Sábado, 17 abr (RV).- Malta se prepara a
recibir como en un día de fiesta a Benedicto XVI, en su primer viaje pastoral a la
isla mediterránea. “Tenemos que ir a dar en una isla”. Así reza el lema del viaje
extraído de los versículos de los Hechos de los Apóstoles, que hacen referencia al
naufragio de san Pablo hace 1950 años. El Pontífice, 10 meses después de terminar
el Año Santo Paulino, proclamado por él mismo, viene como peregrino a conmemorar este
aniversario, que para Malta ha sido una ocasión providencial de su evangelización.
El avión del Papa está previsto que aterrice en el aeropuerto de Luqa en torno
a las 5 de la tarde. Es un viaje corto de 26 horas, prácticamente una jornada distribuida
ente sábado y domingo. Pero será una visita intensa llena de acontecimientos.
Ya
esta misma tarde, tras su alocución de bienvenida en el aeropuerto, el Papa será agasajado
con todos los honores por el presidente del país, George Abela, en el Palacio de los
Grades Maestros, de la Valeta. Luego, se trasladará al santuario de San Pablo en Rabat.
En el mismo lugar de la cueva-prisión donde vivió el apóstol de los gentiles los tres
meses que estuvo en la isla, el Papa rezará como lo hizo antes de él Juan Pablo II.
En
la plaza de Rabat, el Papa se encontrará oficialmente por primera vez con la población
y con los misioneros malteses que han dedicado su vida, como Pablo, a esparcir la
semilla del Evangelio.
Durante toda su estancia, Benedicto XVI se trasladará
en papamóvil en sus desplazamientos por la isla, un detalle que explica el interés
por el Papa, al que los malteses quieren demostrar su fervoroso amor en estos momentos
de gran necesidad para él y para la Iglesia. Los otros escenarios en los que hablará
el Papa también han sido ultimados: el gran altar donde mañana Benedicto XVI presidirá
la santa misa en la plaza de los antiguos Graneros, delante mismo de la iglesia de
san Publio, y el muelle del puerto en el que encontrará a miles de los jóvenes.
“La isla de Malta es una roca que aflora del mar”. El contenido de esta frase
de Juan Pablo II ilustra la finalidad de la visita a un país de larga tradición cristiana,
que ha mantenido siempre encendida la llama de la fe. Eduardo Rubió. RV. Malta.
El
canciller de la Curia de Malta y ex secretario de Nunciatura con algunos años vividos
en la de Madrid, el maltés Mons. Lawrence Gatt, ha sido entrevistado por Eduardo Rubió.
En primer lugar manifiesta, ante nuestros micrófonos, la gozosa bienvenida con que
se espera a Benedicto XVI:
En el marco
de este viaje apostólico, Eduardo Rubió ha entrevistado también al padre Joseph Cassar,
director del centro Servicio de los Jesuitas para los Refugiados (JRS), en Malta.
Centro que, con la ayuda de voluntarios comprometidos, guía a los refugiados en el
plano sanitario, jurídico y laboral. Más que acogida, les aconsejan y defienden de
eventuales percances y asechanzas:
Viaje
del Papa a Malta: la Iglesia de Malta
Sábado, 17 abr (RV).- Con la sabiduría que
dan los años, Malta, la primera nación cristiana de Occidente y actualmente sin duda
una de las primeras en conservar el antiguo fervor cristiano, con el que Pablo la
bautizó, espera serena, inmersa en un silencio de gran sobriedad, discreción y afecto
la llegada del Papa.
Las 365 iglesias que se levantan en las tres islas del
archipiélago (una para cada día del año, de las que se ufanan orgullosos los malteses)
es una demostración en el tiempo que testimonia la solidez de la fe cristiana.
Son
pocas las horas en la isla, que coincidirán con el fin del quinto año de pontificado
de Benedicto XVI.
Para el Papa, profesor teólogo, este es el décimo cuarto
viaje internacional, el octavo en Europa, el primero de 2010.
Un viaje quizá
menor, pero intenso y lleno de aquel calor y afecto antiguos, que la peregrinación
del Papa necesita.
Por ejemplo, 5 mil niños, en un acto fuera de programa,
felicitarán por su cumpleaños al Sano Padre entonado una canción poco después de su
llegada. O la participación, con las típicas embarcaciones de colores, con la que
muchos marineros acompañaran al Papa, en su navegación desde Kalkara a la Valeta,
emulando el naufragio de Pablo y la acogida de Malta.
