2010-03-26 14:31:39

Ante más de 70 mil jóvenes, Benedicto XVI subraya la importancia de la renuncia y la necesidad de encontrar la fortaleza para afrontar elecciones comprometidas


Viernes, 26 mar (RV).-Benedicto XVI ponderó ayer la importancia de la renuncia y la forma de encontrar la fuerza para afrontar las elecciones valerosas. Ante más de 70 mil jóvenes de Roma, el Lacio y otras zonas de Italia, el Santo Padre respondió a las preguntas de algunos de ellos ayer por la tarde en la Plaza de san Pedro en el vigésimo quinto aniversario de la Jornada Mundial de la Juventud, instituida por Juan Pablo II en 1985.



Este encuentro, también en vista de la próxima Jornada Mundial de la Juventud que este año se celebrará a nivel diocesano el Domingo de Ramos, fue una gran fiesta juvenil con el Pontífice, con cantos, testimonios y la presencia de la Cruz de las Jornadas Mundiales de la Juventud y el icono de María Salus Populi Romani, recibidas entre las antorchas de los jóvenes a su entrada en la plaza.



El encuentro del Pontífice con los jóvenes se articuló en una selección de preguntas e inquietudes de los participantes a las que el Papa respondió de forma exhaustiva. Hablando de las necesarias renuncias que hay que hacer a lo largo de nuestras vidas, Benedicto XVI respondió que su belleza radica en su razón de ser. Una palabra dura, como las definió el Papa; “las renuncias son bellas si tienen una razón y si ésta justifica las dificultades de la renuncia”. Y para ilustrar sus palabras, el Papa retomó la explicación de san Pablo en el contexto de las olimpiadas y los atletas participantes.



“Para conseguir la medalla, los atletas deben someterse a una disciplina muy dura, deben renunciar a muchas cosas, deben ejercitarse en el deporte que practican y hacer grandes sacrificios y renuncias porque tienen una motivación que vale la pena. Aunque quizás al final no se encuentren entre los vencedores, siempre es hermoso haberse disciplinado a si mismos y haber sido capaces de hacer estas cosas con una cierta perfección”. De igual forma –explicó el Papa- este símil del deporte puede aplicarse a los demás ámbitos de la vida.



“No se puede alcanzar una vida profesional buena sin renuncias, sin una preparación adecuada que siempre exige una disciplina y renuncias específicas. De igual forma en el arte y en todos los ámbitos de la vida. Todos comprendemos que para alcanzar un objetivo, tanto profesional como deportivo, artístico o cultural debemos hacer renuncias, aprender para continuar adelante”.



De hecho, como subrayó el Pontífice “el arte de vivir, de ser uno mismo, el arte de ser hombre exige renuncias, y las verdaderas, las que nos ayudan a encontrar el camino de la vida, el arte de la vida, nos las indica la Palabra de Dios y nos ayudan a no caer en el abismo de la droga, del alcohol, de la esclavitud del sexo, el dinero y la pereza”. Todas estas cosas, que en un principio aparecen como acciones de libertad, en realidad son el inicio de una esclavitud cada vez más insuperable. “Conseguir renunciar a la tentación del momento –enfatizó el Papa- continuar adelante hace el bien crea la verdadera libertad y hace preciosa la vida”.



Hablando de la vida eterna, Benedicto XVI recomendó también a los jóvenes no tirar sus vidas, vivirlas en profundidad, no viviendo únicamente para sí mismos, y no vivir al día, sino vivir realmente la vida en su riqueza y totalidad.



“De esta forma, cada uno de vosotros, encontrará en su vida las diversas posibilidades: comprometerse en el voluntariado, en una comunidad de oración, en un movimiento, en las acciones de su parroquia, en la propia profesión. Encontrar la propia vocación y vivirla en cada lugar es importante y fundamental, ya sea un gran científico o un campesino. Todo es importante a los ojos de Dios: es hermoso si se vive en profundidad con ese amor que realmente redime el mundo”.



Antes del discurso del Papa se recorrieron idealmente las Jornadas Mundiales de la Juventud con las músicas del coro diocesano y de la orquesta de Mons. Marco Frisina. Fue en 1985 cuando Juan Pablo II convocó la primera Jornada mundial de la Juventud en Roma. De aquí siguieron Buenos Aires, Santiago de Compostela, Czestochowa, Denver y así sucesivamente hasta Sidney, en Australia en 2008. Para recorres estos 25 años de vida se alternaron también distintos testimonios de personas que habían participado en primera persona.



Uno de los testimonios estaba formado por una pareja, ella española y él italiano que se conocieron en el 85 en Roma y que hoy forman una familia con cinco hijos. También ofreció su testimonio Beatrice Fazi, que tras un periodo de alejamiento de la fe, en el año 2000 y tras constatar la llegada a Roma de jóvenes provenientes de todo el mundo, volvió a acercarse a la iglesia que la condujo, a través de un recorrido de fe, a casarse y ser hoy madre de tres hijos.








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