Treinta nuevos guardias suizos en el día en que se recuerda el sacrificio de 1527
Jueves, 6 may (RV).- La Guardia Suiza Pontificia recuerda hoy el sacrificio de 147
soldados de este cuerpo que perecieron durante el saqueo de Roma de 1527, defendiendo
al Papa Clemente VII. En el ámbito de la conmemoración, esta mañana a las 7,30 el
Cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado, celebró la Eucaristía en la Basílica
Vaticana, ante la presencia de los miembros de la Guardia, sus familiares y amigos,
con la animación litúrgica del coro de Mels.
Posteriormente, en el patio
de Honor del Barrio Suizo de la Ciudad del Vaticano, tuvo lugar la conmemoración de
los caídos. Y tras la deposición de una corona de laurel ante el monumento de los
guardias asesinados, el arzobispo Fernando Filoni, Sustituto de la Secretaria de Estado,
confirió las condecoraciones a algunos miembros del Cuero. Por la tarde, a partir
de las cinco, se llevará a cabo la ceremonia de juramento, en el Patio de San Dámaso
del Palacio Apostólico.
De este modo, los treinta nuevos guardias suizos,
junto al Mayor William Kloter, prestarán solemne juramento sobre la bandera del Cuerpo,
ante el arzobispo Filoni y diversos cardenales, obispos y otras personalidades de
la Curia, así como representantes de las delegaciones diplomáticas acreditadas ante
la Santa Sede y el Gobierno cantonal de San Gallo. De hecho, la Confederación Helvética
estará representada por la presidenta del Consejo Federal, la Sra. Doris Leuthard
y el embajador suizo ante la Santa Sede, François Kammer; mientras por parte del Ejército
helvético asistirá a la ceremonia el Jefe del Estado Mayor de conducta, Peter Stutz.
Las manifestaciones se concluirán con un concierto ofrecido por la banda musical de
Uzwil mañana, 7 de mayo, a las cuatro y media de la tarde, en el Patio de Honor de
la Guardia Suiza.
En su homilía, el cardenal Tarcisio Bertone, saludó de modo
especial a los treinta nuevos alabarderos que hoy pronunciarán su juramento de “servir
fiel, leal y honorablemente al Sumo Pontífice, sacrificando, si es necesario, también
la vida”. Y añadió que la Guardia Suiza Pontificia se caracteriza por la disponibilidad
de sus componentes de estar al servicio del Papa, para proveer a la particular custodia
de su persona. “Se trata –dijo– de una voluntad que vosotros, queridos guardias suizos,
habéis expresado en cuanto cristianos, es decir, motivados por el amor por Cristo
y por la Iglesia”.
“Por esto –afirmó el cardenal Secretario de Estado– estamos
aquí reunidos en la celebración eucarística: para pronunciar nuestro agradecimiento
al Señor por vuestra generosidad”. Y les manifestó el afecto de todos los presentes
y su gratitud, a la vez que agradeció, con ellos, a la Divina Providencia que los
ha llamado, y los llama, a pertenecer a este histórico Cuerpo y a dar continuidad
a su labor. “Por vosotros, queridos amigos, y por los difuntos de la Guardia Suiza
Pontificia –dijo el cardenal Bertone– ofrezco de modo especial esta Eucaristía, haciendo
mías vuestras intenciones de oración”.
Después de recordar que la liturgia
de hoy se coloca en el Tiempo de Pascua, período en que nuestro corazón es invitado
a alegrarse por la Resurrección de Jesús; tiempo de júbilo y de oración asidua en
la invocación del Espíritu Santo, primer don a los creyentes; el cardenal Secretario
de Estado reafirmó, a los queridos amigos de la Guardia Suiza, que el suyo es “un
servicio cualificado y apreciado”, que exige “entrega y seriedad”. Por tanto, además
de exhortarlos a ser fieles al empeño que han asumido o que están a punto de asumir,
invocó del Señor para ellos la ayuda de su Gracia, a fin de que puedan perseverar
en esta tarea tan importante y delicada, hasta el cumplimiento de su misión.
Y
concluyó expresando su deseo de que sea para ellos de apoyo y de aliciente también
el reconocimiento del Santo Padre, quien le encargó que les manifestara su grata participación.
“Que os acompañe y os asista la intercesión de vuestros santos patronos: san Martín,
san Sebastián y san Nicolás de Flüe. Y que María Santísima, que ha custodiado al Unigénito
Hijo de Dios en su seno, os ayude a ser auténticos hijos de la Iglesia, y os proteja
en el servicio al Sucesor de Pedro”.