El Papa se despide de los malteses y les exhorta a no permitir que su identidad cristiana
se vea comprometida por el indiferentismo o el relativismo
Domingo, 18 abr (RV).- La breve ceremonia de despedida en el aeropuerto de Luqa fue
ocasión nuevamente para que Benedicto XVI recordara que Malta, en su incansable tarea
en el diálogo y la cooperación internacional, lleva consigo el testimonio de los
valores cristianos que han formado su identidad, en la unidad, el respeto y la solidaridad
que son la base de su vida social y política. De allí la exhortación del Papa a mantener
firmes estos valores inspirados en la fe católica, brújula en la búsqueda de un auténtico
desarrollo integral.
“El tesoro de la enseñanza social de la Iglesia inspirará
y guiará estos esfuerzos. Nunca dejéis que vuestra verdadera identidad se vea comprometida
por el indiferentismo o el relativismo. Sed siempre fieles a la enseñanza de san Pablo,
que os exhorta: “Velad, manteneos firmes en la fe, sed hombres, sed fuertes. Haced
todo con amor” (1 Co 16,13-14)”.
El reconocimiento del Papa a un pueblo plasmado
profundamente por el Evangelio predicado por san Pablo fue también un llamamiento
a asumir las responsabilidades que derivan de esa identidad cristiana, promoviendo
sus valores que “ofrecen una visión clara de la dignidad humana, así como del origen
y destino común del género humano”.
“Sed un ejemplo, aquí o en otras partes,
de una vida cristiana dinámica. Sentiros orgullosos de vuestra vocación cristiana
y mantened con esmero vuestra herencia religiosa y cultural. Mirad al futuro con esperanza,
con profundo respeto por la creación de Dios, con reverencia por la vida humana y
gran estima por el matrimonio y la integridad de la familia. Kunu wlied denji ta’
San Pawl! [Sed dignos hijos e hijas de san Pablo]”.
Tal como lo hiciera poco
antes de pisar la tierra maltesa, el Pontífice reiteró que el desafío que representa
la acogida de prófugos, de inmigrantes que huyen de situaciones de violencia y persecución,
o buscan mejores condiciones de vida en Europa haciendo puente en Malta, no puede
ser resuelto por un solo país.
“Soy consciente de las dificultades que puede
causar el acoger a un gran número de personas, dificultades que no puede resolver
por sí sólo un país de primer destino. Al mismo tiempo, confío también en que, teniendo
en cuenta sus raíces cristianas y su larga y reconocida historia de acogida de los
extranjeros, Malta tratará, con la ayuda de otros Estados y de las Organizaciones
internacionales, de socorrer a los que llegan y asegurar que sus derechos sean respetados”.
El
Papa dio gracias al Señor por haberle dado la oportunidad de visitar la isla, a las
autoridades civiles y religiosas agradeció su cordialidad y generosidad y a los fieles
malteses su entusiasmo y la fidelidad a su identidad cristiana. Y en maltés les dijo:
“Muchas gracias y que Dios os bendiga”(Grazzi ħafna, il-Bambin iberikkom! )
DISCURSO
COMPLETO
Señor Presidente, Excelencias, Señoras y Señores
Ha
llegado el momento en el tengo que decir adiós a Malta. Doy gracias a Dios por la
oportunidad que me ha dado de encontrar a muchos de vosotros y de visitar esta hermosa
isla. Agradezco al Presidente sus corteses palabras y os agradezco a todos que me
hayáis dispensado una bienvenida tan entusiasta y generosa. Este viaje me hado ocasión
de apreciar más profundamente cómo el Evangelio predicado por san Pablo ha plasmado
la identidad espiritual del pueblo maltés. En el momento de dejaros, permitidme que
os aliente una vez más a ser profundamente conscientes de vuestra identidad, y a asumir
las responsabilidades que se derivan de ella, sobre todo promoviendo los valores del
Evangelio, que os ofrecen una visión clara de la dignidad humana, así como del origen
y destino común del género humano.
Sed un ejemplo, aquí o en otras
partes, de una vida cristiana dinámica. Sentiros orgullosos de vuestra vocación cristiana
y mantened con esmero vuestra herencia religiosa y cultural. Mirad al futuro con esperanza,
con profundo respeto por la creación de Dios, con reverencia por la vida humana y
gran estima por el matrimonio y la integridad de la familia. Kunu wlied denji ta’
San Pawl! [Sed dignos hijos e hijas de san Pablo].
Por su posición
geográfica en el corazón del Mediterráneo, muchos inmigrantes llegan a las costas
de Malta; unos que huyen de situaciones de violencia y persecución, otros en busca
de mejores condiciones de vida. Soy conciente de las dificultades que puede causar
el acoger a un gran número de personas, dificultades que no puede resolver por sí
sólo un país de primer destino. Al mismo tiempo, confío también en que, teniendo en
cuenta sus raíces cristianas y su larga y reconocida historia de acogida de los extranjeros,
Malta tratará, con la ayuda de otros Estados y de las Organizaciones internacionales,
de socorrer a los que llegan y asegurar que sus derechos sean respetados.
Estos
nobles objetivos dependen de una incansable dedicación a la tarea, llena de desafíos,
del diálogo y la cooperación con las comunidades internacionales y europeas, foros
importantes en los que Malta lleva el testimonio de los valores cristianos que han
ayudado a formar su identidad. La unidad, la solidaridad y el respeto recíproco están
en la base de vuestra vida social y política. Estos valores, inspirados en vuestra
fe católica, son la brújula que os guiará en la búsqueda de un auténtico desarrollo
integral. El tesoro de la enseñanza social de la Iglesia inspirará y guiará estos
esfuerzos. Nunca dejéis que vuestra verdadera identidad se vea comprometida por el
indiferentismo o el relativismo. Sed siempre fieles a la enseñanza de san Pablo, que
os exhorta: “Velad, manteneos firmes en la fe, sed hombres, sed fuertes. Haced todo
con amor” (1 Co 16,13-14). Grazzi ħafna, il-Bambin iberikkom! [Muchas gracias y que
Dios os bendiga].