“El catolicismo en la
isla es aún bastante fuerte. Mas de 90% de los malteses se declaran católicos y más
del 52 % de la población participa regularmente a la misa dominial, aunque desafortunadamente
-dice, el arzobispo Paul Cremona-, en los últimos diez años se ha registrado una reducción
de un 10%”.
El sentimiento religioso, como hemos podido observar visitando
la isla es recio y la presencia de la Iglesia se ha reforzado sobre todo en las instituciones.
En las escuelas católicas en las que estudia un tercio de a la población infantil,
los institutos para discapacitados, ancianos y minusválidos, el más antiguo se llama
Casa de la Misericordia, o las estructuras de ayuda a los jóvenes en dificultad.
El
mayor desafío para la iglesia dice el arzobispo Mons. Cremona es la dificultad de
“transmitir nuestra fe en una sociedad distinta de aquella de hace 3o o 40 años”.
Como
hizo dos veces antes el siervo de Dios Juan Pablo II, en 1990 y 2001, Benedicto XVI,
viene a la isla para insuflar a la pequeña, pero fiel comunidad cristiana nuevo aliento,
una nueva dirección para ayudar a definir el futuro de esta pequeña iglesia, con la
fuerza que viene de la fe y de la esperanza en Dios, en un mundo que está cambiando.
Eduardo Rubió. RV. Malta.
Malta espera al Papa con los brazos
abiertos
Viernes, 16 abr (RV).- Mañana el Santo Padre emprende el XIV
viaje apostólico internacional de su Pontificado, que le lleva a Malta, en el 1950
aniversario del naufragio de san Pablo. Más información de nuestro enviado especial
Eduardo Rubió: Siguiendo
las huellas de San Pablo, la barca de Pedro se dispone a amarrar al abrigo de la isla
de Malta, en un mar en tempestad. "Ante las críticas del mundo que hablan de nuestros
pecados", el Papa viene a solicitar “la valentía, el gozo, la gran esperanza de la
vida eterna, que es la verdadera vida de la que proviene la luz que ilumina este mundo”.
Como hizo el Apóstol, acogido en estas tierras hace 1950 años, tras un naufragio,
Benedicto XVI, que hoy cumple 83 años, viene a evangelizar en un clima que no es de
los mejores. “El camino es tumultuoso”, ha dicho el director de la Oficina de prensa
de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, pero “la Iglesia quiere afrontarlo con
transparencia, diálogo y claridad". A este respecto, no se excluye, a pesar
del limitado tiempo de la visita, un encuentro del Papa con las víctimas de abusos
por parte de religiosos, que no figuraba en el programa previsto. Benedicto
XVI está preocupado, pero sereno a la vez: la serenidad de la verdad que hace libres.
Llega a Malta con humildad, con la “penitencia necesaria para renovarnos, para cambiar
y transformar", obediente a Dios, pero opuesto a la “dictadura del conformismo”. Y
Malta, país con una larga tradición de acogida y de amistad, lo espera con los brazos
abiertos. Será “una ocasión importante -ha dicho Benedicto XVI- para reflexionar en
profundidad en la fe cristiana”. “No queremos una Iglesia cerrada”, han dicho por
su parte los obispos, que han invitado a los fieles a “escuchar con atención el mensaje
del Pontífice, sin miedo a los desafíos, en la continua busca del mensaje de Cristo”.
El presidente de Malta, George Abela, que esta mañana ha visitado los estudios
de RV ha dicho “que es un momento difícil para la Iglesia, pero que es feliz de poder
ofrecer un remanso de paz al Santo Padre, en una isla orgullosa de sus raíces cristianas.
Benedicto XVI viene, pues, a reforzar en la fe, a renovar espiritualmente
las raíces cristianas paulinas. Tres son los lugares en los
que el Pontífice se encontrará con los malteses: la gruta de san Pablo, donde según
la tradición, el apóstol estuvo prisionero y desde donde fundó las primeras comunidades
cristianas de la isla; Floriana, en cuya plaza central el Santo Padre presidirá la
Santa Misa, el domingo, y finalmente y el Waterfront, el gran muelle de La Valeta,
ubicado en una de las rías naturales de la isla, en donde tendrá lugar el último gran
encuentro con los jóvenes. Recordando la estancia de Pablo en la isla, el
Papa sin duda hablará en sus discursos de emigración y hospitalidad, siendo Malta
una de los lugares clave en el Mediterráneo, teatro de desembarcos de extranjeros
clandestinos proveniente de África. “Es necesario eliminar los prejuicios -ha dicho
el arzobispo de Malta, Paul Cremona- debe ser conservado aquel sentimiento de apertura
hacia la diversidad con el que los habitantes de Malta acogieron al náufrago San Pablo”. Eduardo
Rubió. RV. Malta.