Audiencia general: el Papa exhorta a donarse totalmente a los más necesitados “con
la profunda convicción de que no es posible ejercitar la caridad sin vivir en Cristo
y en la Iglesia”
Miércoles, 28 abr (RV).- Benedicto XVI en su catequesis de la audiencia general de
esta mañana en la plaza de san Pedro ha pedido a los fieles que recen para que los
sacerdotes "continúen entregándose con alegría y fidelidad" a la misión "que se les
ha confiado".
El “don total de la vida a los más pobres, a los más necesitados,
a los últimos”, pero “en la profunda convicción de que no es posible ejercitar la
caridad sin vivir en Dios y en la Iglesia”. Este es el ejemplo que el Santo Padre
ha indicado, hablando de “dos sacerdotes de Turín: san Leonardo Murialdo y san José
Benito Cottolengo. El Papa ha recorrido su vida ejemplar a través de la manifestación
de sus obras apostólicas, subrayando las grandes iniciativas a favor de los más necesitados.
Por
lo que se refiere a don Cottolengo, fundador de la Pequeña Casa de la Divina Providencia,
el Pontífice ha recordado que este domingo, durante su visita a Turín en ocasión de
la ostensión de la Sábana Santa, ''tendrá' modo de venerar los restos mortales de
este santo y encontrar los huéspedes de la casa''. La memoria de san Leonardo Murialdo
ha sido, en cambio, muy aplaudida por los cerca de 1.300 participantes a la peregrinación
promovida en el 110 aniversario de su muerte, presentes en la audiencia general.
En
el marco del Año Santo Sacerdotal, el Papa ha recordado asimismo la obra del religioso
español, José Tous Soler, beatificado el pasado domingo y a quien el Papa ha puesto
como ejemplo a seguir.
Este ha sido el resuman que de su catequesis ha hecho
en español Benedicto XVI para los fieles de nuestra lengua presentes en la plaza de
san Pedro:
Queridos
hermanos y hermanas: Deseo hoy hablar de dos sacerdotes que
vivieron su ministerio entregados totalmente a los más pobres y que supieron encontrar
en su relación con Dios la fuente de su acción, con la convicción además de que no
se puede ejercer la caridad sin vivir en Cristo y en la Iglesia. San Leonardo Murialdo,
tras superar una profunda crisis espiritual, se hizo sacerdote y fundó la Congregación
de San José, cuyo fin era la educación de la juventud pobre. El amor misericordioso
de Dios es el núcleo central de la espiritualidad de san Leonardo. Ante la grandeza
de la misión del sacerdote, como continuador de la obra de la redención de Cristo,
recordaba a los presbíteros la responsabilidad de una vida coherente con el sacramento
recibido. San Juan Benito Cottolengo, por su parte, mostró desde joven una gran sensibilidad
hacia los pobres. Después de unos años de ministerio sacerdotal fructuoso, el encuentro
con una joven madre de cinco niños enferma, y a la que tuvo que asistir en su muerte,
cambió su vida. Fundó la obra denominada “Pequeña Casa de la Divina Providencia”,
para atender a los más necesitados. Saludo con afecto a los
peregrinos de lengua española, de modo particular a los miembros de la Congregación
fundada por el Beato José Tous y Soler, acompañados por el Cardenal Antonio Cañizares
y Monseñor Marcelo Arturo González, Obispo de Santa Clara, así como a los fieles venidos
de España, México y otros países latinoamericanos. Inspirados por el ejemplo de los
santos pastores, os invito a todos a seguir rezando por los sacerdotes, para que continúen
entregándose con alegría y fidelidad en el cumplimiento de la misión que se les ha
confiado. Muchas gracias. En italiano Benedicto XVI ha saludado a los participantes
en el ‘VII Seminario profesional de oficinas de comunicación la Iglesia’. Este encuentro
se está celebrando, en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, en Roma, y está
organizado por la Facultad de Comunicación Institucional de este ateneo, con el tema,
«Identidad y diálogo».
Como siempre el Santo Padre ha finalizado la audiencia
general dirigiéndose a los jóvenes a los enfermos y a los recién casados. “Que el
Señor resucitado llene con su amor el corazón de cada uno de vosotros, queridos jóvenes,
para que estéis preparados para seguirle con el entusiasmo y la alegría de vuestra
edad; que os sostenga a vosotros, queridos enfermos, la aceptación con serenidad el
peso cotidiano del sufrimiento y de la cruz; y os guíe a vosotros, queridos recién
casados, a fundar en la fiel donación recíproca, familias impregnadas por el perfume
de la santidad evangélica”.