2010-03-03 16:48:00

Benedicto XVI recomienda a los cristianos del III milenio inspirarse en la antigua regla franciscana de ''pobreza, castidad y obediencia'' y buscar apasionadamente a Cristo


Miércoles, 3 mar (RV).- ''Pobreza, castidad y obediencia'', la antigua regla franciscana, debe inspirar también hoy a “los cristianos del Tercer milenio” llamados a “buscar apasionadamente a Cristo” y a “confirmarse totalmente a Él”, testimoniando de este modo que el Evangelio es “manantial de alegría y perfección”.

Son palabras de Benedicto XVI en su catequesis de la Audiencia General que ha dedicado hoy al padre de la Iglesia, San Buenaventura, franciscano y teólogo del siglo XIII, de cuyos libros y documentos se había ocupado ya el Papa en algunos estudios durante su juventud.

El Santo Padre citando después a su predecesor Juan Pablo II y en particular su carta apostólica para el Jubileo del 2000 ''Tertio millennio adveniente'' ha subrayado como ''ayer, hoy y siempre'', las enseñanzas de san Francisco y su ''amor vivo'' por Cristo deban inspirar a todo cristiano.

Este ha sido el resumen de su catequesis que ha hecho en español Benedicto XVI para los fieles de nuestra lengua presentes en el Aula Pablo VI del Vaticano. RealAudioMP3



Queridos hermanos y hermanas:

En la catequesis de hoy quiero detenerme en la figura de San Buenaventura, que me es especialmente grata por los estudios que realicé sobre él durante mi juventud. Nació en Bagnoregio, en el Lacio, en mil doscientos diecisiete, recibiendo el nombre de Juan. Siendo muy joven, una grave enfermedad lo conduce a las puertas de la muerte. Su madre lo encomendó a San Francisco de Asís, y Juan sanó. Este hecho marcará toda su vida.

Durante su época de formación en París, decide ingresar en un convento franciscano y toma el nombre de Buenaventura. En los primeros años de vida religiosa amplió sus estudios, destacando por su conocimiento de la Sagrada Escritura, de las Sentencias de Pedro Lombardo y de los más importantes teólogos de la época. Se dedicó durante un tiempo a la enseñanza en la universidad parisina, pero tuvo que renunciar porque fue elegido Ministro General de su Orden. Se entregó en cuerpo y alma a esta labor, intentando aunar las diversas concepciones que existían entre los miles de hermanos sobre el carisma franciscano. Para ello escribió la Legenda Maior, que es reconocida como la biografía más documentada de San Francisco de Asís.

Casi al final de su vida, el Papa Gregorio X lo consagra Obispo y lo nombra Cardenal, encargándole la preparación del Concilio de Lión, que trataría sobre la reunificación de la Iglesia Latina y Griega. Buenaventura murió durante su celebración, a la edad de cincuenta y siete años.

Saludo a los fieles de lengua española, en particular a las Religiosas Franciscanas de Madrid, a los jóvenes provenientes de Valencia, Granada y Madrid, a los miembros de la Asociación Católica de Propagandistas, así como a los grupos venidos de España y Latinoamérica. Recojamos la herencia de este Santo Doctor de la Iglesia, hombre de acción y contemplación, de profunda piedad y de gran prudencia en el gobierno, que con su ejemplo nos recuerda la centralidad del Evangelio en la vida del cristiano. Muchas gracias.

Como siempre antes de terminar la Audiencia General, el pensamiento del Papa se ha dirigido a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados.

Queridos jóvenes, preparaos a afrontar las etapas de la vida, fundamentando cada proyecto vuestro sobre la fidelidad en Dios y en los hermanos. Queridos enfermos, ofrecer vuestros sufrimientos al Padre celestial en unión a las de Cristo, para contribuir a la construcción del reino de Dios. Y a vosotros, queridos recién casados, sabed edificar cotidianamente vuestra familia en la escucha de Dios, en el fiel y recíproco amor.








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