Jueves, 29 abr (RV).- A las 18.43
del 19 de abril de 2005, el cardenal protodiacono Jorge Arturo Medina Estévez, anunciaba
–tras la fumata blanca de una hora antes- la elección del cónclave del cardenal Joseph
Ratzinger como sucesor de Pedro. El 24 de abril de 2005 se celebró la Santa Misa con
la imposición del Palio y la entrega del Anillo de Pescador, dando inicio el ministerio
Petrino de Benedicto XVI.
Cinco años después de este acontecimiento, son numerosas
las iniciativas que están celebrando para recordar este aniversario. Precisamente
esta tarde se ha celebrado un concierto en honor del Papa ofrecido por la República
italiana en el día de su patrona santa Caterina de Siena. El concierto, en el que
se han tocado piezas de Mozart y Beethoven, ha estado dirigido por el maestro Nicola
Paszkowski.
Aquel 24 de abril de 2005 el Papa saludó diciendo: “¡Queridos amigos!,
en este momento mi verdadero programa de gobierno es no hacer mi voluntad, no seguir
mis propias ideas, sino de ponerme, junto con toda la Iglesia, a la escucha de la
palabra y de la voluntad del Señor y dejarme conducir por Él, de tal modo que sea
él mismo quien conduzca a la Iglesia en esta hora de nuestra historia”.
En
aquel momento Benedicto XVI sólo quiso pedir que oraran por él, “para que aprenda
a amar cada vez más al Señor, rogad por mí, para que aprenda a querer cada vez más
a su rebaño, a vosotros, a la Santa Iglesia, a cada uno de vosotros, tanto personal
como comunitariamente. Rogad por mí, para que, por miedo, no huya ante los lobos.
Roguemos unos por otros para que sea el Señor quien nos lleve y nosotros aprendamos
a llevarnos unos a otros”.
Días antes de estas palabras, el 20 de abril, cuando
celebró la misa de conclusión del Cónclave, la primera celebración eucarística de
Benedicto XVI en la Capilla Sixtina, en la que concelebraron los 114 cardenales que
le eligieron como el 264 sucesor de San Pedro, el Papa recordó la figura de su predecesor,
que ha estado muy presente a lo largo de estos cuatro años de pontificado, siguiendo
sus pasos en muchos casos, como durante las Jornadas Mundiales de la Juventud.
“Juan
Pablo II nos ha dejado una Iglesia, más valiente, más libre y más joven –evocó Benedicto
XVI- Una Iglesia que mira con serenidad el pasado y no tiene miedo del futuro”. “Con
el gran jubileo ha entrado en el nuevo milenio llevando en las manos el Evangelio,
a través de la autorizada lectura del Concilio Vaticano Segundo. También, yo, sucesor
de Pedro –exclamó Benedicto XVI- quiero afirmar con fuerza, la decidida voluntad de
proseguir en el compromiso de llevar a la práctica el Concilio Vaticano II, igual
que mis predecesores y en la fiel continuidad de la bimilenaria tradición de la Iglesia”
.