Benedicto XVI recomienda a los cristianos del III milenio inspirarse en la antigua
regla franciscana de ''pobreza, castidad y obediencia'' y buscar apasionadamente a
Cristo
Miércoles, 3 mar (RV).- ''Pobreza, castidad y obediencia'', la antigua regla franciscana,
debe inspirar también hoy a “los cristianos del Tercer milenio” llamados a “buscar
apasionadamente a Cristo” y a “confirmarse totalmente a Él”, testimoniando de este
modo que el Evangelio es “manantial de alegría y perfección”.
Son palabras
de Benedicto XVI en su catequesis de la Audiencia General que ha dedicado hoy al padre
de la Iglesia, San Buenaventura, franciscano y teólogo del siglo XIII, de cuyos libros
y documentos se había ocupado ya el Papa en algunos estudios durante su juventud.
El
Santo Padre citando después a su predecesor Juan Pablo II y en particular su carta
apostólica para el Jubileo del 2000 ''Tertio millennio adveniente'' ha subrayado
como ''ayer, hoy y siempre'', las enseñanzas de san Francisco y su ''amor vivo'' por
Cristo deban inspirar a todo cristiano.
Este ha sido el resumen de su catequesis
que ha hecho en español Benedicto XVI para los fieles de nuestra lengua presentes
en el Aula Pablo VI del Vaticano.
Queridos
hermanos y hermanas:
En la catequesis de hoy quiero detenerme en la
figura de San Buenaventura, que me es especialmente grata por los estudios que realicé
sobre él durante mi juventud. Nació en Bagnoregio, en el Lacio, en mil doscientos
diecisiete, recibiendo el nombre de Juan. Siendo muy joven, una grave enfermedad lo
conduce a las puertas de la muerte. Su madre lo encomendó a San Francisco de Asís,
y Juan sanó. Este hecho marcará toda su vida.
Durante su época de formación
en París, decide ingresar en un convento franciscano y toma el nombre de Buenaventura.
En los primeros años de vida religiosa amplió sus estudios, destacando por su conocimiento
de la Sagrada Escritura, de las Sentencias de Pedro Lombardo y de los más importantes
teólogos de la época. Se dedicó durante un tiempo a la enseñanza en la universidad
parisina, pero tuvo que renunciar porque fue elegido Ministro General de su Orden.
Se entregó en cuerpo y alma a esta labor, intentando aunar las diversas concepciones
que existían entre los miles de hermanos sobre el carisma franciscano. Para ello escribió
la Legenda Maior, que es reconocida como la biografía más documentada de San Francisco
de Asís.
Casi al final de su vida, el Papa Gregorio X lo consagra Obispo
y lo nombra Cardenal, encargándole la preparación del Concilio de Lión, que trataría
sobre la reunificación de la Iglesia Latina y Griega. Buenaventura murió durante su
celebración, a la edad de cincuenta y siete años.
Saludo a los fieles
de lengua española, en particular a las Religiosas Franciscanas de Madrid, a los jóvenes
provenientes de Valencia, Granada y Madrid, a los miembros de la Asociación Católica
de Propagandistas, así como a los grupos venidos de España y Latinoamérica. Recojamos
la herencia de este Santo Doctor de la Iglesia, hombre de acción y contemplación,
de profunda piedad y de gran prudencia en el gobierno, que con su ejemplo nos recuerda
la centralidad del Evangelio en la vida del cristiano. Muchas gracias.
Como
siempre antes de terminar la Audiencia General, el pensamiento del Papa se ha dirigido
a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados.
Queridos jóvenes, preparaos
a afrontar las etapas de la vida, fundamentando cada proyecto vuestro sobre la fidelidad
en Dios y en los hermanos. Queridos enfermos, ofrecer vuestros sufrimientos al Padre
celestial en unión a las de Cristo, para contribuir a la construcción del reino de
Dios. Y a vosotros, queridos recién casados, sabed edificar cotidianamente vuestra
familia en la escucha de Dios, en el fiel y recíproco amor.