El arzobispo de Cracovia recuerda la figura de Juan Pablo II
Martes, 30 mar (RV).- El Papa ha recibido esta mañana en audiencia al Card. Stanisław
Dziwisz, arzobispo de Cracovia, quien fue secretario personal del Venerable Siervo
de Dios Juan Pablo II, y que ayer participó en la celebración, que con motivo del
V aniversario del fallecimiento del Papa Wojtyla, Benedicto XVI presidió – ayer Lunes
Santo - en el altar de la Confesión, en la Basílica de San Pedro.
Benedicto
XVI explicó, al iniciar su homilía, que celebraba la eucaristía precisamente ayer,
porque el día del aniversario del fallecimiento de Juan Pablo II es el 2 de abril,
y este año será Viernes Santo. De todos modos, dijo que estamos en la Semana Santa
que es un “contexto muy propicio para el recogimiento y la oración, en el que la
Liturgia nos hace revivir más intensamente las últimas jornadas de la vida terrena
de Jesús”.
En una entrevista concedida a la prensa italiana el cardenal Dziwisz
señala que el Papa Wojtyla “era un hombre normal, totalmente inmerso en Dios. Para
mí Karol es ya santo”. También el arzobispo de Cracovia destaca que la memoria de
Juan Pablo II perdura y aumenta en el tiempo junto con su fama de santo, “y no sólo
en Polonia, sino también en Italia y en América Latina, así como por doquier”. De
hecho el cardenal Dziwisz recuerda que hace poco asistió a un congreso en Bogotá,
Colombia, donde se profundizó sobre su magisterio.
Ante la pregunta acerca
de cuándo será beatificado, el cardenal arzobispo de Cracovia recuerda que se debe
esperar la decisión del Papa a quien agradece que haya firmado el decreto sobre sus
"virtudes heroicas”, que fueron publicadas en diciembre del año pasado, mientras ahora
se espera el reconocimiento del milagro. “Mientras tanto –añade- la espera es un tiempo
favorable para asimilar su herencia”. Porque “mientras los peritos lo estudian, todos
nosotros podemos hacerlo en profundidad. Comprenderlo donde aún no lo hemos comprendido".
Y concluye afirmando: "Me he dado cuenta –observando como lo ven los demás- que también
yo debo comprender mejor su espiritualidad. Él era al mismo tiempo un hombre totalmente
normal, y un hombre totalmente inmerso en Dios: es éste el punto que debe comprender
uno como yo que estaba cada día dentro de aquella normalidad".