2010-04-18 20:07:48

El Papa se despide de los malteses y les exhorta a no permitir que su identidad cristiana se vea comprometida por el indiferentismo o el relativismo


Domingo, 18 abr (RV).- La breve ceremonia de despedida en el aeropuerto de Luqa fue ocasión nuevamente para que Benedicto XVI recordara que Malta, en su incansable tarea en el diálogo y la cooperación internacional, lleva consigo el testimonio de los valores cristianos que han formado su identidad, en la unidad, el respeto y la solidaridad que son la base de su vida social y política. De allí la exhortación del Papa a mantener firmes estos valores inspirados en la fe católica, brújula en la búsqueda de un auténtico desarrollo integral.

“El tesoro de la enseñanza social de la Iglesia inspirará y guiará estos esfuerzos. Nunca dejéis que vuestra verdadera identidad se vea comprometida por el indiferentismo o el relativismo. Sed siempre fieles a la enseñanza de san Pablo, que os exhorta: “Velad, manteneos firmes en la fe, sed hombres, sed fuertes. Haced todo con amor” (1 Co 16,13-14)”.

El reconocimiento del Papa a un pueblo plasmado profundamente por el Evangelio predicado por san Pablo fue también un llamamiento a asumir las responsabilidades que derivan de esa identidad cristiana, promoviendo sus valores que “ofrecen una visión clara de la dignidad humana, así como del origen y destino común del género humano”.

“Sed un ejemplo, aquí o en otras partes, de una vida cristiana dinámica. Sentiros orgullosos de vuestra vocación cristiana y mantened con esmero vuestra herencia religiosa y cultural. Mirad al futuro con esperanza, con profundo respeto por la creación de Dios, con reverencia por la vida humana y gran estima por el matrimonio y la integridad de la familia. Kunu wlied denji ta’ San Pawl! [Sed dignos hijos e hijas de san Pablo]”.

Tal como lo hiciera poco antes de pisar la tierra maltesa, el Pontífice reiteró que el desafío que representa la acogida de prófugos, de inmigrantes que huyen de situaciones de violencia y persecución, o buscan mejores condiciones de vida en Europa haciendo puente en Malta, no puede ser resuelto por un solo país.

“Soy consciente de las dificultades que puede causar el acoger a un gran número de personas, dificultades que no puede resolver por sí sólo un país de primer destino. Al mismo tiempo, confío también en que, teniendo en cuenta sus raíces cristianas y su larga y reconocida historia de acogida de los extranjeros, Malta tratará, con la ayuda de otros Estados y de las Organizaciones internacionales, de socorrer a los que llegan y asegurar que sus derechos sean respetados”.

El Papa dio gracias al Señor por haberle dado la oportunidad de visitar la isla, a las autoridades civiles y religiosas agradeció su cordialidad y generosidad y a los fieles malteses su entusiasmo y la fidelidad a su identidad cristiana. Y en maltés les dijo: “Muchas gracias y que Dios os bendiga”(Grazzi ħafna, il-Bambin iberikkom! )



DISCURSO COMPLETO 

Señor Presidente, Excelencias, Señoras y Señores

Ha llegado el momento en el tengo que decir adiós a Malta. Doy gracias a Dios por la oportunidad que me ha dado de encontrar a muchos de vosotros y de visitar esta hermosa isla. Agradezco al Presidente sus corteses palabras y os agradezco a todos que me hayáis dispensado una bienvenida tan entusiasta y generosa. Este viaje me hado ocasión de apreciar más profundamente cómo el Evangelio predicado por san Pablo ha plasmado la identidad espiritual del pueblo maltés. En el momento de dejaros, permitidme que os aliente una vez más a ser profundamente conscientes de vuestra identidad, y a asumir las responsabilidades que se derivan de ella, sobre todo promoviendo los valores del Evangelio, que os ofrecen una visión clara de la dignidad humana, así como del origen y destino común del género humano.

Sed un ejemplo, aquí o en otras partes, de una vida cristiana dinámica. Sentiros orgullosos de vuestra vocación cristiana y mantened con esmero vuestra herencia religiosa y cultural. Mirad al futuro con esperanza, con profundo respeto por la creación de Dios, con reverencia por la vida humana y gran estima por el matrimonio y la integridad de la familia. Kunu wlied denji ta’ San Pawl! [Sed dignos hijos e hijas de san Pablo].

Por su posición geográfica en el corazón del Mediterráneo, muchos inmigrantes llegan a las costas de Malta; unos que huyen de situaciones de violencia y persecución, otros en busca de mejores condiciones de vida. Soy conciente de las dificultades que puede causar el acoger a un gran número de personas, dificultades que no puede resolver por sí sólo un país de primer destino. Al mismo tiempo, confío también en que, teniendo en cuenta sus raíces cristianas y su larga y reconocida historia de acogida de los extranjeros, Malta tratará, con la ayuda de otros Estados y de las Organizaciones internacionales, de socorrer a los que llegan y asegurar que sus derechos sean respetados.

Estos nobles objetivos dependen de una incansable dedicación a la tarea, llena de desafíos, del diálogo y la cooperación con las comunidades internacionales y europeas, foros importantes en los que Malta lleva el testimonio de los valores cristianos que han ayudado a formar su identidad. La unidad, la solidaridad y el respeto recíproco están en la base de vuestra vida social y política. Estos valores, inspirados en vuestra fe católica, son la brújula que os guiará en la búsqueda de un auténtico desarrollo integral. El tesoro de la enseñanza social de la Iglesia inspirará y guiará estos esfuerzos. Nunca dejéis que vuestra verdadera identidad se vea comprometida por el indiferentismo o el relativismo. Sed siempre fieles a la enseñanza de san Pablo, que os exhorta: “Velad, manteneos firmes en la fe, sed hombres, sed fuertes. Haced todo con amor” (1 Co 16,13-14). Grazzi ħafna, il-Bambin iberikkom! [Muchas gracias y que Dios os bendiga]. 








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