2010-04-16 16:27:46

Benedicto XVI agradece a la Fundación Papal su ayuda a los países en desarrollo, mediante la educación de los futuros líderes de la Iglesia y el apoyo a los misioneros


Viernes, 16 abr (RV).- La Iglesia – en la santidad y en la caridad -está llamada a testimoniar siempre a Cristo, que con su resurrección nos dice que el mal nunca tiene la última palabra, el amor es más fuerte que la muerte, que nuestro futuro, y el futuro de la humanidad, está en las manos de un Dios providente y fiel.

Benedicto XVI ha recibido en audiencia a los miembros de la Fundación Papal, cuya misión es ofrecer ayuda para las obras de caridad que más apremian al corazón del Sucesor de Pedro y que, cada año peregrinan a Roma por estas fechas, en que la Iglesia celebra la Resurrección del Señor y su victoria gloriosa sobre la muerte. En su cordial bienvenida, el Pontífice ha recordado que hace un año, tuvo la gracia de visitar Tierra Santa y de rezar ante la tumba vacía del Señor:


RealAudioMP3 «Allí, evocando el testimonio del Apóstol Pedro, proclamé que ‘Cristo, resucitando a nueva vida, nos enseñó que el mal nunca tiene la última palabra, que el amor es más fuerte que la muerte, que nuestro futuro, y el futuro de la humanidad, está en las manos de un Dios providente y fiel’. (Palabras en la Iglesia del Santo Sepulcro, 15 de mayo de 2009). En cada tiempo y lugar, la Iglesia está llamada a proclamar este mensaje de esperanza y a confirmar esta verdad, por medio de su testimonio activo de santidad y caridad».

Junto con su profunda gratitud por los generosos esfuerzos que esta Fundación Papal ofrece a los hermanos y hermanas en los países en vías de desarrollo, cubriendo las necesidades en todo lo que concierne a la educación de los futuros líderes de la Iglesia y sosteniendo a los misioneros, en tantas diócesis en todo el mundo, Benedicto XVI ha invitado a rezar:


RealAudioMP3 «En estos días os pido que recéis por las necesidades de la Iglesia universal, implorando una renovada efusión de los dones de santidad, unidad y celo misionero del Espíritu sobre el Pueblo de Dios».

El Santo Padre ha concluido sus palabras de saludo y agradecimiento encomendando a los miembros de la Fundación Papal y a sus familiares a la «amorosa intercesión de María, Madre de la Iglesia», y con su Bendición Apostólica, en la «alegría y paz de Jesús nuestro Señor Resucitado».








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