ciudad del Vaticano, tuvo lugar la conmemoración de los caídos. Y tras la deposición de una corona de laurel ante el monumento de los guardias asesinados, el arzobispo Fernando Filoni, Sustituto de la Secretaria de Estado, confirió las condecoraciones a algunos miembros del Cuero. Por la tarde, a partir de las cinco, se llevará a cabo la ceremonia de juramento, en el Patio de San Dámaso del Palacio Apostólico.

De este modo, los treinta nuevos guardias suizos, junto al Mayor William Kloter, prestarán solemne juramento sobre la bandera del Cuerpo, ante el arzobispo Filoni y diversos cardenales, obispos y otras personalidades de la Curia, así como representantes de las delegaciones diplomáticas acreditadas ante la Santa Sede y el Gobierno cantonal de San Gallo. De hecho, la Confederación Helvética estará representada por la presidenta del Consejo Federal, la Sra. Doris Leuthard y el embajador suizo ante la Santa Sede, François Kammer; mientras por parte del Ejército helvético asistirá a la ceremonia el Jefe del Estado Mayor de conducta, Peter Stutz. Las manifestaciones se concluirán con un concierto ofrecido por la banda musical de Uzwil mañana, 7 de mayo, a las cuatro y media de la tarde, en el Patio de Honor de la Guardia Suiza.

En su homilía, el cardenal Tarcisio Bertone, saludó de modo especial a los treinta nuevos alabarderos que hoy pronunciarán su juramento de “servir fiel, leal y honorablemente al Sumo Pontífice, sacrificando, si es necesario, también la vida”. Y añadió que la Guardia Suiza Pontificia se caracteriza por la disponibilidad de sus componentes de estar al servicio del Papa, para proveer a la particular custodia de su persona. “Se trata –dijo– de una voluntad que vosotros, queridos guardias suizos, habéis expresado en cuanto cristianos, es decir, motivados por el amor por Cristo y por la Iglesia”.

“Por esto –afirmó el cardenal Secretario de Estado– estamos aquí reunidos en la celebración eucarística: para pronunciar nuestro agradecimiento al Señor por vuestra generosidad”. Y les manifestó el afecto de todos los presentes y su gratitud, a la vez que agradeció, con ellos, a la Divina Providencia que los ha llamado, y los llama, a pertenecer a este histórico Cuerpo y a dar continuidad a su labor. “Por vosotros, queridos amigos, y por los difuntos de la Guardia Suiza Pontificia –dijo el cardenal Bertone– ofrezco de modo especial esta Eucaristía, haciendo mías vuestras intenciones de oración”.

Después de recordar que la liturgia de hoy se coloca en el Tiempo de Pascua, período en que nuestro corazón es invitado a alegrarse por la Resurrección de Jesús; tiempo de júbilo y de oración asidua en la invocación del Espíritu Santo, primer don a los creyentes; el cardenal Secretario de Estado reafirmó, a los queridos amigos de la Guardia Suiza, que el suyo es “un servicio cualificado y apreciado”, que exige “entrega y seriedad”. Por tanto, además de exhortarlos a ser fieles al empeño que han asumido o que están a punto de asumir, invocó del Señor para ellos la ayuda de su Gracia, a fin de que puedan perseverar en esta tarea tan importante y delicada, hasta el cumplimiento de su misión.

Y concluyó expresando su deseo de que sea para ellos de apoyo y de aliciente también el reconocimiento del Santo Padre, quien le encargó que les manifestara su grata participación. “Que os acompañe y os asista la intercesión de vuestros santos patronos: san Martín, san Sebastián y san Nicolás de Flüe. Y que María Santísima, que ha custodiado al Unigénito Hijo de Dios en su seno, os ayude a ser auténticos hijos de la Iglesia, y os proteja en el servicio al Sucesor de Pedro”.







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